A sus 35 años, el artesano Alex Ríos recuerda sus comienzos en lo que se convirtió en su pasión de vida. Era un preadolescente cuando talló su primer pájaro, sin tan siquiera saber el significado de tallar: fue amor a primera vista. Al poco tiempo tuvo la oportunidad de conocer maestros y mentores que le enseñaron técnicas, a la vez que creaba su propio estilo. Para esta época fue certificado por la Compañía de Fomento Económico y ganó el premio de Artesano del Año en la Feria Bacardí. Desde ese entonces compite en competencias artesanales de Estados Unidos, Canadá, Puerto Rico y Camboya. En 2017, recibió el primer lugar por un gallito de pelea, en Maryland, en la categoría de miniatura y primer lugar con Reinita Galana en tamaño real. Recientemente, se convirtió en el primer puertorriqueño y el primero del continente americano en imponerse en la Japan Bird Carving Association en la que ganó los tres premios principales. El joven oriundo de Bayamón comparte que, aunque en sus comienzos se aventuró en otras áreas de la artesanía, una y otra vez regresaba al tallado de aves. A continuación, la entrevista que le hicimos a Alex en su versión editada y condensada. GDE: ¿Cómo nació tu interés por la artesanía, específicamente por el tallado? AR: Comencé a boxear cuando tenía 11 años, para 1995, y en ese momento papi tenía unas vacas y parte de mi entrenamiento consistía en correr desde mi casa por el campo hasta una finca donde estaban las vacas. Un día corría por una de las veredas y pisé un pedazo de madera que tenía como una mancha en la que vi la forma de un pájaro, como una cotorra o un perico. De regreso me lo llevé y luego cogí un cuchillo de cocina y literalmente tallé la mancha. No sabía ni lo que era tallar pues no había estado expuesto al arte como tal, para mí era un juego. Lo tallé y pinté, y una tía me dijo que parecía un pájaro. De manera que comencé trabajando con las manchas de la madera. Luego mami vio mi inquietud de que querer tallar y estudiar arte y entre ella y mi tía me llevaron a la Escuela de Artes Plásticas en el Viejo San Juan, pero en ese entonces no había maestros de tallado. Fue entonces cuando conocí a Eduardo González, mejor conocido como “El Barón”, en la Plaza de Hostos; en esos tiempos había artesanía prácticamente en todas las plazas de San Juan. Cuando vi que tallaba gallos y pájaros quise hacer un gallo porque desde que tengo uso de razón en mi familia siempre hubo gallos de pelea. Le pregunté, pero me dijo que no daba clases. Vi más o menos lo que hacía, fui a casa, hice un gallo y se lo llevé. Cuando lo vio me dijo: “ven este fin de semana que te voy a traer uno ya cortado para que lo hagas.” Así fue como hice un gallo con él y emprendí en el tallado. Entonces experimenté en otras ramas del arte: pintura, talla de santos, prendas, grabado... y en el 2000 conocí a mi mentora, Rosabel Suárez. Su trabajo me impactó, dije: “¿cómo es posible que haga unos pájaros que parecen estar vivos?” Empecé a insistirle, pero no daba clases. La llamé todos los días con cualquier excusa hasta que un día se cansó y me dijo que me enseñaría. Ahí comenzó mi aventura de aprender a tallar aves en madera. GDE: Además de la experiencia que tuviste al ver la forma de un pájaro en un pedazo de madera y luego con el señor que te ayudó a tallar un gallo, ¿tienes alguna otra razón por la que prefieres tallar aves? AR: Una razón como tal, no. Pienso que fue el destino, amor a primera vista. Por algo comencé con las aves y aunque experimenté con otras ramas de la artesanía siempre terminaba tallando aves; ya pasaron casi 25 años desde ese encuentro. GDE: ¿Qué madera usas? AR: La madera que utilizo es laurel. En estos últimos años, muchas de las bases y ramas las hago en bronce y llevo así los montajes a otro nivel, no tan rústicos. Cuando comencé, hacía las aves en cedro o caoba, que para mucha gente son mejores, pero para mí son las peores para tallar aves porque son demasiado rojizas. Sin embargo, el laurel que uso es medio blancuzco y cenizo y ayuda a resaltar los colores claros o bien vivos. Lo otro es la dureza. En mi caso los picos y rabos son súper finos. El cedro, depende de la fibra, se parte con cualquier cantazo, pero el laurel me ayuda a llevarlo al fino que quiero y no rompe tan fácil. GDE: ¿Más o menos cuánto tiempo te toma hacer una pieza? AR: Depende, por ejemplo, un zumbador que es súper pequeñito y mide como cuatro pulgadas, me puede tomar dos meses. Un guaraguao promedio, tamaño real, casi siempre mide entre 18 a 24 pulgadas y me puede tomar de nueve meses a un año. Cuando es una pieza grande, trabajo casi todos los días en ella, pero no 10 ni 12 horas. Lo que hago es que intercalo con alguna pieza pequeña para que cuerpo y mente no sufran porque tanto tiempo en algo tan grande te consume. GDE: ¿Como cuántas piezas has hecho en total? AR: No tengo un conteo definido, pero sí en estos últimos cuatro años comencé nuevamente a documentar las piezas. Cuando vendo una pieza entrego un certificado pues son piezas únicas y anoto quién la tiene y lo archivo, pero muchas piezas las hice cuando era un nene y no tenía fotos buenas ni números de serie. Así por encima, he hecho por lo menos de 400 a 500 piezas. Pero también tengo dos etapas: la de niño, cuando te hacía 10 pájaros en una semana, y la de ahora, que si hago siete piezas al año es mucho. GDE: Hablando de esa evolución de niño a adulto, además de la cantidad que produces al año ¿qué otras cosas evolucionaron en ti a la hora de crear? AR: Todo. Desde mi personalidad, mi enfoque, lo arriesgado que soy y la resistencia física. Vengo implementando en mi trabajo lo que aprendí del boxeo, de mi mentora y lo que aprendí de la vida, y de la estructura de mis padres. Creo que combiné todo eso para crear quién soy. A veces tomo riesgos descomunales como ir a otros países sin saber el idioma y confiar en gente que a veces ni conozco, pero siempre ando con un lema que es “el que no se arriesga no gana”. GDE: ¿Cómo te inspiras a la hora de crear? AR: Muchas de mis piezas salen de sueños. Por ejemplo, un día estaba en el campo por casa y vi una escena de un falcón que perseguía a una rolita y vi que hizo un movimiento específico. Entonces en la noche lo soñé, pero como si lo tallara. Esa pieza la hice hace un par de años; literalmente tallé lo que soñé. Cuando cogí el pedazo de madera fue como si ya hubiera hecho esa escena; todo fue fácil y rápido. GDE: O sea que ya tienes el resultado final en tu mente, es cuestión de quitar el exceso de madera. AR: Lo único es que a veces uno lo sueña de una manera y tienes que montarlo de otra porque no hay forma de que encaje, pero el concepto sí viene de muchos de mis sueños. Duermo con una libretita y muchas veces me despierto y hago algún boceto para que no se me olvide. Muchos están guardados: lo dibujé hoy, pasaron 10 años, lo busco y digo: “hoy te toca”. A veces estoy tallando una pieza y llevo en ella dos o tres meses y de momento se me va la inspiración. No me sale lo que se supone que siempre me sale de un intento; ahí sé que mi mente no está en ella. Entonces la guardo y la dejo añejando. A veces pasan tres y cuatro años y la pieza está guardada casi terminada. Mucha gente que me hace comisiones me pregunta cuando voy a terminar la pieza y hasta se me olvida. Trabajo por inspiración, porque amo lo que hago. Nunca he trabajado por dinero porque el día en que eso pase, hasta ahí llegará mi evolución y mi trabajo porque perderé el enfoque y la esencia de lo que hago. Siempre he tenido eso bien claro desde nene y hasta ahora, en las mejores y en las peores, he aguantado como un gallo de pelea, pero me mantengo firme en mi pensar. GDE: ¿Qué planes tienes este año? AR: Llevo varios años compitiendo en el mundial en Estados Unidos y también en la competencia nacional de Canadá. Todavía no sé si voy a Canadá o al mundial en Estados Unidos que será en Maryland, pero sé que iré para alguna de las dos. Pero mi mayor problema es que no domino el inglés, pero a la vez es mi mayor bendición. Me explico. No saber inglés me abrió las puertas de comunicarme con gente a quien es casi imposible acercarse, talladores sumamente importantes a los que todo el mundo les tiene un respeto descomunal. Pero como no sé inglés me acerco y les hablo español: ellos no entienden lo que digo y yo entiendo, pero no lo hablo. Entonces siempre me acompaña un traductor y hago el gancho porque les da curiosidad saber qué les pregunto y cuando se dan cuenta que les pregunto del trabajo ya están conmigo y me tienen que hablar. El otro aspecto positivo es que esto desarrolló en mí un método de defensa y aprendizaje visual. Puedes hablarme todo lo que quieras de la teoría en inglés, pero déjame mirarte las manos. En 20 minutos puedo hacer lo mismo que hiciste. Entonces monto un taller en el hotel y practico hasta la madrugada porque así voy por la mañana donde el maestro y le enseño el trabajo para que me dé su opinión; esa ha sido mi mayor bendición en ese aspecto. Pero siempre les digo a los niños que aprendan inglés, que es la llave del mundo. No saber inglés como para tener una conversación profunda afecta los negocios. Cuando conoces gente importante y quieres establecer una conversación y tienes que usar un traductor, siempre se pierde un poco la magia. Pero a lo hecho pecho y hay que bregar con lo que hay. GDE: ¿Dónde las personas interesadas pueden ver tus piezas? AR: Tengo la bendición de que prácticamente casi nunca tengo nada guardado. Las personas pueden ver mi trabajo en mi página de Facebook: Aves Talladas de Puerto Rico donde publico fotos de algunos trabajos, así como las entrevistas que me hacen. Intenté que mi página personal: Alex Ríos, no fuera de trabajo, pero prácticamente lo es porque más gente me busca por mi nombre. Últimamente uso mucho Instagram: @alexrios584 para subir fotos de trabajo. Hace un tiempo comencé un proyecto llamado “De aquí pa’l mundo”, para entrevistar personas de la comunidad del arte y dar a conocer nuevos talentos de aquí o de cualquier parte del mundo, viéndolo desde mi perspectiva como artista. Ahora mismo está en pausa. La Ñapita: Descríbete con tres palabras: determinación, coraje y entrega. Un libro o disco que te haya influenciado: el disco “MultiViral” de Calle 13; el que tiene la canción “Hielo bajo el sol”, dúo de Ednita Nazario y Tommy Torres, y el disco Fiel a la Vega: El Concierto Acústico. Leí “Un sueño americano” de Óscar De La Hoya. No soy mucho de leer, pero me encantan los libros de biografías, de historia y de superación. También, no leí el libro, pero vi las dos versiones de la película “Intouchables”; la francesa que es la original y la americana. Las dos te marcan la vida hasta cierto punto. Una frase o cita, tuya o de otra persona, que te gusta mucho: “La vida es de riesgos y el que no se arriesga no gana.” ¿Cuál es un hábito poco usual o manía que tienes? Tallar. Amo tallar, es mi vida, mi esencia… En años recientes, ¿qué nueva creencia, comportamiento o práctica mejoró considerablemente tu vida? En estos últimos años tengo más control de mí en el sentido de que antes era bien impulsivo. Intento cultivar ser mejor persona y educarme todos los días… y amar con fuerza, carajo. ¿Cómo se llamaría la película de tu vida? Como titulé la primera exposición que hice en un museo luego de intentarlo por 20 años: “Volando en libertad”. Es a lo que cada ser humano debe aspirar en la vida, de todos los días levantarse para ser libre y no ser esclavo de nadie ni de las circunstancias. Un puertorriqueñ@ que admires: Admiro mucho a Félix “Tito” Trinidad porque es un tipo de pueblo, que a pesar del dinero se mantuvo humilde y trajo mucha felicidad a este país. Quisieras aprender a: me encantaría aprender inglés full y cualquier otro idioma. ¿Qué te inspira? La gente que lucha por crecer sin hacerle daño a nadie. Quisieras que te recordaran por: ser un ejemplo de superación y que nunca me detuvo ningún tipo de miedo por alcanzar cada sueño y que luché por cada uno. Que a tan temprana edad tuve una visión amplia de llevar mi arte hasta lo que es hoy y lograr el reconocimiento en cada país visitado. Nunca dejen de soñar ni de arriesgarse porque del cobarde no se ha escrito nada, solo se escribe del que se arriesga. Sigue a Alex en las redes sociales: Facebook: Alex Ríos / Aves Talladas de Puerto Rico Instagram: @alexrios584
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Anissa Hernández se aferró a la ciencia desde joven pues para ella lo que no fuera científicamente probable carecía de validez. Expresa que en parte este apego estuvo atado a una serie de sucesos traumáticos que atravesó durante su niñez. Luego de completar un Bachillerato en Biología de la Universidad de Puerto Rico (UPR), Recinto de Río Piedras, decidió continuar por el campo de la medicina. En 1998 se graduó de la Escuela de Medicina de la Universidad de Puerto Rico y consigo traía la inquietud por los temas de conducta humana y sexualidad por lo que realizó investigaciones acerca de dichos temas. En el 2004 se graduó del programa de residencia de Psiquiatría de la UPR y su tesis de graduación consistió en un estudio clínico en el cual se midieron 12 aspectos de la espiritualidad y cómo éstos influenciaban en los procesos de recuperación de pacientes con depresión mayor en hospitalización parcial. Durante el comienzo de su carrera trabajaba largas horas pues su norte era ayudar a la mayor cantidad de personas posibles. Sin embargo, el agotamiento y el estrés afectaron su salud. La señal que esperaba se manifestó en un número de pacientes que comenzaron a hablarle de terapias de medicina complementaria y cómo éstas le habían cambiado la vida. La Psiquiatra escuchó y decidió estudiarlas por su cuenta y aplicarlas a su vida. Estudió herbología, flores de Bach, sonidoterapia y mindfulness, entre otras. Al cabo de un tiempo notó un cambio positivo en su calidad de vida y entendió que tanto la medicina tradicional como la alternativa estaban a su disposición para ayudarse y ayudar a los demás. Desde el 2008 Anissa también funge como Maestra Reiki. Además, desarrolla talleres de escritura para la canalización adecuada de emociones y recientemente recibió la certificación de “Forest Bathing” o baño de bosque. A continuación, la entrevista que le hicimos a Anissa en su versión editada y condensada. GDE: Anissa, de estudiar biología y luego medicina, ¿cómo llegaste al mundo de la espiritualidad y medicina alterna? AH: Fue como un change of heart. Era una persona que no aceptaba ninguna evidencia empírica o anecdótica, todo tenía que ser científicamente probado. Luego de vivir unos sucesos bien fuertes en mi niñez, me refugié en la ciencia, en lo tangible y palpable. Al terminar mi residencia en psiquiatría, conseguí trabajo en uno de los hospitales psiquiátricos más importantes, el First Hospital Panamericano, donde trabajaba largas horas porque quería ayudar a otras personas. Pero llegó el momento en que, aunque tenía una carrera que empezaba y evolucionaba muy bien, internamente no me sentía completa. Había como un vacío y llegué a padecer de condiciones de salud por el estrés y las largas horas de trabajo. Pero el universo conspira y vinieron unos pacientes a hablarme de métodos de medicina alterna. Me hablaron de Reiki, aromaterapia y sonidoterapia. Al principio estaba un poco renuente, pero dije: “bueno, es obvio que muchos de ellos tienen mejor calidad de vida que yo pues les tuve que dar de alta, entonces por qué no probar.” Entonces decidí estudiar estas materias por mi cuenta. Empecé con Reiki, a leer sobre las flores de Bach y sobre los diferentes estudios que había, que para aquel entonces eran pocos, pero encontré evidencia con validación científica. De hecho, probé estas terapias en mí, el Reiki, las técnicas de tapping, de Emotional Freedom Technique o EFT, y vi que fueron buenas y me ayudaron, y vi que métodos como estos podían complementar y no interactuaban con los métodos de medicina tradicional. Hubo un cambio en mí y en la perspectiva que llevaba mi vida y empecé a tener mejor calidad de vida y a reestructurarla de otra manera. Así fue como abracé los métodos complementarios. Actualmente ofrezco Reiki en mi práctica, recomiendo aromaterapia y sonidoterapia, y recién me certifiqué como terapeuta de bosque, en lo que se llama los baños forestales. GDE: ¿En qué consiste esta terapia? AH: Shinrin-Yoku es el nombre japonés de esta terapia que se traduce como baño forestal o inmersión forestal. Se trata de una caminata lenta por el bosque o playa, que no es hiking y no se busca llegar a cierta meta o lugar. Usualmente es en grupo y también puede ser one on one, pero la experiencia es mejor en grupo. Se hacen diferentes invitaciones verbales en las cuales se ayuda a la persona a conectarse con sus cinco sentidos y conectarse con sus emociones a la madre naturaleza. Entonces se hace una serie de dinámicas en las cuales la persona va palpando a través de sus sentidos y va desarrollando otros sentidos para conectarse con la naturaleza. Nosotros como guías abrimos la puerta, pero la madre naturaleza es la que sana. GDE: ¿Quiénes son candidatos para este tipo de terapia? AH: Todo el mundo. A mis caminatas van niños, adultos y personas de la tercera edad. GDE: ¿Cuáles son los resultados de este tipo de terapia? AH: Usualmente la persona experimenta una sensación de sanación. Le baja el pulso, se le regula la presión sanguínea y se siente mucho más relajada. Algunas personas me comentaron que tuvieron una conciencia de conexión con la madre naturaleza. Por ejemplo, en una caminata tuve varias personas del Servicio Forestal de los Estados Unidos. Todos los días ellos trabajan en el bosque y uno de ellos me comentó: “yo que siempre he trabajado con la naturaleza y en estos bosques, pero es la primera vez que siento que un árbol me habla, que siento esa conexión. Todos los días veía la naturaleza como algo mecánico y en realidad me di cuenta de que tiene vid más vida de lo que pienso.” Esa persona llegó a un nivel de entendimiento de que la naturaleza le ofrece algo más allá. Muchas veces no lo pueden explicar con palabras porque es algo que se siente. El baño forestal tiene estudios aprobados por la American Psychological Association y la American Psychiatric Association que mencionan que hay unas sustancias químicas volátiles en los árboles que uno respira que se llaman fitoncidas, que estimulan a que el sistema inmunológico produzca las natural killer cells, que son las células que se encargan de erradicar los radicales libres y cualquier célula que mute, por ejemplo, una forma cancerosa o maligna. Estas sustancias ayudan a bajar los niveles de cortisol, que es la hormona del estrés y si bajan los niveles de cortisol indirectamente aumentan los niveles de endorfinas, serotonina, norepinefrina y dopamina. Principalmente la serotonina tiene que ver con el estado de ánimo y a mayor serotonina en el cerebro, menos depresión y ansiedad. GDE: También vi que escribes y desarrollaste unos talleres de escritura, ¿me hablas un poco de esto? AH: Esos talleres los hice en conjunto con la Asociación Internacional de Poetas y Escritores Hispanos y la Liga de Poetas del Sur de Puerto Rico. Publiqué dos libros. El primero se llama “Una transformación al amor”, que, aunque es una guía práctica para personas que pasaron por abuso infantil, también incluye una parte anecdótica de todos los traumas y situaciones dolorosas que pasé en la niñez y cómo fui transformándome y buscando diferentes tipos de ayuda dentro de un proceso de sanación. Sirve para todo tipo de experiencia traumática en la niñez, pero me enfoco en el abuso sexual en la infancia, que para cuando publiqué el libro nadie hablaba de ese tema porque crea aversión, pero es un tema que se tiene que hablar porque sigue ocurriendo y es el delito que en el 90 por ciento de los casos no se reporta y esto tiene una secuela en los niños. Lo tuvo en mi caso, pero se puede sanar. Es en lo que me enfoco, que se puede sanar y que puedes tener una vida plena y saludable. Ese libro tiene mucho contenido de lo que es la parte de sanación y autoayuda. El otro libro se llama “Mi esencia”, un poemario en el que explico cómo la poesía y la escritura creativa pueden ayudarte en procesos de sanación y a liberar o entender emociones que a veces se reprimen. La poesía también es un espacio para liberar, entender y canalizar emociones de una manera saludable. GDE Trabajas en el Centro Holístico para el Bienestar de la Salud Mental, ¿qué terapias se ofrecen en el centro? AH: Se ofrecen servicios psiquiátricos y psicológicos para niños, parejas, familias y hemos ofrecido terapia de grupo y charlas de diferentes temas. También se le sugiere a la persona complementar esas sesiones con terapias de medicina alternativa porque no abandonamos la medicina tradicional ni la psicología moderna tradicional pero sí invitamos otras tendencias como la aromaterapia, los baños forestales, Reiki, charlas y una serie de dinámicas que pueden complementar aquellas áreas que la medicina tradicional no llega. Es una manera de tener un tratamiento completo de lo que es cuerpo, mente, emociones y espíritu. Estamos ubicados en Caguas, en la Avenida Luis Muñoz Marín C-9, Urbanización Caguax. GDE: Para las personas que están sumamente ansiosas a raíz del reciente terremoto y réplicas posteriores, ¿qué consejos les ofreces para ayudarlas a reducir los niveles de ansiedad? AH: Primero que todo entender que se trata de un fenómeno natural. Hay que entender lo que sucede porque se puede seguir la trayectoria de un huracán y por lo menos prepararnos, pero nadie se esperaba este terremoto de esta magnitud ni estas réplicas. Es un fenómeno bien impredecible y este factor sorpresa, unido a la pérdida de control en el momento hacen que la persona tenga más ansiedad, más sensación de impotencia y pérdida de control. Aunque puede que estos eventos continúen por un tiempo, no serán para siempre. Todos estos fenómenos tienen un final y habrá un momento de tregua en que nos podremos reponer. Ahora vivimos una situación incómoda que nos saca de nuestra expectativa y de nuestro control, pero hay que reconocer que esto pasará y a la misma vez eso nos da un sentido de esperanza hacia el futuro. Tendemos a pensar que las cosas serán para siempre o que todo será de una manera y a veces nos hacemos unas expectativas; nada es para siempre. Me gusta utilizar esta frase de los budistas: lo único permanente es el cambio. Necesitamos herramientas para adaptarnos y ver lo positivo del cambio. También a nivel individual ver qué pensamientos vamos a albergar y reforzar en nuestra mente porque un pensamiento negativo no nos ayudará a mantener un sentido de coherencia ni a tener paz y tranquilidad. Aunque suene irónico, en momentos en que ocurre un evento como un temblor, hay que mantener la calma para saber dónde buscar un lugar seguro para moverse o si se tiene que agachar o hacer alguna maniobra para salir del lugar. Las personas que pierden la calma, además de que se ponen en riesgo porque se enajenan de la realidad y pierden el sentido de preservación, también pueden poner en riesgo a otros que traten de ayudarle. Por eso es bien importante mantener calma para poder buscar soluciones viables. También ayudan los ejercicios de respiración como la técnica de respiración de cuatro tiempos: inhalas en cuatro segundos, aguantas el aire por cuatro segundos, exhalas por la boca en cuatro segundos y aguantas el aire por cuatro segundos. Esas pausas de contar hasta cuatro hacen que se forme óxido nítrico en la sangre que dilata las arterias y por eventualidad hace que llegue más oxígeno al cerebro y a los tejidos. Otra cosa es que en la mochila de emergencias los pacientes de salud mental deben tener sus medicamentos para al menos tres días. Siempre recomiendo a mis pacientes que hagan una lista de todos sus medicamentos y la tengan consigo porque a la hora de una emergencia, si se le quedaron los medicamentos o se le dañaron o agotaron, cualquier personal de ayuda médica que lo evalúe puede saber qué toma y no darle algo que quizás interactúe con otros medicamentos. También recomiendo que incluyan opciones para entretenerse para no dejar que pensamientos negativos cavilen en la mente. GDE: ¿Alguna recomendación para padres con niños pequeños? AH: Los niños ven cómo uno actúa y si ven que nos descontrolamos eso es lo que aprenderán. Por eso es bien importante que los adultos tengan ese sentido de autocontrol porque no podemos controlar lo que hay afuera, pero sí podemos controlar lo que pensamos, las decisiones que tomamos y cómo actuamos. Explicarles a los niños que se trata de un proceso natural de la tierra y mantenerlos en actividades, ya sea de dibujo, de juegos, de actividad física para que canalicen esa energía. Además, la población de las personas envejecientes, que muchas veces no se atiende como se debería, es la que más temor tiene. Muchas personas de la tercera edad viven solas y no tienen con quién desahogarse. Hay que permitirles una oportunidad de ventilar sentimientos y con personas con las que no se sientan enjuiciadas por lo que sienten. Hay que validar sus emociones, pero sí darles ese sentido de esperanza hacia el futuro y reforzar la idea de que no están solos. La Ñapita: Descríbete con tres palabras: aceptación, confianza y perseverancia. Un libro o disco que te haya influenciado: El libro “Volver a casa” de John Bradshaw porque me identifiqué mucho con el autor y fue uno de esos trabajos de niño interior que hice. Es volver a esa casa interior a sanar a ese niño interior; ese libro me influenció mucho. En cuanto a disco, “Vagabundo” de Robi Draco Rosa. Una frase o cita, tuya o de otra persona, que te gusta mucho: “Todo está en perfecto orden divino” de Paula González, que fue una de mis maestras de Reiki. En años recientes, ¿qué nueva creencia, comportamiento o práctica mejoró considerablemente tu vida? La terapia de bosque, que me llevó a otro mundo, a otra realidad, pues jamás me imaginé abrazando un árbol o pensando que un árbol o una mariposa se podrían comunicar conmigo. Una persona que cambió tu vida: la motivadora Louise Hay. Un puertorriqueñ@ que admires: Carina Ortiz, una muchacha que practica Zumba en silla de ruedas. (Nuestra entrevistada #45) Quisieras aprender a: profundizar más en el amor. ¿Qué te inspira? La misma vida, la naturaleza, ese sentido de continuar con vida ver que hay más allá. ¿Cómo te relajas? Simplemente mirando hacia lo lejos, hacia las nubes… Quisieras que te recordaran por: mis diferentes formas de dar amor. Sigue a Anissa en las redes sociales: Facebook: Anissa V Hernández / Forest Bathing PR Instagram: @anissavhernandezmd / @forestbathingpr De alguna manera u otra, la vida de Luis González siempre estuvo rodeada de caballos. De niño los corría en su pueblo natal de Juncos, hasta que quiso tomar clases de equitación para aprender a cabalgar formalmente. Costeaba las clases a través del recogido y venta de latas de aluminio pues su familia no tenía dinero. De adolescente tuvo la oportunidad de ser maestro de equitación para niños pequeños, labor que realizó por varios años, hasta que en 2009 se enfrentó a situaciones que lo llevaron a tomar la decisión de ser el primero en dedicarse al rescate y rehabilitación de caballos. Así fue como por amor y necesidad creó la Fundación Horse and Ponys, santuario de 180 cuerdas en el pueblo de Yabucoa en el que hoy no solo viven caballos, sino un sinnúmero de animales de granja a los que Luis se dedica en cuerpo y alma para ofrecerles una vida digna. A continuación, la entrevista que le hicimos a Luis en su versión editada y condensada. GDE: Anterior a tu fundación Horse and Ponys, ¿cómo nació ese amor con los animales? LG: En mi familia siempre hubo animales de granja por mi abuela, que en paz descanse. Ella fue quien me enseñó ese amor por los animales. Yo no tuve bicicleta, mi primer caballo lo tuve como a los ochos años. Entonces pertenecí al grupo de caballos 4-H con Coral Pérez, agrónoma que en aquel tiempo organizó el primer campamento de caballos, que no se había hecho en Puerto Rico. En 4-H cogí una charla de equitación y me interesé. Dije: “no quiero ser uno más en la comunidad que corre caballo al garete, quiero pulirme.” De ahí salí a coger clases de equitación que para aquel tiempo costaban 10 dólares. Recogía latas de aluminio de camino a la escuela, las escondía, y cuando salía recogía más y se las daba a mi abuela para que se las vendiera al que compraba aluminio porque no vengo de una familia pudiente. Así empezó mi vida, pero siempre amé los caballos. A los 18 años entré a una escuela de equitación en Trujillo Alto que ya no existe. Ahí los maestros grandes de Puerto Rico entraban a dar básico y yo entré directamente a avanzado. Daba clases por 20 dólares, de ocho de la mañana a una de la tarde. Tenía mucho tacto, trabajaba con niños pequeños con los que nadie quiere trabajar; los maestros prefieren trabajar con niños de 11 en adelante. Entonces los sacaba a competir, ganaban y les ayudaba a ganar esa confianza. En un momento dado me llevaron a una niña que decían que tenía autismo, pero lo que tenía era timidez aguda; ahora canta y toca piano. La habían botado de otras escuelas porque no hablaba, pero yo no necesitaba que me hablara, necesitaba que hiciera el trabajo y se entendiera con el caballo. En cuatro meses fue campeona a nivel isla. Allí, como yo no venía de una familia del deporte, me dieron mucho de codo. Tenía que limpiar jaulas, fui ayudante de muchos maestros hasta que un día uno de los padres me dijo: “Luis, tú eres el que prepara al niño, el que lo pule. El maestro sólo le da coaching en la competencia y es quien se lleva el crédito. Pero reconocemos que eres el que hace el trabajo, el que empieza con el niño desde cero. ¿Por qué no te independizas?” Le dije que eso no estaba en mis planes, que lo que quería era seguir adquiriendo experiencia y que le debía respeto a la persona que me contrató. Entonces un día un grupo de padres me dijo que me tenía una sorpresa. Me llevaron a Aguas Buenas y me dijeron que querían que montara una escuela para darles clases privadas a sus hijos y familiares. “Nosotros ponemos el lugar, los caballos y todo.” Les dije que me dejaran pensarlo y luego cambió la administración de la escuela, no me sentía a gusto y me fui. Así fue como en el 2000 comencé en la Escuela de Equitación San Gerardo. GDE: ¿Cómo nació Horse and Ponys? LG: Una vez me fui a Estados Unidos en busca del sueño americano al igual que muchos puertorriqueños, pero no era para mí pues vengo de trabajar con animales en una finca. Cuando regresé, que fue para 2009, dije: “Dios, ponme donde sea útil con lo que sé.” Como a los dos días me llamó un amigo y me dijo que había encontrado una yegua tirada en la carretera 30 y las dependencias del gobierno decían que no tenían manera de trabajar eso. Fui y lo ayudé, por cierto, la yegua aún está viva. Entonces él me dijo: “¿Por qué no haces un sitio para ayudar a los caballos en Puerto Rico?” Le dije lo que cuesta rehabilitar caballos. No es lo mismo un kennel donde cargas un perrito. Pero me quedé con la inquietud. En ese momento no quería dar clases de equitación, quería devolverles a los caballos todo lo que hicieron por mí. Hice una búsqueda de lo que era el rescate en Puerto Rico. Para ese tiempo solamente había una fundación, pero quería hacer algo que las personas pudieran vivir lo que vivimos los que ayudamos a los caballos, que los niños pudieran ayudar, tener unas instalaciones. Pero según mi investigación, el gobierno decía que era costoso tener un santuario. Tampoco tenía pensado hacer una fundación sino hacerlo más privado. Nos dimos a la tarea de comenzar por incorporar el nombre y hacer todos los procesos legales. Yo sin dinero, pero eso no me limitó a soñar pues lo último que se pierde es la fe. Anterior a eso y soñando con un santuario hice un vídeo en el que los animales hablaban, decían: “queremos un santuario.” Los otros días lo encontré. En realidad soñar no cuesta nada y lo último que se pierde es la fe pues lo logré. Empecé en el 2010 con la fundación. Comencé a trabajar mucho en el anonimato porque en aquel entonces no estaba preparado para hacer esto en todo Puerto Rico porque no tenía una instalación como la quería y el transporte que tenía también era limitado. No me gustan los reconocimientos porque siempre dije que los reconocimientos son para coger polvo en las paredes. Me encanta el trabajo, paso situaciones que ni las divulgo en las redes sociales. La burocracia del gobierno es enorme y en cuestión de caballos es bien complicado. Entonces aquí todo el mundo cree que todo lo tiene que resolver el gobierno y no es así, porque el caballo que llegó a la calle no fue por culpa del gobierno sino por un dueño irresponsable. GDE: ¿Dónde fue la primera instalación? LG: Empecé en Las Piedras con mil metros. Luego alquilé una propiedad con ocho cuerdas en Juncos. Ahí fue que empezó como que el boom porque la gente comenzó a comentar lo que hacía. Pero los primeros años fueron muy difíciles porque en el ambiente de rescate de animales hay mucha prepotencia y orgullo. GDE: ¿Cómo ha crecido tu proyecto desde 2010? ¿Cuántos caballos y otros animales tienes en tu santuario? LG: Hemos visto un aumento porque son muchas las personas que se han ido de Puerto Rico y después de María más. Ahora casi todos los municipios tienen el mismo problema: no tienen fondos para trabajar la situación. Desde el principio todo lo costeaba, y en parte lo sigo haciendo porque la ayuda es limitada para animales de granja. Dependo de lo que la gente done y de lo que se recoge de la entrada del público al santuario. Dentro de la finca tenemos una cafetería, casas de brinco, carrusel eléctrico, juegos para los niños y vendemos souvenirs. Al principio no cobrábamos la entrada, la persona solo compraba la bolsita de alimento, pero con el aumento de los animales ya no podíamos subsistir; ahora solamente cobramos dos dólares la entrada. En el santuario hay 168 animales en 140 cuerdas de terreno; el 80 por ciento de la finca está hecho con material reciclado. Además de caballos tenemos conejos, tortugas, burros, una vaca enana, ovejas, cabras, gallinas, pavos… También tenemos una batería de 20 caballos que toda la semana están sueltos y se recogen el sábado por la mañana para paseos de 25 minutos por la finca. En cuanto a adopción, las cabras, ovejas, burros y vacas no están para adopción porque son animales que se pueden consumir y queremos evitar eso. Sí se pueden adoptar caballos con la excepción de algunos que significan mucho para mí. Aparte de eso, tengo otros caballos que pertenecían a personas que convalecían con cáncer o alguna enfermedad terminal y antes de morir me pidieron que me quedara con sus caballos y cumplo esa palabra. También somos centro de práctica de algunas universidades. Eso también nos ayuda porque el maestro puede venir a dar la clase aquí con mis animales y también me ayuda con los casos médicos. También nos visitan voluntarios de universidades de Estados Unidos. GDE: ¿Cuentas con la ayuda de voluntarios? LG: Mi mano derecha es Vionette Estrada, técnica veterinaria y quien administra las redes y mi agenda; también se encarga de todo lo médico. También tengo a Luis Santiago que lleva diez años conmigo, y un grupo de voluntarios fijos que ayudan los fines de semana. En la semana solamente trabajamos dos personas. GDE: Sé que este tipo de operación de rescate de animales es sumamente costoso. ¿Cuánto dinero se necesita para alimentar a todos esos animales y que estén saludables? LG: Si empezamos con el pago de la finca, son 850 cincuenta dólares mensuales que tengo que buscar porque sin instalaciones los animales no tienen casa. En alimentación y cuido se van sobre 700 dólares semanales, sin contar si uno se enferma. Aunque no tenemos veterinarios fijos, nunca me faltan. Lo que siempre necesitamos es ayuda para alimentación y gastos de operación. GDE: Si una persona tiene un animal del que tiene que salir por x o y razón y te llama, ¿cómo es el proceso? LG: Se evalúa porque si tiene una condición médica que ni en un santuario tiene calidad de vida, no le extendería el sufrimiento. Cuando tengo un caballo con una pata rota y al que hay que eutanizar, a veces la gente me dice: “todo el tiempo es eutanizar, ¿y el día que tú caigas en una cama, que te rompas un pie...? El segundo corazón del caballo son las patas. Cuando el caballo pisa, la sangre bombea nuevamente al corazón y eso la gente no lo entiende. Eutanizar no es capricho, es terminar con el sufrimiento de ese animal. GDE: ¿Algunos proyectos o iniciativas nuevas en las que trabaje la organización? LG: Recientemente hicimos una alianza con una psicóloga que se especializa en terapia con animales. Las terapias empezarán ahora en enero, pero serán distintas porque serán con animales de granja y no con perros en una oficina. Empezaremos con niños y serán directamente en la granja, en el espacio natural de los animales. Lo bonito de esto es que estarán en una granja con animales especiales. Les llamo así porque muchos de mis animales tienen condiciones, ya sea porque fueron desechados por criadores porque no tenían las cualidades que buscaban en el animal. Proyectos siempre tengo. Tengo que hacer jaulas para recoger los animales porque no los puedo tener en libertad. Una vez me robaron 27 animales de terapia. Otro de los proyectos grandes es que abriremos un parque cerca del río que tendrá gazebos, inflables, un área para paseos a caballo, un playground abierto de cabras. Esperamos que esté listo para febrero. GDE: ¿Qué consejo quisieras compartirle a la ciudadanía para ayudar con la misión? ¿Cómo pueden facilitarles el trabajo? LG: Con llegar aquí a visitarme me ayudan y a todos los animales. Estamos en el Barrio Guayabota, Sector el 20, Carretera 181, km. 14 en Yabucoa. Para el público en general, abrimos los sábados y domingos de 11:00 am a 5:00 pm, y a las 9:00 am para los voluntarios que tengan ganas de trabajar. La Ñapita: Descríbete con tres palabras: soy bien serio en mis cosas, inteligente y tengo un corazón bien grande. Una frase o palabra que te gusta mucho: sonrisa. Voy a las escuelas a dar charlas y veo a los niños sonreír y eso para mí… Cuando sientes que pierdes el enfoque o la inspiración temporeramente, ¿qué haces? No soy de llorar, pero me bajan lágrimas, eso me desahoga. En años recientes, ¿qué nueva creencia, comportamiento o práctica mejoró considerablemente tu vida? Recientemente perdí dos familiares bien cercanos y eso me ayudó a darme cuenta de que tenemos que valorar la vida y vivir los momentos porque no sabemos cuando no estaremos aquí. ¿Cómo se llamaría la película de tu vida? “Horse and Ponys” Un puertorriqueñ@ que admires: bueno, no era puertorriqueño, pero amó esta tierra como si lo fuera, Tony Croatto. Para mí ese hombre era de otro mundo. ¿Qué es lo más grande que trajeron los animales a tu vida? Satisfacción. Que se puede cuando muchos te dicen que no. Tranquilidad y paz pues vivía una vida bien ajetreada. No sé, hay algo emocionante en verlos rehabilitarse, en ver una oveja parir frente a ti, ver que los animales te reconocen, que saben que tú eres el que los ayudas, alimentas y cuidas; eso no tiene precio. ¿Qué te inspira? Mientras la humanidad siga maltratando a los animales y siga viendo casos en las calles voy a seguir, es lo que me inspira a seguir porque si paro no sé qué será de ellos. Obviamente no es que vea el maltrato como algo positivo, pero es lo que me impulsa a seguir. ¿Cómo te relajas? En la finca, escuchando el río que baja. Quisieras que te recordaran por: lo que hice en vida. Lo único que pido es que la fundación no muera. Sigue a Horse and Ponys en las redes sociales: Facebook: @horseandponysinc Instagram: @horseandponys01 Twitter: @HorseandPonys01 YouTube: Horse and Ponys Inc *Horse and Ponys necesita ayuda para continuar con su importante labor. Puedes donar a través de su página de Facebook; ATH Móvil (787)295-6995, o PayPal: [email protected]. Además, puedes visitar el santuario y hacer tu donación monetaria, de materiales o alimentos. |
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Diciembre 2020
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