De alguna manera u otra, la vida de Luis González siempre estuvo rodeada de caballos. De niño los corría en su pueblo natal de Juncos, hasta que quiso tomar clases de equitación para aprender a cabalgar formalmente. Costeaba las clases a través del recogido y venta de latas de aluminio pues su familia no tenía dinero. De adolescente tuvo la oportunidad de ser maestro de equitación para niños pequeños, labor que realizó por varios años, hasta que en 2009 se enfrentó a situaciones que lo llevaron a tomar la decisión de ser el primero en dedicarse al rescate y rehabilitación de caballos. Así fue como por amor y necesidad creó la Fundación Horse and Ponys, santuario de 180 cuerdas en el pueblo de Yabucoa en el que hoy no solo viven caballos, sino un sinnúmero de animales de granja a los que Luis se dedica en cuerpo y alma para ofrecerles una vida digna. A continuación, la entrevista que le hicimos a Luis en su versión editada y condensada. GDE: Anterior a tu fundación Horse and Ponys, ¿cómo nació ese amor con los animales? LG: En mi familia siempre hubo animales de granja por mi abuela, que en paz descanse. Ella fue quien me enseñó ese amor por los animales. Yo no tuve bicicleta, mi primer caballo lo tuve como a los ochos años. Entonces pertenecí al grupo de caballos 4-H con Coral Pérez, agrónoma que en aquel tiempo organizó el primer campamento de caballos, que no se había hecho en Puerto Rico. En 4-H cogí una charla de equitación y me interesé. Dije: “no quiero ser uno más en la comunidad que corre caballo al garete, quiero pulirme.” De ahí salí a coger clases de equitación que para aquel tiempo costaban 10 dólares. Recogía latas de aluminio de camino a la escuela, las escondía, y cuando salía recogía más y se las daba a mi abuela para que se las vendiera al que compraba aluminio porque no vengo de una familia pudiente. Así empezó mi vida, pero siempre amé los caballos. A los 18 años entré a una escuela de equitación en Trujillo Alto que ya no existe. Ahí los maestros grandes de Puerto Rico entraban a dar básico y yo entré directamente a avanzado. Daba clases por 20 dólares, de ocho de la mañana a una de la tarde. Tenía mucho tacto, trabajaba con niños pequeños con los que nadie quiere trabajar; los maestros prefieren trabajar con niños de 11 en adelante. Entonces los sacaba a competir, ganaban y les ayudaba a ganar esa confianza. En un momento dado me llevaron a una niña que decían que tenía autismo, pero lo que tenía era timidez aguda; ahora canta y toca piano. La habían botado de otras escuelas porque no hablaba, pero yo no necesitaba que me hablara, necesitaba que hiciera el trabajo y se entendiera con el caballo. En cuatro meses fue campeona a nivel isla. Allí, como yo no venía de una familia del deporte, me dieron mucho de codo. Tenía que limpiar jaulas, fui ayudante de muchos maestros hasta que un día uno de los padres me dijo: “Luis, tú eres el que prepara al niño, el que lo pule. El maestro sólo le da coaching en la competencia y es quien se lleva el crédito. Pero reconocemos que eres el que hace el trabajo, el que empieza con el niño desde cero. ¿Por qué no te independizas?” Le dije que eso no estaba en mis planes, que lo que quería era seguir adquiriendo experiencia y que le debía respeto a la persona que me contrató. Entonces un día un grupo de padres me dijo que me tenía una sorpresa. Me llevaron a Aguas Buenas y me dijeron que querían que montara una escuela para darles clases privadas a sus hijos y familiares. “Nosotros ponemos el lugar, los caballos y todo.” Les dije que me dejaran pensarlo y luego cambió la administración de la escuela, no me sentía a gusto y me fui. Así fue como en el 2000 comencé en la Escuela de Equitación San Gerardo. GDE: ¿Cómo nació Horse and Ponys? LG: Una vez me fui a Estados Unidos en busca del sueño americano al igual que muchos puertorriqueños, pero no era para mí pues vengo de trabajar con animales en una finca. Cuando regresé, que fue para 2009, dije: “Dios, ponme donde sea útil con lo que sé.” Como a los dos días me llamó un amigo y me dijo que había encontrado una yegua tirada en la carretera 30 y las dependencias del gobierno decían que no tenían manera de trabajar eso. Fui y lo ayudé, por cierto, la yegua aún está viva. Entonces él me dijo: “¿Por qué no haces un sitio para ayudar a los caballos en Puerto Rico?” Le dije lo que cuesta rehabilitar caballos. No es lo mismo un kennel donde cargas un perrito. Pero me quedé con la inquietud. En ese momento no quería dar clases de equitación, quería devolverles a los caballos todo lo que hicieron por mí. Hice una búsqueda de lo que era el rescate en Puerto Rico. Para ese tiempo solamente había una fundación, pero quería hacer algo que las personas pudieran vivir lo que vivimos los que ayudamos a los caballos, que los niños pudieran ayudar, tener unas instalaciones. Pero según mi investigación, el gobierno decía que era costoso tener un santuario. Tampoco tenía pensado hacer una fundación sino hacerlo más privado. Nos dimos a la tarea de comenzar por incorporar el nombre y hacer todos los procesos legales. Yo sin dinero, pero eso no me limitó a soñar pues lo último que se pierde es la fe. Anterior a eso y soñando con un santuario hice un vídeo en el que los animales hablaban, decían: “queremos un santuario.” Los otros días lo encontré. En realidad soñar no cuesta nada y lo último que se pierde es la fe pues lo logré. Empecé en el 2010 con la fundación. Comencé a trabajar mucho en el anonimato porque en aquel entonces no estaba preparado para hacer esto en todo Puerto Rico porque no tenía una instalación como la quería y el transporte que tenía también era limitado. No me gustan los reconocimientos porque siempre dije que los reconocimientos son para coger polvo en las paredes. Me encanta el trabajo, paso situaciones que ni las divulgo en las redes sociales. La burocracia del gobierno es enorme y en cuestión de caballos es bien complicado. Entonces aquí todo el mundo cree que todo lo tiene que resolver el gobierno y no es así, porque el caballo que llegó a la calle no fue por culpa del gobierno sino por un dueño irresponsable. GDE: ¿Dónde fue la primera instalación? LG: Empecé en Las Piedras con mil metros. Luego alquilé una propiedad con ocho cuerdas en Juncos. Ahí fue que empezó como que el boom porque la gente comenzó a comentar lo que hacía. Pero los primeros años fueron muy difíciles porque en el ambiente de rescate de animales hay mucha prepotencia y orgullo. GDE: ¿Cómo ha crecido tu proyecto desde 2010? ¿Cuántos caballos y otros animales tienes en tu santuario? LG: Hemos visto un aumento porque son muchas las personas que se han ido de Puerto Rico y después de María más. Ahora casi todos los municipios tienen el mismo problema: no tienen fondos para trabajar la situación. Desde el principio todo lo costeaba, y en parte lo sigo haciendo porque la ayuda es limitada para animales de granja. Dependo de lo que la gente done y de lo que se recoge de la entrada del público al santuario. Dentro de la finca tenemos una cafetería, casas de brinco, carrusel eléctrico, juegos para los niños y vendemos souvenirs. Al principio no cobrábamos la entrada, la persona solo compraba la bolsita de alimento, pero con el aumento de los animales ya no podíamos subsistir; ahora solamente cobramos dos dólares la entrada. En el santuario hay 168 animales en 140 cuerdas de terreno; el 80 por ciento de la finca está hecho con material reciclado. Además de caballos tenemos conejos, tortugas, burros, una vaca enana, ovejas, cabras, gallinas, pavos… También tenemos una batería de 20 caballos que toda la semana están sueltos y se recogen el sábado por la mañana para paseos de 25 minutos por la finca. En cuanto a adopción, las cabras, ovejas, burros y vacas no están para adopción porque son animales que se pueden consumir y queremos evitar eso. Sí se pueden adoptar caballos con la excepción de algunos que significan mucho para mí. Aparte de eso, tengo otros caballos que pertenecían a personas que convalecían con cáncer o alguna enfermedad terminal y antes de morir me pidieron que me quedara con sus caballos y cumplo esa palabra. También somos centro de práctica de algunas universidades. Eso también nos ayuda porque el maestro puede venir a dar la clase aquí con mis animales y también me ayuda con los casos médicos. También nos visitan voluntarios de universidades de Estados Unidos. GDE: ¿Cuentas con la ayuda de voluntarios? LG: Mi mano derecha es Vionette Estrada, técnica veterinaria y quien administra las redes y mi agenda; también se encarga de todo lo médico. También tengo a Luis Santiago que lleva diez años conmigo, y un grupo de voluntarios fijos que ayudan los fines de semana. En la semana solamente trabajamos dos personas. GDE: Sé que este tipo de operación de rescate de animales es sumamente costoso. ¿Cuánto dinero se necesita para alimentar a todos esos animales y que estén saludables? LG: Si empezamos con el pago de la finca, son 850 cincuenta dólares mensuales que tengo que buscar porque sin instalaciones los animales no tienen casa. En alimentación y cuido se van sobre 700 dólares semanales, sin contar si uno se enferma. Aunque no tenemos veterinarios fijos, nunca me faltan. Lo que siempre necesitamos es ayuda para alimentación y gastos de operación. GDE: Si una persona tiene un animal del que tiene que salir por x o y razón y te llama, ¿cómo es el proceso? LG: Se evalúa porque si tiene una condición médica que ni en un santuario tiene calidad de vida, no le extendería el sufrimiento. Cuando tengo un caballo con una pata rota y al que hay que eutanizar, a veces la gente me dice: “todo el tiempo es eutanizar, ¿y el día que tú caigas en una cama, que te rompas un pie...? El segundo corazón del caballo son las patas. Cuando el caballo pisa, la sangre bombea nuevamente al corazón y eso la gente no lo entiende. Eutanizar no es capricho, es terminar con el sufrimiento de ese animal. GDE: ¿Algunos proyectos o iniciativas nuevas en las que trabaje la organización? LG: Recientemente hicimos una alianza con una psicóloga que se especializa en terapia con animales. Las terapias empezarán ahora en enero, pero serán distintas porque serán con animales de granja y no con perros en una oficina. Empezaremos con niños y serán directamente en la granja, en el espacio natural de los animales. Lo bonito de esto es que estarán en una granja con animales especiales. Les llamo así porque muchos de mis animales tienen condiciones, ya sea porque fueron desechados por criadores porque no tenían las cualidades que buscaban en el animal. Proyectos siempre tengo. Tengo que hacer jaulas para recoger los animales porque no los puedo tener en libertad. Una vez me robaron 27 animales de terapia. Otro de los proyectos grandes es que abriremos un parque cerca del río que tendrá gazebos, inflables, un área para paseos a caballo, un playground abierto de cabras. Esperamos que esté listo para febrero. GDE: ¿Qué consejo quisieras compartirle a la ciudadanía para ayudar con la misión? ¿Cómo pueden facilitarles el trabajo? LG: Con llegar aquí a visitarme me ayudan y a todos los animales. Estamos en el Barrio Guayabota, Sector el 20, Carretera 181, km. 14 en Yabucoa. Para el público en general, abrimos los sábados y domingos de 11:00 am a 5:00 pm, y a las 9:00 am para los voluntarios que tengan ganas de trabajar. La Ñapita: Descríbete con tres palabras: soy bien serio en mis cosas, inteligente y tengo un corazón bien grande. Una frase o palabra que te gusta mucho: sonrisa. Voy a las escuelas a dar charlas y veo a los niños sonreír y eso para mí… Cuando sientes que pierdes el enfoque o la inspiración temporeramente, ¿qué haces? No soy de llorar, pero me bajan lágrimas, eso me desahoga. En años recientes, ¿qué nueva creencia, comportamiento o práctica mejoró considerablemente tu vida? Recientemente perdí dos familiares bien cercanos y eso me ayudó a darme cuenta de que tenemos que valorar la vida y vivir los momentos porque no sabemos cuando no estaremos aquí. ¿Cómo se llamaría la película de tu vida? “Horse and Ponys” Un puertorriqueñ@ que admires: bueno, no era puertorriqueño, pero amó esta tierra como si lo fuera, Tony Croatto. Para mí ese hombre era de otro mundo. ¿Qué es lo más grande que trajeron los animales a tu vida? Satisfacción. Que se puede cuando muchos te dicen que no. Tranquilidad y paz pues vivía una vida bien ajetreada. No sé, hay algo emocionante en verlos rehabilitarse, en ver una oveja parir frente a ti, ver que los animales te reconocen, que saben que tú eres el que los ayudas, alimentas y cuidas; eso no tiene precio. ¿Qué te inspira? Mientras la humanidad siga maltratando a los animales y siga viendo casos en las calles voy a seguir, es lo que me inspira a seguir porque si paro no sé qué será de ellos. Obviamente no es que vea el maltrato como algo positivo, pero es lo que me impulsa a seguir. ¿Cómo te relajas? En la finca, escuchando el río que baja. Quisieras que te recordaran por: lo que hice en vida. Lo único que pido es que la fundación no muera. Sigue a Horse and Ponys en las redes sociales: Facebook: @horseandponysinc Instagram: @horseandponys01 Twitter: @HorseandPonys01 YouTube: Horse and Ponys Inc *Horse and Ponys necesita ayuda para continuar con su importante labor. Puedes donar a través de su página de Facebook; ATH Móvil (787)295-6995, o PayPal: [email protected]. Además, puedes visitar el santuario y hacer tu donación monetaria, de materiales o alimentos.
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Con una extensa trayectoria en el área de rescate de animales y 26 años al mando de Save a Sato, Gloria Martí es sinónimo de ángel para esta vulnerable población. Su filosofía de no virar la cara y enfrentar situaciones de crueldad contra los animales la llevó a dedicarse de lleno a esta ardua labor. El albergue de Save a Sato, organización dedicada a minimizar el sufrimiento de los animales realengos y abusados, es hogar de 160 perros y 78 gatos a los que Gloria atiende de sol a sol. Sin embargo, este trabajo lo hace con amor incondicional pues según ella, lo que recibe de los animales es mucho más. Aunque hay mucho trabajo por hacer, su determinación y fortaleza le proveen el empuje necesario para continuar hacia delante y proveerles una mejor vida a los animales sin hogar. A continuación, la entrevista que le hicimos a Gloria en su versión editada y condensada.
GDE: Gloria ¿en qué momento de tu vida descubriste tu pasión por los animales? GM: Vengo de una familia que recogía a los animales, pero era, por ejemplo, si encontraban una perra recién parida en la calle mi papá se llevaba un perrito. Pero una vez se enfermaba terminaba otra vez en la calle. Querían a los perros, pero no te hablo de ese amor de quedarse con ellos. Yo sí ayudaba a los animales, pero la manera en que entré de lleno en esto fue por una vergüenza que pasé. Un vecino maltrataba a los animales y cogió un gatito, lo tiró contra el piso y le rompió una patita. El gatito estaba grave y yo no sabía qué hacer. Esto fue en los años setenta. Tenía una vecina que tenía animalitos y empezamos a buscar información y ella consiguió un grupo que se llamaba Animal Rescue, de Marta López, y se comunicó con ella. Nos enviaron a un especialista en Bayamón y me quedé bruta porque lo pagaron todo y el gatito se salvó. En agradecimiento, le dije a Marta que quería ayudarla porque soy de las personas que si me ayudan siento que quedo en deuda. Ella me invitó a una reunión de su grupo y cuando llegué había 40 personas. Ahí fue que pasé la vergüenza. Me empezaron a presentar a las personas, había como cinco o seis españoles, como tres o cuatro alemanes, como dos de Ecuador y así seguían presentándose y no había nadie de Puerto Rico. Entonces me dio tanta vergüenza que hice un compromiso de pertenecer y ayudar. Ahí fue que entré de lleno en el rescate de animales y me convertí en la mano derecha de Marta. GDE: Con Save A Sato llevas más de 26 años, ¿cómo se dio esa oportunidad? GM: Luego de trabajar con Marta López me enteré de que en el albergue de San Juan se cometía mucha crueldad con los animales. Dije: “pues quiero trabajar ahí.” Yo no viro la cara, trato de enfrentar el problema. Entonces me dieron un trabajo por contrato en el albergue y ahí estuve cuatro años. Aquello fue un desastre. Vi la crueldad más grande, la manera en que mataban a los animales, cómo entregaban sábanas con 100 perros muertos, animales sanos, gatos por montones… Pero gracias a Dios y peleando se arregló aquello. Botaron a muchos empleados y el albergue pasó a manos de la Universidad de Puerto Rico Recinto de Ciencias Médicas. Aunque no dejaron de sacrificarlos, lo hacen, pero ahora es más humano, ahora el animal tiene una muerte piadosa. Pero no los van a dejar de sacrificar porque eso es problema de la gente, no del gobierno. Este problema se debe a la falta de esterilización. Pues durante esos cuatro años conocí a las personas que luego fundarían Save A Sato, como a Karen Fehrenbach, que era bien protectora de animales y fue quien hizo las conexiones para enviarlos a Estados Unidos. Como tenían que hacer un escogido de los animalitos que no podían enviar a Estados Unidos, los llevaban al albergue. Yo trabajaba en el albergue, pero también los ayudaba. Cuando venció mi contrato, empecé de lleno con Save A Sato. Mi familia tenía un área en la parte trasera de la casa y le pedimos que nos permitieran hacer unas jaulitas para acomodar a los animales. Mi hermana me lo permitió y ahí fue que empezó Save A Sato. Empezamos con varios animales y ahora tenemos 160 perros y 78 gatos. GDE: ¿Esos son los que tiene la organización para adopción? GM: No, también tenemos gente que provee “foster homes” o albergues temporeros. Tenemos alrededor de 30 personas que hacen fostering y cada una tiene 20, 30, 100 animales. A esas personas Save A Sato las ayuda. Tenemos un ejército detrás de nosotros y no le cobramos un centavo a nadie. GDE: ¿Cómo es un día típico en tu vida? GM: (Se ríe) Primero que todo me acuesto tardísimo, tres, cuatro de la mañana porque de noche es que contesto las llamadas y mensajes porque no tengo tiempo en otro momento. Entonces me levanto como a las nueve y media, diez de la mañana y brego con los animales que tengo en casa, varios gatos y una perra. Luego me preparo un café y me siento en el teléfono por par de horas a contestar llamadas y mensajes; eso me toma casi medio día. Luego y con un solo café, salgo y voy a donde los perros en Save A Sato para empezar a bregar con ellos. Pero si antes me hacen una llamada de que hay un caso, de que hay que recoger algún animal herido, pues lo hago antes. Si no, pues llego hasta aquí y ese trabajo me toma un día entero. Alimento los perros, les doy agua, se limpian las jaulas, los perros salen, luego se limpian los gatos… Después de los gatos tengo unos gallos que son tan sinvergüenzas porque no pueden compartir las gallinas y pelean. Entonces tuve que coger gallitos heridos y ponerlos en jaulas porque si los suelto pelean. Les doy comida a los gallos. Tengo un vecino que tiene dos patos en la casa y no les da comida. Pues tengo que alimentarlos. Al frente de la casa tengo un montón de gatitos realengos y tengo que darles comida. A esos gatitos los estoy esterilizando poco a poco. Termino como a las ocho de la noche, quizás más tarde. Una vez termino de bregar con todos estos animales, que a veces no me da tiempo ni de comer y a veces como una vez al día, entonces brego con mi mamá que tiene cáncer y está bien delicada de salud. El albergue está en la casa de mi hermana que es de dos plantas, mi hermana vive arriba y mi mamá abajo con mi hermano. Pues voy un rato a donde mi mamá y si han cocinado, como. Estoy con mami un rato en lo que se baña; me dan las nueve o diez de la noche. Salgo y antes de llegar a mi casa, hago una ruta de 40 gatos callejeros porque no puedo recoger más gatos. Vivo en Hato Rey y son como 15 o 20 paradas dándoles comida a los gatos. Cuando llego a mi casa, hay como 20 gatos enfrente de mi casa a los que también les doy comida. Termino, entro a casa y atiendo a los míos. Luego cojo el teléfono y empiezo a contestar mensajes. Eso es un día, pero no tengo tiempo de quejarme. GDE: ¿Cuál es una de las mayores necesidades que enfrenta la organización? GM: Ahora mismo la necesidad que tenemos es pagar las deudas que tenemos con los veterinarios. Las entradas de dinero son tan pocas que no podemos pagar y eso nos limita a llevar animales porque las cuentas están cerradas. Entonces ese es uno de los problemas más grandes que tenemos. Además, la comida de los animales la pedimos en donaciones y si no nos donan tenemos que comprarla; el gasto mensual de comida es de $2,500. GDE: ¿Cómo ves la situación de los perros realengos hoy día en comparación con el momento en que comenzaste tu labor? GM: Bueno, antes éramos muy pocas las personas que bregábamos con esto de los animales. Ahora hay mucha más gente y en cuanto a la crueldad, era lo mismo antes pero no se publicaba. La situación ha mejorado, pero todavía estamos en pañales, nos falta mucho por aprender y mejorar. GDE: ¿Algunos proyectos o iniciativas nuevas en las que trabaje la organización? GM: Claro que sí. Te voy a contar. Uno de mis sueños de toda la vida y que ya es una realidad es que quería tener un albergue que sea modelo. Pues gracias a Dios, logramos que de las escuelas que cerraron en Puerto Rico nos donaran una que será la nueva casa de Save A Sato; ese es mi proyecto. Desde junio estoy arreglándola. Espero que para diciembre esté lista para mudar a los animales. Van a estar mucho mejor. Ese es el proyecto, una escuela completita para mí y un sueño hecho realidad. Ahora, necesitamos donativos para esto porque no tenemos el dinero. Tenemos que preparar jaulas y la escuela es enorme. Yo amo esto, amo la vida y le pido a Dios que me dé mucha salud porque tengo que terminar lo que hago, pero el día que no esté, cuando vean un animal en la calle, piensen que soy yo y recójanlo. GDE: ¿Qué consejo quisieras compartirle a la ciudadanía para ayudar con la misión de Save A Sato? ¿Cómo pueden facilitarles el trabajo? GM: Aquí hay una solución y es la esterilización, no hay más nada. La esterilización evita un montón de cosas, evita el maltrato, la sobrepoblación, los perros realengos en la calle. Al esterilizar una perra dejan de nacer miles y miles de animales. Hay que educar a la gente y a los niños porque a veces es bien difícil bregar con personas adultas que no van a cambiar. Esto tiene que ser con la nueva generación. Se tiene que esterilizar, punto; no hay más salida. La Ñapita: Descríbete con tres palabras: Soy una persona bien segura de mí misma, fuerte y determinada. Una frase o cita, tuya o de otra persona, que te gusta mucho: una de las cosas que siempre le digo a la gente es: “Confía en ti.” Cuando sientes que pierdes el enfoque o la inspiración temporeramente, ¿qué haces? Hay veces en que estoy con los animales y no me da el tiempo porque trabajo por reloj, y cuando estoy que ya no puedo, miro al cielo y digo: “Dios, dame unos patines, dame energía y ayúdame.” Pido perdón a los perros porque no me da el tiempo. Cuando voy de noche en la guagua saco una mano por fuera y digo: “Dios, dame energía porque la necesito.” Le pido mucho a Dios. En años recientes, ¿qué nueva creencia, comportamiento o práctica mejoró considerablemente tu vida? Lo de los animales cambió mi vida. Llevo casi 30 años sin comer carne y fue por las fotos y videos que vi, de la manera en que los mataban y cómo lloraban. Eso sí cambió mi vida de una manera bien drástica y no me arrepiento. Quisiera que hubiera pasado antes porque me siento culpable. Un puertorriqueñ@ que admires: A mis hijos los admiro. Tengo dos varones, Rafael de 44 y Ricardo de 41 y los admiro porque aprendieron mucho de mi, tienen unos sentimientos increíbles, me adoran y somos amigos. Mis hijos son algo bien grande mi vida. ¿Qué es lo más grande que trajeron los animales a tu vida? Padezco de depresión y los animales fueron los que me hicieron caer en tiempo porque me ayudan a no pensar. Vivo sola y ellos me ayudan a llenar ese vacío. No te exigen nada y te dan tanto; me ayudan mucho a estar bien emocionalmente. ¿Cómo te relajas? Aunque tú no lo creas, no tengo ni cinco minutos para relajarme, te lo juro. Para poder hacer esta entrevista tuve que colgar un montón de llamadas. Al que llega aquí les muestro una nota que escribí que dice: tengo una entrevista por teléfono. Honestamente, creo que el momento en que me relajo es cuando me siento un ratito a comer. Ahora, si voy en la guagua, si estoy en mi casa o en el albergue, saco un ratito para dar gracias a Dios, eso sí. Quisieras que te recordaran por: que me recuerden cuando vean un perro realengo en la calle. Sigue a Save A Sato en las redes sociales: Saveasato.org Facebook: @saveasato; Gloria Marti *Save A Sato necesita ayuda para continuar con su importante labor. Puedes donar a través de Saveasato.org Presidenta y fundadora de la organización sin fines de lucro Love4Satos Animal Rescue, Mareli Llorens no titubeó al responder a un inesperado llamado de salvar vidas, un perro a la vez. La misión de su organización se centra en el rescate y la rehabilitación de perros satos de la isla, y encontrarles hogares estables en los Estados Unidos. Sin embargo, según la oriunda de Guaynabo, aún queda mucho trabajo por hacer en términos de educación y concienciación para reducir significativamente el problema de los animales satos en Puerto Rico. A continuación, la entrevista que le hicimos a Mareli en su versión condensada y editada.
GDE: Hola Mareli, ¿cómo estás? ML: Todo bien, ¿y tú? GDE: Muy bien. Gracias por aceptar la invitación para conversar un rato. Mareli, ¿cuándo descubriste tu pasión por ayudar a los animales? ML: Pues mira, siempre tuve perritos pero este tema del rescate básicamente no lo planifiqué. Hace como cuatro o cinco años encontré unos perritos pequeños cerca de mi casa, que los veía cuando llevaba a mi nena al colegio y cuando regresaba les daba comida. Se lo comenté a mi nena que no los había visto y un viernes cuando la recogí del colegio y regresábamos a casa, los puppies estaban allí así que nos detuvimos. En lo que me bajé del carro, ya ella se había bajado, los había cogido y montado en el carro; ni preguntó. Me traje a esos dos perritos y no sabía qué iba a hacer con ellos porque ya tenía mis perros. Entonces eso me llevó a empezar a conocer un poco más acerca del rescate. Empecé a hablar con diferentes personas, a conocer gente en el ambiente de lo que es el rescate de animalitos, y a la verdad nos dio mucha satisfacción ese primer rescate que no fue planificado sino algo más casual que otra cosa. GDE: Háblame de cómo comenzó Love4Satos. ML: Antes de crear la organización, ya venía unos años trabajando de manera independiente en lo que es el rescate. Después ayudé a otra organización de unas amiguitas en Ponce por par de años. En el 2017 ya tenía los planes de crear la organización y casualmente la incorporé en septiembre de 2017, unos días antes del huracán María. En eso llegó el huracán y la historia ya todo el mundo la sabe. Básicamente, no fue hasta noviembre que hice público lo de la organización, que abrí la página en Facebook, etcétera. GDE: ¿Cuántas personas colaboran contigo en la organización? ML: Oficialmente somos tres: una amiga es la vicepresidenta, un gran amigo el tesorero y yo. Sin embargo, para nosotros funcionar realmente necesitamos el apoyo de mucha gente, especialmente de voluntarios, en la parte de lo que son los fosters u hogares temporeros. Somos tres los que dirigimos la organización pero no seríamos lo que somos ni hubiésemos llegado a donde estamos si no es por mucha otra gente que nos da la mano de diferentes maneras, ya sea como fosters, ayudan en un viaje, bañan a los perritos, los llevan al veterinario, etcétera. Son muchas las labores que hacemos en el día a día. GDE: ¿Cómo es el proceso desde que rescatan a un perro hasta que le consiguen hogar en Estados Unidos? ML: Hay un protocolo. Se rescata el perrito, muchas veces de la calle o en otras ocasiones se comunican personas que tienen una perrita o rescataron un perro y no lo pueden tener, pero la mayoría son rescates de la calle. Luego se hace una evaluación inicial para saber dónde está el perrito en términos de salud y se comienza de inmediato lo que es el protocolo: las vacunas, si tiene seis meses o más se esteriliza, se le hacen pruebas del gusano del corazón, y si tiene algún tipo de enfermedad se pone bajo tratamiento hasta que esté cien por ciento saludable. Un rescate está con nosotros un mínimo de dos meses. Puede ser más tiempo; todo depende de la salud. Una vez pasa el protocolo veterinario, se propone el perrito a algunos de los grupos de rescates con los que tenemos acuerdos en la parte noreste de los Estados Unidos. Se envían las fotos y perfiles y cada grupo elige dependiendo de lo que la gente de su área está buscando. Una vez aceptados en algún grupo de rescate, se pasa a la parte de coordinar el viaje. Se saca la fecha, se coordinan los preparativos antes del viaje con los voluntarios, y también con la parte en el exterior que es quién los recibe y transporta para ponerlos en adopción. Casi todos nuestros grupos de rescates en Estados Unidos también trabajan con fosters. Solamente tenemos uno que es un albergue en Maine, pero si los perritos son pequeñitos van a fosters aún cuando es un albergue. Te diría que usualmente en menos de una semana se adoptan porque una vez les envío el perfil del perro, ellos lo empiezan a promover en sus páginas de redes sociales y hacen eventos de adopción. Cuando el perro llega ya ellos han hecho parte de la labor, como las entrevistas a las personas que llenaron solicitud para algún perrito. GDE: Aproximadamente, ¿cuántos perros han rescatado? ML: Cerramos el 2018 con 545 perros. GDE: ¿Cómo ves el futuro de Love4Satos? ¿Qué retos enfrentan? ML: Nuestro plan es crecer y esto significa muchas cosas. Actualmente, tenemos seis o siete grupos de rescate en Estados Unidos que reciben nuestros perritos, así que ese es nuestro primer enfoque: conseguir grupos adicionales. En la medida en que tengamos más, podemos hacer el esfuerzo de rescatar más. Si en vez de viajar 50 o 60 perros al mes puedo viajar 75, entonces ya es secundario ir a buscar el apoyo económico que es el próximo paso, y el apoyo en términos de hogares temporeros para poder tener el perrito en algún lugar en lo que lo preparamos para el viaje. Es muy importante el apoyo económico para esterilizar, vacunar, viajar, todo eso tiene un costo y los hogares temporeros también. GDE: ¿Cuál es el costo por perro rescatado con todo su protocolo veterinario hasta que llega a Estados Unidos? ML: Es un promedio de 200 dólares. Nosotros utilizamos American Airlines Cargo que fue el más económico para viajar, pero recientemente y en tres ocasiones aumentaron los precios de los pasajes; ahora son 45 dólares más por jaula y eso es un impacto fuerte. Trabajamos con donativos de la gente que nos siguen en la página. No tenemos apoyo económico de parte del gobierno, contrario a lo que mucha gente piensa. GDE: ¿Qué es necesario para educar a la gente, a las comunidades, acerca de los animales y su cuidado? ML: Creo que la solución o gran parte de ésta es educar a los niños; hay que ir a la raíz. En Puerto Rico gran parte del problema es que los niños no están educados para ver a un animal con compasión y como un ser viviente, que si es tu mascota, es parte de tu familia. Es lamentable, pero es gran parte del problema. Aquí pueden ver a un puppy y pues lo quieren adoptar, o gran parte de la gente todavía compra animales, y cuando dejan de ser chiquitos y bonitos pues van para la calle o el albergue. Tampoco los esterilizan, que es otro problema. Si Puerto Rico tuviera un plan de educación en ese tema para los niños, te diría que entre 10 y 15 años el problema se minimizaría. GDE: Una persona que quiera adoptar un sato, ¿qué son algunas de las cosas que debe tener en mente? ML: Tiene que pensar que adoptar un sato, como cualquier otro animal, es un compromiso de 10 a 15 años. Por ejemplo, a las personas jóvenes, que están en la universidad, siempre les digo: tienes que pensar que te vas a graduar dentro unos años, ¿qué vas a hacer? ¿Sabes dónde vas a trabajar? ¿Dónde vas a vivir? Si te vas a mudar, si vas a viajar, si te vas a casar, si vas a tener hijos, ese perrito es parte de tu familia y tienes que planificar con él en mente. Entonces lo otro que también veo mucho es el aspecto de la planificación financiera. Si tienes un perrito, primero, hay unos gastos anuales de sus vacunas, etcétera, pero más que eso siempre tienes que pensar que puede surgir alguna emergencia y los gastos veterinarios de una emergencia pueden ser de dos, tres, cuatro mil dólares. Así que eso hay que ponerlo también dentro de la ecuación al momento de evaluar si vas a adoptar un perrito. La Ñapita: Descríbete con tres palabras: perfeccionista, enérgica y sincera Lugar del mundo: París Frase: “Adopta, no compres” Coleccionas... billetes y monedas Alguna obsesión o manía: a veces soy muy perfeccionista ¿Te gustaría conocer a? Ricky Martin ¿Qué lees o escuchas al momento? Leo un libro de energía solar ¿Qué te inspira? Salvar vidas Algo placentero para ti es: descansar un ratito ¿Cómo se llamaría la película de tu vida? “La rescatista de Guaynabo” Si existen las vidas pasadas, ¿que fuiste en otra vida? Gimnasta Un puertorriqueñ@ que admires: Ricky Martin y Luis Llorens Torres Quisieras aprender a: hacer velas ¿Cómo te relajas? Me siento a meditar ¿Qué te da esperanza? La gente buena Quisieras que te recordaran por: ser una buena persona y una buena influencia para los demás Sigue a Love4Satos en las redes sociales: Facebook: Love4Satos Twitter: @love4satos Instagram: love4satos Love4Satos Animal Rescue necesita de tu ayuda para continuar con su importante labor. 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Diciembre 2020
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