De alguna manera u otra, la vida de Luis González siempre estuvo rodeada de caballos. De niño los corría en su pueblo natal de Juncos, hasta que quiso tomar clases de equitación para aprender a cabalgar formalmente. Costeaba las clases a través del recogido y venta de latas de aluminio pues su familia no tenía dinero. De adolescente tuvo la oportunidad de ser maestro de equitación para niños pequeños, labor que realizó por varios años, hasta que en 2009 se enfrentó a situaciones que lo llevaron a tomar la decisión de ser el primero en dedicarse al rescate y rehabilitación de caballos. Así fue como por amor y necesidad creó la Fundación Horse and Ponys, santuario de 180 cuerdas en el pueblo de Yabucoa en el que hoy no solo viven caballos, sino un sinnúmero de animales de granja a los que Luis se dedica en cuerpo y alma para ofrecerles una vida digna. A continuación, la entrevista que le hicimos a Luis en su versión editada y condensada. GDE: Anterior a tu fundación Horse and Ponys, ¿cómo nació ese amor con los animales? LG: En mi familia siempre hubo animales de granja por mi abuela, que en paz descanse. Ella fue quien me enseñó ese amor por los animales. Yo no tuve bicicleta, mi primer caballo lo tuve como a los ochos años. Entonces pertenecí al grupo de caballos 4-H con Coral Pérez, agrónoma que en aquel tiempo organizó el primer campamento de caballos, que no se había hecho en Puerto Rico. En 4-H cogí una charla de equitación y me interesé. Dije: “no quiero ser uno más en la comunidad que corre caballo al garete, quiero pulirme.” De ahí salí a coger clases de equitación que para aquel tiempo costaban 10 dólares. Recogía latas de aluminio de camino a la escuela, las escondía, y cuando salía recogía más y se las daba a mi abuela para que se las vendiera al que compraba aluminio porque no vengo de una familia pudiente. Así empezó mi vida, pero siempre amé los caballos. A los 18 años entré a una escuela de equitación en Trujillo Alto que ya no existe. Ahí los maestros grandes de Puerto Rico entraban a dar básico y yo entré directamente a avanzado. Daba clases por 20 dólares, de ocho de la mañana a una de la tarde. Tenía mucho tacto, trabajaba con niños pequeños con los que nadie quiere trabajar; los maestros prefieren trabajar con niños de 11 en adelante. Entonces los sacaba a competir, ganaban y les ayudaba a ganar esa confianza. En un momento dado me llevaron a una niña que decían que tenía autismo, pero lo que tenía era timidez aguda; ahora canta y toca piano. La habían botado de otras escuelas porque no hablaba, pero yo no necesitaba que me hablara, necesitaba que hiciera el trabajo y se entendiera con el caballo. En cuatro meses fue campeona a nivel isla. Allí, como yo no venía de una familia del deporte, me dieron mucho de codo. Tenía que limpiar jaulas, fui ayudante de muchos maestros hasta que un día uno de los padres me dijo: “Luis, tú eres el que prepara al niño, el que lo pule. El maestro sólo le da coaching en la competencia y es quien se lleva el crédito. Pero reconocemos que eres el que hace el trabajo, el que empieza con el niño desde cero. ¿Por qué no te independizas?” Le dije que eso no estaba en mis planes, que lo que quería era seguir adquiriendo experiencia y que le debía respeto a la persona que me contrató. Entonces un día un grupo de padres me dijo que me tenía una sorpresa. Me llevaron a Aguas Buenas y me dijeron que querían que montara una escuela para darles clases privadas a sus hijos y familiares. “Nosotros ponemos el lugar, los caballos y todo.” Les dije que me dejaran pensarlo y luego cambió la administración de la escuela, no me sentía a gusto y me fui. Así fue como en el 2000 comencé en la Escuela de Equitación San Gerardo. GDE: ¿Cómo nació Horse and Ponys? LG: Una vez me fui a Estados Unidos en busca del sueño americano al igual que muchos puertorriqueños, pero no era para mí pues vengo de trabajar con animales en una finca. Cuando regresé, que fue para 2009, dije: “Dios, ponme donde sea útil con lo que sé.” Como a los dos días me llamó un amigo y me dijo que había encontrado una yegua tirada en la carretera 30 y las dependencias del gobierno decían que no tenían manera de trabajar eso. Fui y lo ayudé, por cierto, la yegua aún está viva. Entonces él me dijo: “¿Por qué no haces un sitio para ayudar a los caballos en Puerto Rico?” Le dije lo que cuesta rehabilitar caballos. No es lo mismo un kennel donde cargas un perrito. Pero me quedé con la inquietud. En ese momento no quería dar clases de equitación, quería devolverles a los caballos todo lo que hicieron por mí. Hice una búsqueda de lo que era el rescate en Puerto Rico. Para ese tiempo solamente había una fundación, pero quería hacer algo que las personas pudieran vivir lo que vivimos los que ayudamos a los caballos, que los niños pudieran ayudar, tener unas instalaciones. Pero según mi investigación, el gobierno decía que era costoso tener un santuario. Tampoco tenía pensado hacer una fundación sino hacerlo más privado. Nos dimos a la tarea de comenzar por incorporar el nombre y hacer todos los procesos legales. Yo sin dinero, pero eso no me limitó a soñar pues lo último que se pierde es la fe. Anterior a eso y soñando con un santuario hice un vídeo en el que los animales hablaban, decían: “queremos un santuario.” Los otros días lo encontré. En realidad soñar no cuesta nada y lo último que se pierde es la fe pues lo logré. Empecé en el 2010 con la fundación. Comencé a trabajar mucho en el anonimato porque en aquel entonces no estaba preparado para hacer esto en todo Puerto Rico porque no tenía una instalación como la quería y el transporte que tenía también era limitado. No me gustan los reconocimientos porque siempre dije que los reconocimientos son para coger polvo en las paredes. Me encanta el trabajo, paso situaciones que ni las divulgo en las redes sociales. La burocracia del gobierno es enorme y en cuestión de caballos es bien complicado. Entonces aquí todo el mundo cree que todo lo tiene que resolver el gobierno y no es así, porque el caballo que llegó a la calle no fue por culpa del gobierno sino por un dueño irresponsable. GDE: ¿Dónde fue la primera instalación? LG: Empecé en Las Piedras con mil metros. Luego alquilé una propiedad con ocho cuerdas en Juncos. Ahí fue que empezó como que el boom porque la gente comenzó a comentar lo que hacía. Pero los primeros años fueron muy difíciles porque en el ambiente de rescate de animales hay mucha prepotencia y orgullo. GDE: ¿Cómo ha crecido tu proyecto desde 2010? ¿Cuántos caballos y otros animales tienes en tu santuario? LG: Hemos visto un aumento porque son muchas las personas que se han ido de Puerto Rico y después de María más. Ahora casi todos los municipios tienen el mismo problema: no tienen fondos para trabajar la situación. Desde el principio todo lo costeaba, y en parte lo sigo haciendo porque la ayuda es limitada para animales de granja. Dependo de lo que la gente done y de lo que se recoge de la entrada del público al santuario. Dentro de la finca tenemos una cafetería, casas de brinco, carrusel eléctrico, juegos para los niños y vendemos souvenirs. Al principio no cobrábamos la entrada, la persona solo compraba la bolsita de alimento, pero con el aumento de los animales ya no podíamos subsistir; ahora solamente cobramos dos dólares la entrada. En el santuario hay 168 animales en 140 cuerdas de terreno; el 80 por ciento de la finca está hecho con material reciclado. Además de caballos tenemos conejos, tortugas, burros, una vaca enana, ovejas, cabras, gallinas, pavos… También tenemos una batería de 20 caballos que toda la semana están sueltos y se recogen el sábado por la mañana para paseos de 25 minutos por la finca. En cuanto a adopción, las cabras, ovejas, burros y vacas no están para adopción porque son animales que se pueden consumir y queremos evitar eso. Sí se pueden adoptar caballos con la excepción de algunos que significan mucho para mí. Aparte de eso, tengo otros caballos que pertenecían a personas que convalecían con cáncer o alguna enfermedad terminal y antes de morir me pidieron que me quedara con sus caballos y cumplo esa palabra. También somos centro de práctica de algunas universidades. Eso también nos ayuda porque el maestro puede venir a dar la clase aquí con mis animales y también me ayuda con los casos médicos. También nos visitan voluntarios de universidades de Estados Unidos. GDE: ¿Cuentas con la ayuda de voluntarios? LG: Mi mano derecha es Vionette Estrada, técnica veterinaria y quien administra las redes y mi agenda; también se encarga de todo lo médico. También tengo a Luis Santiago que lleva diez años conmigo, y un grupo de voluntarios fijos que ayudan los fines de semana. En la semana solamente trabajamos dos personas. GDE: Sé que este tipo de operación de rescate de animales es sumamente costoso. ¿Cuánto dinero se necesita para alimentar a todos esos animales y que estén saludables? LG: Si empezamos con el pago de la finca, son 850 cincuenta dólares mensuales que tengo que buscar porque sin instalaciones los animales no tienen casa. En alimentación y cuido se van sobre 700 dólares semanales, sin contar si uno se enferma. Aunque no tenemos veterinarios fijos, nunca me faltan. Lo que siempre necesitamos es ayuda para alimentación y gastos de operación. GDE: Si una persona tiene un animal del que tiene que salir por x o y razón y te llama, ¿cómo es el proceso? LG: Se evalúa porque si tiene una condición médica que ni en un santuario tiene calidad de vida, no le extendería el sufrimiento. Cuando tengo un caballo con una pata rota y al que hay que eutanizar, a veces la gente me dice: “todo el tiempo es eutanizar, ¿y el día que tú caigas en una cama, que te rompas un pie...? El segundo corazón del caballo son las patas. Cuando el caballo pisa, la sangre bombea nuevamente al corazón y eso la gente no lo entiende. Eutanizar no es capricho, es terminar con el sufrimiento de ese animal. GDE: ¿Algunos proyectos o iniciativas nuevas en las que trabaje la organización? LG: Recientemente hicimos una alianza con una psicóloga que se especializa en terapia con animales. Las terapias empezarán ahora en enero, pero serán distintas porque serán con animales de granja y no con perros en una oficina. Empezaremos con niños y serán directamente en la granja, en el espacio natural de los animales. Lo bonito de esto es que estarán en una granja con animales especiales. Les llamo así porque muchos de mis animales tienen condiciones, ya sea porque fueron desechados por criadores porque no tenían las cualidades que buscaban en el animal. Proyectos siempre tengo. Tengo que hacer jaulas para recoger los animales porque no los puedo tener en libertad. Una vez me robaron 27 animales de terapia. Otro de los proyectos grandes es que abriremos un parque cerca del río que tendrá gazebos, inflables, un área para paseos a caballo, un playground abierto de cabras. Esperamos que esté listo para febrero. GDE: ¿Qué consejo quisieras compartirle a la ciudadanía para ayudar con la misión? ¿Cómo pueden facilitarles el trabajo? LG: Con llegar aquí a visitarme me ayudan y a todos los animales. Estamos en el Barrio Guayabota, Sector el 20, Carretera 181, km. 14 en Yabucoa. Para el público en general, abrimos los sábados y domingos de 11:00 am a 5:00 pm, y a las 9:00 am para los voluntarios que tengan ganas de trabajar. La Ñapita: Descríbete con tres palabras: soy bien serio en mis cosas, inteligente y tengo un corazón bien grande. Una frase o palabra que te gusta mucho: sonrisa. Voy a las escuelas a dar charlas y veo a los niños sonreír y eso para mí… Cuando sientes que pierdes el enfoque o la inspiración temporeramente, ¿qué haces? No soy de llorar, pero me bajan lágrimas, eso me desahoga. En años recientes, ¿qué nueva creencia, comportamiento o práctica mejoró considerablemente tu vida? Recientemente perdí dos familiares bien cercanos y eso me ayudó a darme cuenta de que tenemos que valorar la vida y vivir los momentos porque no sabemos cuando no estaremos aquí. ¿Cómo se llamaría la película de tu vida? “Horse and Ponys” Un puertorriqueñ@ que admires: bueno, no era puertorriqueño, pero amó esta tierra como si lo fuera, Tony Croatto. Para mí ese hombre era de otro mundo. ¿Qué es lo más grande que trajeron los animales a tu vida? Satisfacción. Que se puede cuando muchos te dicen que no. Tranquilidad y paz pues vivía una vida bien ajetreada. No sé, hay algo emocionante en verlos rehabilitarse, en ver una oveja parir frente a ti, ver que los animales te reconocen, que saben que tú eres el que los ayudas, alimentas y cuidas; eso no tiene precio. ¿Qué te inspira? Mientras la humanidad siga maltratando a los animales y siga viendo casos en las calles voy a seguir, es lo que me inspira a seguir porque si paro no sé qué será de ellos. Obviamente no es que vea el maltrato como algo positivo, pero es lo que me impulsa a seguir. ¿Cómo te relajas? En la finca, escuchando el río que baja. Quisieras que te recordaran por: lo que hice en vida. Lo único que pido es que la fundación no muera. Sigue a Horse and Ponys en las redes sociales: Facebook: @horseandponysinc Instagram: @horseandponys01 Twitter: @HorseandPonys01 YouTube: Horse and Ponys Inc *Horse and Ponys necesita ayuda para continuar con su importante labor. Puedes donar a través de su página de Facebook; ATH Móvil (787)295-6995, o PayPal: [email protected]. Además, puedes visitar el santuario y hacer tu donación monetaria, de materiales o alimentos.
4 Comentarios
Carmen Rivera
9/25/2022 08:04:05 pm
Saludos Luis, que bonita es su historia y el amor por los animales. Estoy buscando un sitio para un cerdito que se llama Babe donde está no lo quieren tener más, y tengo mucha tristeza y preocupación por el que no lo vayan a dejar por la calle o algún lugar x ahí. Me gustaría tener la oportunidad de hablar con usted y saber si tiene un lugar en su granja para tenerlo.
Responder
Yadira
9/28/2022 01:11:56 pm
Favor comunicarse directamente con ellos al (787)295-6995
Responder
Vanessa
2/2/2023 06:00:46 pm
Una llegua que está en los huesos y llena de garrapatas. El dueño está en una egida.
Responder
Yadira
2/3/2023 09:34:17 am
Favor comunicarse directamente con ellos al (787)295-6995
Responder
Deja una respuesta. |
Categorías
Todo
Entrevistas
Diciembre 2020
|