![]() Puede decirse que Ossie Antonetti le ha dedicado toda su vida al voleibol pues comenzó a practicar el deporte cuando tenía 11 años. Aunque jugó consistentemente en la escuela, cuando entró a la universidad pensó que quería ser dentista. Sin embargo, rápidamente entendió que su pasión residía en otra parte pues el deporte latía fuertemente en sus venas. Al graduarse de la universidad quiso aventurarse y se dirigió a Europa donde jugó por alrededor de nueve años en países como Francia, Suiza, Grecia y España. Como jugador profesional, Antonetti fue nueve veces campeón nacional. Luego de retirarse y con el propósito de prepararse como entrenador, se marchó a California donde fue campeón en la NCAA con la Universidad de BYU. En el 2018 Antonetti fue seleccionado para dirigir la selección nacional masculina de voleibol de Puerto Rico, oportunidad que según él ha sido muy enriquecedora y profunda, pues le permite afectar positivamente la juventud puertorriqueña. Ese ciclo está próximo a cerrarse, pero Ossie mantiene sus manos ocupadas. Desde hace cuatro años reside en Galicia, España, donde creó el proyecto Jóvenes Deportistas Boricuas (JDB) para orientar y ayudar a atletas jóvenes en el proceso de exposición y reclutamiento deportivo. A continuación, la entrevista que le hicimos a Ossie en su versión editada y condensada. GDE: Ossie, desde hace un tiempo vives en Galicia, España, ¿qué te inspiró a mudarte para allá? OA: El voleibol es un deporte que se juega más profesionalmente en Europa, no tanto en Estados Unidos pues no hay ligas profesionales. Entonces, cuando me gradué de la universidad a los 21 años, todavía tenía esta vena de joven y de jugador aventurero y decidí emprender en esta travesía en la que estuve como hasta los 30 años jugando en Europa. Luego también estuve en Estados Unidos cuando me retiré y me formé como entrenador. En una de las ocasiones en que estaba en ese vaivén profesional, la que es hoy mi esposa quedó embarazada de nuestro primer hijo y por situaciones laborales el chico nació en España. Entonces eso quizás nos dio esa cercanía con el país. En un momento decidimos traer a nuestro hijo para que hiciera un semestre en Galicia porque también tengo familia acá. Inicialmente solo íbamos a estar cinco meses; luego de dos semanas dije: sería chévere extender esto. Así que esos primeros cinco meses se convirtieron en estos años. GDE: Remontándonos al pasado ¿en qué momento dijiste “esto es lo que voy a hacer por el resto de mi vida, me voy a dedicar al voleibol”? OA: Quizás fue el timing. Me crié en una época en la que el voleibol tenía cierta historia y tuve la oportunidad de quizás sumergirme bastante joven en el deporte mientras se desarrollaba, tanto a nivel federativo como local. Simbólicamente estuve como metido ahí en los equipos nacionales de jóvenes de mi país, etcétera, etcétera. Luego me fui a Estados Unidos y mi equipo universitario tuvo éxito. Entré a la universidad por Biología pues quería ser dentista y tenía todo alineado para eso. Cuando fui a unas clases que eran tipo conversatorios, vi la atención de mis compañeros y cómo les brillaban sus ojos. Dije: “no puedo hacer esto porque a mí no me brillan así.” Entonces estudié Filosofía pensando que podría ser profesor. Pero cuando me gradué se me dio la oportunidad de venir a España y eso postergó la continuación de estudios. Esto es bien simbólico porque mientras tus panas se hacen abogados y doctores, tú estás sumergido en el deporte. Así fue hasta que, cuando me retiré de jugar, me fui a California para ser entrenador en la liga colegial de Estados Unidos. Allí estuve dos años, me formé, y de ahí me fui a Puerto Rico a entrenar y hacer proyectos deportivos. GDE: ¿Qué trajo el deporte a tu vida? OA: Creo que hay dos cosas: disciplina y salud. A uno le gusta relacionarse con gente que quizás piensa igual que uno en cuanto a salud se refiere. A la misma vez que a uno también le gusta estar con gente que persevera, que no se desanima cuando le dicen que no. Uno siempre se identifica con esas personas soñadoras y que están dispuestas a aplicarlo, no importa si les gusta o no el deporte. GDE: ¿Algún mentor durante tu camino? OA: Es difícil mencionar nombres porque creo que en todas las etapas hay personas que te tocan. Hay una persona que me influenció mucho y fue el profesor Israel García Lucca quien fue el entrenador de las selecciones nacionales de Puerto Rico. Esta persona donaba sus veranos y desinteresadamente quería el deporte, que eso no se ve hoy en día. Ese profesor creo que fue el detonante de decir: pues mira, con este deporte te puedes identificar, crear tu personalidad o quizás abrir puertas. No lo decía así, pero uno se daba cuenta. Claro, siempre de la mano de la educación porque sin eso no tienes como articular lo que aprendes. GDE: ¿Cómo defines tu estilo al entrenar a otros? OA: Soy bastante partidario de que todo esto que hablamos de la disciplina y la identidad se forman en el entorno. Lo más importante de todo esto es la gente con la que te relacionas, está claro, pero cuando te tocan tus grupos, casi siempre el grupo toma su personalidad a base de los valores que ve del entrenador; es como todo en la vida, pasa con los hijos. Como entrenador trato de absorber lo que veo en los grupos para aprender de ellos. Todo entrenador siempre tiene un libro de lo que le gusta enseñar a base de lo que estudia o aprende y obviamente no soy diferente a eso. Sin embargo, al reconocer que me formé alrededor del deporte, sí soy exigente con lo que el jugador me da. Creo que nunca es muy difícil porque el jugador lo reconoce sin yo tener que decirlo y eso es bien importante. A base del entorno y la estructura que se crea, el jugador reconoce lo que hay que hacer. No importa el nivel que sea, eso es importante y tomando en cuenta que, si el deporte me ayudó a formarme, esas personas también se están formando. Entonces hay que tomarlo con mucha importancia. GDE: ¿Cómo fue la experiencia cuando te nombraron director de la selección nacional masculina de voleibol en 2018? OA: La experiencia ha sido bastante buena. Ahora básicamente estamos en el cierre del ciclo. De cara al futuro pues no sé porque estoy aquí en España. Para retomar el puesto tendrían que pasar ciertas cosas, pero a base del tiempo que estuve te digo que fue muy enriquecedor y profundo porque estás tocando a la juventud de Puerto Rico. Ves las vicisitudes, los esfuerzos y los retos que tienen estos chicos para poder dedicarse de manera propia al deporte porque claro, con los que competimos son potencias mundiales, países que proveen una estructura. Nosotros como país hacemos lo que podemos para que los equipos se desarrollen. Ojalá todo el mundo entendiera lo que se requiere para que un equipo nacional tenga algún tipo de identidad. Son muchas horas de sacrificio y de trabajo y no hay garantía; como la vida, hay que tomarla día a día. GDE: ¿Cuáles son algunos de los proyectos que tienes alineados para este año? OA: Comenzamos un proyecto que se llama el Proyecto JDB, Jóvenes Deportistas Boricuas. Este proyecto básicamente lo que hace es que crea guías de ruta para estudiantes atletas puertorriqueños. Normalmente, una guía de ruta para un atleta puertorriqueño es estudiar en Puerto Rico y si tiene una oportunidad para ir a los Estados Unidos, la aprovecha. A base de mi experiencia, lo que creamos fue este concepto más internacional para que el puertorriqueño iberoamericano pueda, no solamente ir a Estados Unidos por definición de nacionalidad, sino que también por ser iberoamericano pueda venir a España y hacer lo mismo bajo la sombrilla de la Unión Europea que tiene mucha fuerza y no tiene nada que envidiarle a lo que tradicionalmente conocemos en los Estados Unidos. Aparte de hacer una consultoría individual para cada atleta, también creamos una serie de viajes que llamamos depo-educativos, en el que el atleta viene con su grupo o de manera individual y se prueba acá en España. Exhortamos bastante la zona de Galicia porque estamos acá, pero lo podemos hacer en otros sitios. Tuvimos tanta cercanía con estos estudiantes aletas y grupos que vinieron, que decidimos crear una residencia. Este sería nuestro tercer año. Tenemos chicos tan jóvenes como de 13 años hasta de 18. Chicos que vienen a hacer la escuela superior acá y hacen deporte acá, y chicos que están encaminados para hacer la universidad acá. Entonces hemos ido a paso a paso firme con eso. GDE: Hablando de chicos, tienes uno que juega fútbol allá… OA: Tengo dos. Leandro de 17 años, que llegó aquí a los 13 y vive en Lugo pues fue fichado por el CD Lugo y hace su escuela y vive en la residencia del club, cuyo primer equipo juega en segunda división, la Liga 123; una de las mejores ligas del mundo. De hecho, el año pasado fue a un torneo con la selección de Puerto Rico y fue una bonita experiencia. Entonces tengo a Ignacio que tiene 12 años y que también hace fútbol acá y cubre bien sus etapas. Siempre te dicen que los hijos heredan las cosas y la verdad es que obviamente nuestros hijos también ven el deporte como una manera de complementar su vida, hacer amistades y todo eso. Y tengo una nena de 10 años que todavía tratamos de que juegue voleibol; vamos a ver si la convencemos. GDE: ¿Cómo es esa relación y dinámica con tus hijos al verlos desenvolverse en el deporte? ¿Te piden consejos? OA: Con Leandro es un poquito más difícil porque al ser hijo mayor, ha tirado la línea de lo que significa criar un hijo, protegerlo, pero a la misma vez dejarlo ir, todo ese tipo de cosas. Ha sido muy revelador con él pues creó la base de cómo entonces nos comportamos con los otros hijos. Al final pues te podrás imaginar que es una relación bien profunda por ser una familia que vino de Puerto Rico para España, con las maletas en el taxi para meternos en un hotel por dos o tres días. La verdad es que vivimos una experiencia bien única que no solamente nos une en sangre, sino que nos une en una travesía de vida. Al final, nuestro proyecto es un ejemplo de eso, de seguir y de abrirle camino a la gente. LA ÑAPITA Descríbete con tres palabras: paternal, amante de la patria y propulsor de la raza. Un libro o disco que te haya influenciado: el libro “El mundo como imagen y representación” de Arturo Schopenhauer y de disco tiene que ser “Vagabundo” de Draco. Una frase o cita, tuya o de otra persona, que te gusta mucho: sería algo así como: “¿Cuán grandes son tus sueños y qué estás dispuesto a sacrificar para lograrlos?” ¿Cuál es un hábito poco usual o manía que tienes? Masticar jengibre por la mañana antes de desayunar. En años recientes, ¿qué nueva creencia, comportamiento o práctica mejoró considerablemente tu vida? Escuchar a mis hijos sin tener una opinión. ¿Que otro deporte te apasiona? Me gusta el fútbol y me gustaba mucho la patineta cuando era más joven. Un puertorriqueñ@ que admires: Albizu Campos Quisieras aprender a: tocar el piano Cuando sientes que pierdes el enfoque o la inspiración temporeramente, ¿qué haces? Me desespero. Quisieras que te recordaran por: servirle a mi país. Sigue a Ossie y al Proyecto JDB en las redes sociales: IG: @proyectojdb Facebook: Proyecto JDB
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![]() Para Carina Alondra Ortiz Toro el cielo es el límite. La joven de 36 años nació con espina bífida e hidrocefalia, por lo que depende de una silla de ruedas para moverse. Sin embargo, su fe, red de apoyo y determinación, la llevaron a la consecución de un increíble logro: el 17 de julio de 2016 se convirtió en la primera instructora certificada de Zumba en silla de ruedas de Puerto Rico y el Caribe. Desde entonces participa en varios eventos de Zumba como una de las instructoras en tarima, así como de clases regulares de colegas instructores. Carina también posee un bachillerato en Administración de Empresas y a pesar de sus condiciones y fuertes experiencias de vida, alberga la misión de servirle a otros que al igual que ella están en silla de ruedas. Desde el pueblo de Lajas en el que reside, espera crear un grupo de jóvenes adultos en silla de ruedas, a quienes pueda ofrecerles clases de Zumba, apoyo y demostrarles que al igual que ella, también ellos pueden lograr lo que se propongan. A continuación, la entrevista que le hicimos a Carina en su versión editada y condensada. GDE: Carina, ¿en qué momento de tu vida te interesaste por la Zumba y qué trajo a tu vida? CO: En el 2013 visité un gimnasio aquí en Lajas de la Dra. Lizmary Nazario Irizarry, quien además de doctora es instructora de Zumba y entrenadora. Luego de ella evaluarme, empecé con entrenamiento personal y luego me integré a las clases porque siempre me gustó el baile. La Zumba me ayuda con mi agilidad y también con mi timidez. He logrado impactar muchas vidas, tanto a personas en silla de ruedas con alguna condición, como a personas que no tienen ninguna, pero que a veces podrían sentirse deprimidos y que me ven y dicen: “ella lleva 36 años en silla de ruedas, no puede caminar y mira lo que logró.” GDE: ¿Cómo fue el proceso de certificarte como instructora de Zumba? CO: En algunas clases hacían ciertos movimientos que yo no podía hacer y momentáneamente era frustrante. Entonces pensé en todas las personas que pudieran estar en silla de ruedas y que quisieran hacer una clase de Zumba y también sintieran esa misma frustración, que en mí fue momentánea, pero tal vez en ellos no. Me mantuve buscando información, asistiendo a eventos de Zumba en y fuera del gimnasio, hasta que logré contactar a la persona que certifica a todos los instructores de Zumba en Puerto Rico. Me certifiqué el 17 de julio de 2016 luego de un taller de ocho horas en el que aprendí ciertos movimientos que pudiera hacer para que las personas entiendan lo quiero que hagan. Entonces aprendí que soy la primera instructora certificada de Zumba en silla de ruedas de Puerto Rico y el Caribe. GDE: Además tienes un Bachillerato en Administración de Empresas de la Universidad Metropolitana (UMET), Recinto de Cupey, ¿de dónde sacas esa motivación y fortaleza para lograr estas metas que para otros podrían ser imposibles? CO: Soy tímida pero siempre cuento con el apoyo de mi familia; además de mis padres, mis tías son de inmenso apoyo. Recientemente, quién también me apoya de una manera que jamás pensé es mi pareja, con quien llevo hace un año y siete meses. GDE: ¿Qué quisieras lograr en el futuro? CO: Ahora mismo intento formar un grupo. Quiero darles clases de Zumba a jóvenes adultos que están en silla de ruedas, ya sea por condición congénita o adquirida. Pero el grupo no estaría limitado a estas personas, podría integrar a personas sin discapacidad e incluso a niños. Demostrarles que, si yo puedo, ellos también pueden hacer todo lo que se propongan. Que además de ejercitarse y sudar, pueden olvidarse de las preocupaciones y dolores. GDE: ¿Qué consejo quisieras compartir con esas personas que, al igual que tú, tienen alguna diversidad funcional? CO: Que no es fácil porque pasé por frustraciones, depresiones y momentos bien fuertes. Pero tienen que buscar a alguien que les brinde apoyo, ya sea un familiar, un amigo, o su pareja, y dependiendo de lo que quieran lograr, buscar un profesional que los ayude y oriente. La Ñapita: Descríbete con tres palabras:humilde, respetuosa y luchadora Un libro o disco que te haya influenciado: “Mi mundo adorado” de Sonia Sotomayor Una frase o cita, tuya o de otra persona, que te gusta mucho: “Con solo una persona que impacte, ya logré uno de los propósitos que Dios tiene conmigo.” En años recientes, ¿qué nueva creencia, comportamiento o práctica mejoró considerablemente tu vida? Zumba Cuando sientes que pierdes el enfoque o la inspiración temporeramente, ¿qué haces? Por ejemplo, si es mientras practico Zumba, cierro los ojos por un momento, visualizo a mi pareja dándome apoyo y vuelvo a enfocarme. Un puertorriqueñ@ que admires: a mi pareja, Junito; es una gran bendición en mi vida. Quisieras aprender a: lenguaje de señas ¿Qué es una de las cosas más gratificantes que has hecho? Llegar a muchas personas a través de la Zumba. ¿Qué te inspira? Mi pareja y conocer personas que quizás atraviesan una situación fuerte o complicada. Una de las cosas que también él me enseñó es a cambiar las palabras difícil e imposible por fuerte o complicado. Quisieras que te recordaran por: ser una persona que perseveró, llegó lejos y motivó a los demás. Sigue a Carina en las redes sociales: Facebook: Carina Alondra Ortiz Toro Zumba ZIN Instructor ![]() Cuando Joel Matos era pequeño tuvo problemas respiratorios y su médico recomendó la natación para ayudar con el desarrollo de sus pulmones. De sus primeros momentos en el agua Joel recuerda que fue cuando más seguro y libre se sintió; había llegado a su elemento. El ultra nadador, quien ofrece terapia acuática a niños con necesidades especiales, afirma que para nadar, siempre debe tener un propósito. El pasado 24 de mayo, Matos completó el Ultra Challenge Caribbean Series a beneficio de la Fundación de Niños San Jorge. Su misión: nadar desde Jost Van Dyke, una de las Islas Vírgenes Británicas, hasta Las Croabas en Fajardo. A pesar de grandes contratiempos, el nadador de 31 años nadó un total de 100 kilómetros, por 47 horas, 6 minutos y 25 segundos. Con este nado estableció un récord Guinness por menor tiempo de natación entre las Islas Vírgenes Británicas y Puerto Rico. A continuación, la entrevista que le hicimos a Joel en su versión editada y condensada. GDE: Joel, ¿cómo te iniciaste en la natación? JM: Comencé a nadar porque cuando era pequeño, como a los cuatro, cinco años, empecé a tener dificultades respiratorias. Me operaron las amígdalas y las cuerdas vocales y un médico le recomendó a mi mamá que me pusiera en natación porque me ayudaría, pues mis pulmones no se desarrollaban correctamente. Le dijo que yo no podía soplar un globo. Esa situación me causó problemas del habla y tuve que coger terapia ocupacional y del habla. Así es como empecé en la natación y me ayudó muchísimo. El primer momento en que comencé a nadar me encantó el agua y por ahí me seguí desarrollando en el deporte. GDE: ¿Cuándo fue tu primera competencia? JM: A los siete años con el equipo de Round Hills en Trujillo Alto. En el agua siempre me sentía bien, confiado. Claro, como le pasa a la mayoría de los niños que tienen alguna diversidad funcional, en la escuela siempre se mofaban de mi y ese tipo de cosas. Pero el hecho de estar en un deporte como la natación me daba toda la seguridad y libertad que necesitaba. Más allá de la parte física, el agua también me ayudó mucho en el aspecto emocional y mental. GDE: ¿Te mantuviste nadando consistentemente? JM: Mientras pertenecí a la categoría juvenil estuve en varias selecciones como la nacional, incluso llegué a tener tres marcas nacionales; nadé como hasta los 15, 16 años. Comencé de nuevo cuando entré a la Universidad de Puerto Rico y me dieron una beca de natación. Hice mi bachillerato en Terapia Recreativa y después una maestría en Gerontología. Eventualmente hice una subespecialidad en Terapia Acuática que es lo que ejerzo actualmente desde hace aproximadamente ocho años. Atiendo a niños con diversidad funcional, esa es mi población. GDE: Sé que tu pasada hazaña en el Ultra Challenge Caribbean Series fue la segunda, ¿cuál fue la primera? JM: Para que tengas una idea de cómo comencé en esto de los eventos largos, hace aproximadamente tres años empecé a notar que a nivel mundial hacían eventos de distancias bien largas y a mí, además de nadar en piscina, me gusta nadar en el mar. Por muchos años fui salvavidas de aguas abiertas en playas, y cogí muchos adiestramientos de rescate dentro y fuera de Puerto Rico. Así que siempre he sido amante del mar. Vi que había un evento de aguas abiertas que consistía en nadar 12 millas y media alrededor de Key West en Florida. En aguas abiertas se considera un evento ultra cuando son 10 kilómetros o más. Me fue bien mal porque me entrené yo mismo, no tenía conocimiento de la parte técnica ni de la nutritiva así que me dio calambre y vomité todo lo que me comía; fue un desastre. Aunque terminé bien mal me encantó la dinámica y le dije a mi esposa: “quiero hacer esto, pero quiero hacerlo bien y más largo.” Fui en busca de alguien que conociera del tema y me pudiera ayudar. Eso me tomó un tiempo porque en Puerto Rico no hay muchos entrenadores que se especialicen en aguas abiertas y mucho menos en ultra nados. Me senté con varios entrenadores y muchos me dijeron: “eso es una locura, no te puedo entrenar para eso.” Hasta que llegué a mi entrenador, Randy Soler, que vive en Colorado y se especializa en entrenar a aletas que hacen distancias ultra y también tenía experiencia con nadadores que hacían ultra nados. Me reuní con él y desde la primera vez entendió lo que quería hacer y me dijo que me podía ayudar. El primer evento ultra que hice, además del de Key West que fue como una introducción, fue el año pasado desde St. John hasta Ceiba. Fuimos de isla en isla. Salimos de St. John, paré en St. Thomas, de ahí a Culebrita, luego a Vieques hasta llegar a Ceiba. Fueron dos días de nado y también fue un solo swim pues era el único nadando. Ese fue mi primer evento y también a beneficio de la Fundación de Niños San Jorge. Cuando Randy y yo nos sentamos, una de las primeras cosas que puse sobre la mesa fue que los nados tenían que tener un propósito. Le propuse la Fundación de Niños San Jorge porque le di servicios a niños de esa fundación, la conozco y tiene buena reputación. Casualmente, cuando el hijo de Randy era bebé le salvaron la vida en el San Jorge Children Hospital. Así que escogimos la fundación para ese primer nado. El nado fue una marca mundial porque nadie había hecho esa ruta. Un norteamericano lo intentó, pero sólo pudo llegar hasta Culebrita. En febrero de este año nadé 24 horas en la piscina del Caparra Country Club para un evento a beneficio de las Special Olympics Puerto Rico. Fue un récord nacional pues anteriormente, lo más que se había nadado de forma corrida en una piscina en Puerto Rico fueron 12 horas. Durante las 24 horas siempre hubo alguien más en la piscina acompañándome y haciendo su donativo. Se recaudaron sobre $25,000. Ese evento me sirvió de preparación para este pasado evento de los 100 kilómetros desde Jost Van Dyke hasta Las Croabas en Fajardo. GDE: ¿Cómo te preparas para este tipo de evento? JM: Además de nadar en piscinas y aguas abiertas, para este evento hice campamentos en altura en Colorado. También practico yoga para fortalecer las articulaciones. En lo físico, lo único que mis articulaciones toleran son ciertos ejercicios de boxeo. Un entrenador de boxeo me hizo una rutina con la que me puedo fortalecer sin lastimarme. Increíblemente el boxeo me ayuda mucho. Lo otro que me ayuda en la parte física son los masajes deportivos que me ayudan a recuperar porque la carga del entrenamiento es bien alta. Me canso más en el entrenamiento porque trabajamos una acumulación de metraje. Por ejemplo, nunca en un entrenamiento hice 100 kilómetros corridos, el entrenamiento fue acumulativo. Pero sí hubo semanas en que nadé 150, 200 kilómetros en una semana. Entonces cuando eso se combina con el trabajo y todo lo demás, uno se cansa mucho. El otro factor importante es la parte mental y para eso trabajo ejercicios de meditación, visualización y ese tipo de prácticas para poder mantener control sobre el cuerpo porque el cuerpo se va a cansar. Pero si logro mantener el control de mi cuerpo utilizando mi mente puedo nadar esa cantidad de horas, si no, es imposible. GDE: Tengo entendido que para el pasado Ultra Challenge uno de los mayores contratiempos que enfrentaron fue cuando se rompió uno de los barcos. ¿Entiendes que ese fue el contratiempo mayor y puedes hablar un poco de eso? JM: Durante este evento tuvimos varios contratiempos en el camino que tuvimos que superar antes de llegar. El primero y más grande fue ese porque salí de Jost Van Dyke el viernes, 24 de mayo a las 6:45 de la tarde. Esa primera noche todo transcurrió relativamente bien. Las primeras horas de la mañana del sábado todo estuvo bastante bien, pero como a eso de las 8:30 de la noche el barco de la escolta principal se dañó y se fue a la deriva. Ahí pasó lo siguiente: además del barco, lo que tenía más cercano era un dinghy. Al dañarse el barco, mi entrenador, mi esposa y el salvavidas se montaron en el dinghy con la mayor cantidad de nutrición que pudieron y seguimos; el resto del equipo se quedó en alta mar tratando de arreglar el barco. Estuvimos 12 horas sin ese barco. Lógicamente nos perdimos porque en un dinghy no puedes navegar. Para ese entonces ya habíamos salido de las Islas Vírgenes e íbamos de camino a Culebra. Así que lo que mi entrenador veía era la sombra de Culebra y más o menos se dejó llevar por eso, pero nos perdimos; terminé nadando 105 kilómetros. Ellos no me dijeron nada de esto pues antes del evento, una de las primeras cosas que pusimos sobre la mesa junto al equipo de trabajo fue que no me dirían nada que no fuese de vida o muerte. Obviamente vi que no había bote, pero nunca pregunté. Ellos no me decían nada, pero sabía que pasaba algo porque veía sus caras de preocupación, los veía hablando por el celular y gritando. Pasaron las horas, empezó a caer la noche y me percaté de que me reducían la nutrición y ellos no comían. Después, cuando acabamos el evento me contaron que se habían quedado sin agua y comida para ellos y lo que quedaba me lo dieron porque el resto de la nutrición estaba en el barco. Obviamente si el barco no llegaba a cierta hora se tendría que tomar una decisión en cuanto a qué haríamos porque definitivamente no íbamos a poder pasar la noche sin saber para dónde íbamos, y menos de noche. Literalmente de noche no veo ni mis dedos, no se ve nada, está completamente oscuro. Como a las ocho de la noche llegó el barco pues el capitán hizo varias llamadas, consiguió las piezas y arregló el barco en alta mar. Nos alcanzaron y continuamos la travesía que fue bien retante para todos. GDE: ¿Qué te pasaba por la mente mientras nadabas? JM: Trato de llevar mi mente a un punto neutral en el cual simplemente me conecto con el agua y mantengo un ritmo repetitivo de brazada y patada para gastar la menor energía posible. Hubo momentos de preocupación en que pensaba qué íbamos a hacer, no me decían nada, qué pasaba, no veía el bote… Entonces comencé con los ejercicios de meditación y traté de contrarrestar los pensamientos negativos con algún mantra para mantener la mente enfocada. GDE: También sé que viste tiburones ¿eso no te preocupó? JM: Soy amante de los tiburones y no tengo ningún problema con ellos. Vi dos tiburones saliendo de las Islas Vírgenes. Esas aguas son bien profundas y no ves el fondo, pero son bien claritas y se ve todo bien bonito, una cosa increíble. Pues vi dos tiburones como de unos siete u ocho pies, pero siguieron su camino. Cuando hacemos estos nados vamos con una intención de hacer algo para ayudar a otros y de no hacerle daño a ningún animal. Creo que eso también tiene un peso. El año pasado, sí tuvimos varios encuentros cercanos con tiburones, pero no pasó nada grave. Al kayak le metieron dos cantazos hasta virarlo y a mí se me metió un tiburón entre los pies. La mayoría de los tiburones, en especial de noche cuando no ven bien, tienen la tendencia a acercarse, darle un cantazo a lo que quieren averiguar qué es e irse. Eso es lo normal para ellos, no atacar de primera instancia; pasa, pero es mínimo. GDE: ¿Cuáles fueron las lecciones aprendidas de este pasado nado? JM: Creo que la mayor lección fue la confianza que uno puede tener en uno mismo y el propósito con que uno hace las cosas. En los momentos en que me sentía cansado, siempre había algo que me animaba. Me acordaba de los chicos a los que les doy terapia, de mi familia, de mi propósito, y eso hizo la diferencia. Aprendí que todos mis nados tienen que tener un propósito. Otra de las cosas que aprendes en estos nados es a valorar las cosas pequeñas. Cuando estás en el medio de la nada, en la oscuridad, te das cuenta de que no eres el centro del mundo y que tienes que aprender a valorar y a dar gracias por lo que tienes. Literalmente estás expuesto a un montón de cosas sin saber lo que te va a pasar. Así que esa es una lección enorme. Por ejemplo, tuve la situación de que, por la larga exposición a la sal, cuando terminé el nado tenía toda la garganta irritada. La primera semana no pude comer, con el hambre que tenía. Le decía a mi esposa: “la travesía no acabó.” Desde que comencé el evento hasta cinco días después pesé 17 libras menos. GDE: También estableciste un récord Guinness. JM: Sí. Ellos me dieron 60 horas para establecer un récord y el título de menor tiempo entre las Islas Vírgenes Británicas y Puerto Rico; lo hicimos en 47 horas. GDE: Háblame de la próxima misión grande. JM: Pues será el Canal de la Mancha, que también se conoce como el English Channel y que está entre Inglaterra y Francia. Son aproximadamente 21 millas. Ahí la distancia no va a ser un reto mayor. El reto va a ser la temperatura del agua porque ahí fluctúa entre 55 y 60 grados que para mí eso es bien frío. Además, este canal es el más transitado del mundo. Así que hay muchas corrientes por el movimiento marítimo. Los organizadores del evento me dieron fecha para el próximo verano. Es un nado solo y la misma dinámica. Habrá un bote al lado mío con mi equipo de trabajo y el capitán. Cuando uno hace estos eventos en aguas abiertas hay unas reglas por las que uno se debe regir. Esas reglas se conocen como English Channel Rules. Básicamente, las personas que hacen lo que hago, tienen que hacer el English Channel; es parte de ser nadador de aguas abiertas. Ningún puertorriqueño lo ha hecho así que sería el primero. Ahora me voy a concentrar en prepararme. Posiblemente surjan algunos eventos antes, quizás más pequeños, para usarlos como entrenamiento. Tratamos de hacerlo así para mantenerme activo. La Ñapita: Descríbete con tres palabras: disciplinado, calmado y feliz Una frase o cita, tuya o de otra persona, que te gusta mucho: “Brazada a brazada se llega” En años recientes, ¿qué nueva creencia, comportamiento o práctica mejoró considerablemente tu vida? La paciencia y la confianza. Cuando sientes que pierdes el enfoque o la inspiración temporeramente, ¿qué haces? Pienso en los niños a los que les doy servicio. ¿Cómo se llamaría la película de tu vida? “En el agua la vida es más sabrosa” Un puertorriqueñ@ que admires: Julia de Burgos Quisieras aprender a: correr bicicleta ¿Qué es una de las cosas más gratificantes que has hecho? Ayudar a los demás. ¿Cómo te relajas? Flotando en el agua. Quisieras que te recordaran por: Joel Matos, el que nadó para ayudar a los demás. Sigue a Joel en las redes sociales: Facebook: Joel Matos Ortiz - Ultra Swimmer Instagram: @joel_ultra_swimmer_pr |
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Diciembre 2020
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