Al pensar en posibles profesiones, Erika Rodríguez no consideró inicialmente la fotografía como un medio para ganarse la vida. Sin embargo, su vocación la llamaba y poco a poco fue familiarizándose con la idea. No fue hasta que comenzó a estudiar periodismo visual en California que se entusiasmó al ver cómo las imágenes son capaces de contar las historias de una sociedad. Así fue como de forma orgánica se convirtió en fotógrafa y descubrió su sujeto favorito: Puerto Rico. Desde documentar la isla después del paso del huracán María, Erika alterna entre captar imágenes de la gente y los espacios que habitan, a la vez que deja ver la estrecha relación entre comunidad e identidad. Hoy día, su trabajo aparece en prestigiosas e importantes publicaciones como: The New York Times; CNN; The Washington Post; Bloomberg; NPR, y Smithsonian Magazine. Algunas de sus pasadas exhibiciones incluyen: [PR: IN/EX] Los Angeles, CA (2019); "La Ruta del Progreso" Santurce, PR (2018); "Photoville Outdoor Exhibit: The Oldest Colony", Brooklyn, NY (2018); "The Lit List: 30 Under-The-Radar Photographers, Authority Collective, Brooklyn, NY (2018), y "Latin American Foto Festival" Bronx Documentary Center, Bronx, NY (2018). La joven fotógrafa ha recibido numerosos premios y reconocimientos como: The Lit List: 30 Under-The-Radar Photographers (2018); Fotógrafa del año por la Asociación de Fotoperiodistas de Puerto Rico (2013), y Mención honorífica del Premio Félix Cordero y Premio Jack Delano de la Asociación de Fotoperiodistas de Puerto Rico (2013). A continuación, la entrevista que le hicimos a Erika en su versión editada y condensada. GDE: ¿Cuándo te diste cuenta de que te atraía la fotografía? Y luego ¿en qué momento te sentiste atraída por la fotografía documental? ER: Creo que la fotografía siempre me atrajo. Mi papá siempre tenía las revistas National Geographic así que siempre las miraba, pero jamás vi la fotografía como algo para decir: esto es lo que voy a hacer o de eso se puede vivir. Era como esta cosa visual muy bonita que me llamaba mucho la atención. Empecé en la Universidad de Puerto Rico de Cayey y entré por ciencias, pero después de mi primer año me di cuenta de que no me gustaba. Estuve en un proceso de buscar qué me gustaba y en una conversación con un amigo para tratar de descifrar qué iba a hacer con mi vida, salió el tema y dije: siempre me ha gustado la fotografía, pero ¿quién vive de eso? no es una carrera. A mí me interesaba ser veterinaria, que era completamente diferente… A partir de ese momento fue que empecé, con una camarita pequeña, pero nunca pensé que iba a retratar gente ni nada periodístico. No leía los periódicos, tampoco era algo en lo que me visualizaba ni me interesaba hacer. Entonces cuando me fui a estudiar al Brooks Institute en California, el programa en el que entré se llamaba Visual Journalism, enfocado en el periodismo. Lo que me atrajo fue el aspecto de las fotos sociales. Realmente me dejé llevar más por lo visual que por pensar que iba a hacer periodismo. Quería hacer fotos que fueran más humanas y que hablaran mucho sobre la problemática social que se vive. Poco a poco fui entrando en ese mundo. Pero al principio no pensaba que quería trabajar para un periódico y contar las historias de la gente; ocurrió bastante orgánico. GDE: ¿Por qué decidiste estudiar en California? ER: Me crié entre San Juan y Cayey y mi familia no podía pagar viajes a ningún otro sitio que no fuera ir a Cabo Rojo. Así que fue una combinación de que nunca salí de Puerto Rico hasta el mismo año en que me mudé. También porque cuando decidí tomar la fotografía como carrera sabía que era algo muy competitivo. Estuve un año estudiando fotografía en una universidad aquí y no me gustó el programa. Entonces dije: creo que lo que quiero hacer no lo voy a lograr aquí. Así que decidí irme y también tenía como esa piquiña de haber estado mis primeros veinte años encerrada aquí en la isla por así decirlo; quería salir y conocer otras cosas. GDE: ¿Quién o quienes son mentores en tu carrera? ER: Tengo varios. Mi primer mentor falleció como tres días antes del huracán María. Se llamaba Anacleto Rapping, era americano y fue fotógrafo del LA Times por muchísimos años. Fue uno de mis profesores y era muy cercana a él; fue uno de mis mentores más fuertes. El huracán María fue bien intenso para mí porque anteriormente fue trabajar el huracán Irma aquí y en las Islas Vírgenes, después la pérdida de alguien cercano y luego vino María y todos sabemos lo que vino después. También trabajé en la galería de la universidad donde estudiaba y el que era mi jefe también fue mi mentor; se llama Jesse Groves. Siempre digo que lo más probable no hubiese empezado a fotografiar a Puerto Rico si no hubiese sido por él. Yo siempre hablaba de Puerto Rico y en el 2012 vine a Puerto Rico a hacer un semestre de práctica en El Nuevo Día. Recuerdo que él me dijo: no puedes volver si no traes fotos de Puerto Rico. Obviamente, fuera del contenido que hacía para el periódico, era retratar a Puerto Rico de una manera más personal. De ahí salió mi proyecto sobre la isla y sobre cómo se ve la colonia en el diario vivir. Así que creo que esos dos hombres fueron personas súper importantes en mi carrera. GDE: ¿Qué es lo más que disfrutas durante tu proceso de captar imágenes? ER: La gente. Conocer personas de todas las diversidades, de todos los trasfondos, clases sociales y experiencias de vida. Siempre que salgo a trabajar aprendo algo: cómo trabajar con la gente, pero también absorbo, escucho y conozco de la gente que me permite hacer mi trabajo. Eso es una de las cosas más bonitas. GDE: ¿Qué es lo más que te gusta fotografiar? ER: Muchas cosas. No solamente gente porque también me parecen muy interesante los objetos y espacios que creamos y en donde hay mucho de nosotros, aunque no esté el cuerpo humano. Eso para mí siempre ha sido súper interesante también. La base siempre es la experiencia humana y la condición humana, pero me gusta retratar otras cosas que van más allá de la gente. GDE: ¿Qué mensaje o reacción intentas conseguir a través de tus imágenes? ER: Realmente la fotografía es igual que todas las artes, lo que buscas es que se cree una reacción emocional entre la imagen y lo que creas. A veces esto no se logra en el periodismo pues es meramente informar y no se consigue este contexto un poco más emotivo de la imagen. Para mí, mi trabajo es motivar a la gente en cualquier ángulo, ya sea que te molestes o te alegres, pero que provoque una reacción porque eso es lo que tú quieres, que el individuo conecte con la persona o situación que presentas en la imagen. Tú humanizas la historia. No es solamente “Pepito el de la esquina, que le pasó algo”, sino, ese también soy yo, o puedo ser yo; que se desarrolle una conexión y una reacción humana a sentirse identificado con la historia. GDE: ¿En qué trabajas actualmente? ER: Año y medio después de huracán María, que para mi fue muchísimo trabajo, estoy bajando revoluciones. Pero tengo mis trabajos regulares que son diferentes historias que me llegan para diferentes publicaciones pues trabajo independiente. Como proyecto personal, llevo como tres años trabajando para hacer un libro que desde el huracán se puso en completa pausa. Quiero retomarlo y sé que es un proceso que me va a tomar tiempo, pero quiero hacer un libro de imágenes sobre Puerto Rico. El working title es The oldest colony, que fue el que empecé en el 2012 y que he continuado pues mucho de mi trabajo periodístico también alimenta este proyecto. Ese es mi proyecto principal, que para mí es todo nuevo, aprendo en el proceso, como una página en blanco que todavía trato de descifrar. Y sí, estoy súper emocionada y a la misma vez es bastante intimidante. Espero poder hacer un libro que sea accesible económicamente para todos los puertorriqueños porque los libros de fotografía son sumamente caros. Crear una documentación de cómo se ve Puerto Rico ahora, cuál es nuestra realidad; no hay fotografía de los últimos treinta, cuarenta años. Creo que parte de mi trabajo y de la decisión de regresar a Puerto Rico después de estar seis años fuera, es que sentía la responsabilidad de crear algo para mi isla, para vernos, conocer nuestras historias y los espacios que son súper cotidianos. La falta de memoria es muy real y sí hay mucha gente batallando en contar nuestras historias con diferentes artes y medios, pero nos falta mucho y quiero tratar de poner mi granito de arena. GDE: ¿Qué consejos tienes para los jóvenes que incursionan en este mundo? ER: Tener un mentor es sumamente importante y cambian con el tiempo. Mostrar su trabajo, aunque estén empezando y que estén abiertos a todo: a lo positivo y negativo de enseñar su trabajo porque las reacciones de la gente son las que los ayudarán a crecer. Nadie está exento de eso. Y si quieren hacer fotografía sin importar de lo que sea, deben ser bien honestos con lo que les importa e interesa y contar esas historias. Creo que hacer retratos del tema que te inspira es sumamente importante, es lo que te va a llevar a dar la milla extra. Obviamente hay un compromiso emocional propio que no tiene nada que ver con los demás, decir: esto es lo que a mí me importa y es lo que voy a hacer y no importa si nadie me escucha ahora, voy a hacer que luego me escuchen. La fotografía es una industria bastante difícil y muy competitiva, pero no es imposible. También es sumamente importante salir del comfort zone y entrar a espacios de incomodidad en los que no sabes qué hacer, si sentarte a llorar o salir corriendo. Eso es lo que te va a llevar a crecer como persona y como artista. Creo que eso para mí siempre ha sido sumamente importante y espero que lo sea hasta el día que me muera. Uno aprende a expandir la visión del mundo, de lo que la gente es y puede ser. Somos muy diversos y más allá de hablar de las diversidades de las que comúnmente se hablan, tenemos que escucharnos y entendernos mejor como país, como mundo, y tener la sensibilidad a otras historias, a otros puntos de vista con los que a lo mejor no estemos de acuerdo; eso para mí es muy importante. La Ñapita: Descríbete con tres palabras: humana, contradictoria y sentimental Un libro o disco que te haya influenciado: “Antes del fin” de Ernesto Sabato Una frase o cita, tuya o de otra persona, que te gusta mucho: “La vida es tan corta y el oficio de vivir tan difícil, que cuando uno empieza a aprenderlo, ya hay que morirse,” de Sabato. Me fascina Sabato, es muy intenso y existencialista… De hecho, su libro “El túnel” fue el primer libro que me terminé de leer en la universidad. No tengo disciplina para terminar un libro y ese fue el primero que empecé a leer y falté a una clase porque dije: no, yo quiero terminar esto ahora. En años recientes, ¿qué nueva creencia, comportamiento o práctica ha mejorado considerablemente tu vida? En los últimos meses, sacar más tiempo para mí, para compartir con otra gente. Cuando sientes que pierdes el enfoque o la inspiración temporeramente, ¿qué haces? Me gusta escuchar música en cualquier chinchorro, sin la cámara, o irme al río. Quisieras aprender a: trabajar con cerámica ¿Cuál ha sido una de las mejores inversiones que has hecho? Regresar a Puerto Rico. ¿Qué te inspira? La simplicidad de la vida. Quisieras que te recordaran por: mi trabajo, que tenga un impacto en el país y en la memoria colectiva, en la gente; olvídate de mí, que sea el trabajo. Sigue a Erika en las redes sociales: Instagram: @erikaprodriguez
0 Comentarios
Rosamalia Pérez siempre estuvo rodeada de música desde que aprendió a tocar el piano a los cinco años en casa de su abuela. Durante sus años de adolescencia descubrió a DJ Tiësto y con éste, el mundo de la música electrónica. Fue entonces cuando quedó convencida de que quería estudiar y aprender lo más posible de este género musical. Al graduarse de escuela superior y ver que no había programas de música electrónica en Puerto Rico, ingresó al Conservatorio de Música de Puerto Rico donde estudió Jazz con una concentración en interpretación de piano. Sin embargo, la música electrónica la atraía como un imán y así fue como mirando, preguntando y estudiando por su cuenta la cultura de los djs, se convirtió en DJ Rosamalia, una de las djs más populares de música electrónica en la isla. A sus 27 años ha compartido tarima con djs de renombre como David Guetta, y tocado para exclusivas marcas como Yves Saint Laurent, Maybeline y L'Oreal, así como para pasarelas de importantes diseñadores locales. La también empresaria, es propietaria de Dungeon Jams, estudio y casa productora donde produce música para cortometrajes, anuncios, series de TV, y animaciones, entre otros. Sus dos discos, Sexified e Improvs, los cuales describe como su diario de música desde 2013 hasta el presente, pueden escucharse en todas las plataformas digitales de música. A continuación, la entrevista que le hicimos a Rosamalia en su versión editada y condensada
GDE: ¿Desde que eras una niña estás inmersa en el mundo de la música, ¿qué fue lo que te enamoró de la música electrónica? RP: A los cinco años me interesé en el piano porque mi abuela tenía uno en su casa. Ella me cuidaba y la escuchaba cogiendo clases, entonces así empecé a curiosear con el piano. Se lo dije a mi mamá y empecé a coger clases. Cuando tenía entre trece y catorce años fue que me empezó a gustar DJ Tiësto, porque en ese momento estaba súper “pegao”. ¿Te acuerdas cuando había una tienda Borders en Plaza? Pues allí me pasaba en el área de música, que tenía best sellers de música por género y… no recuerdo exactamente cómo fue que me empezó a gustar la música electrónica… creo que fue por soundtracks de películas. Descubrí una banda que se llama Goldfrapp que toca instrumentos tradicionales como guitarra y teclados, pero también usan sonidos electrónicos y creo que ahí fue que me empezó a gustar. También empecé a buscar música de Tiësto… de hecho, mi papá me llevó a verlo aquí. GDE: Cuéntame de esa experiencia. RP: Pues lo que recuerdo… fue cool porque mi papá es súper cool; se llama Roberto Pérez y también es artista. Estudió dibujo y en los noventa trabajó en animación, en un estudio que se llama Animación Boricua. No recuerdo cómo pasó, pero me imagino que le dije que quería ir… y pues me llevó y la pasé súper bien. No me acuerdo en detalle, pero fue el primer party en ese ambiente de gente bailando, “partyciando”… No fue hasta los dieciocho años que entré a la escena underground… and that’s when I got really hooked on electronic music… tenía mucha curiosidad, de los equipos que usaban los djs, quería saber cómo se hacía. Y preguntaba un poco tímida a otros djs que conocía y me decían cosas generales, nada muy específico, así que todavía estaba medio perdida. GDE: ¿Quiénes han sido tus mayores influencias durante tu carrera como dj? RP: Te diría que DJ Jaime Jones, The Martínez Brothers… pero más que nadie Jamie Jones. A través de los años he escuchado a varios djs que me gustaron y tengo etapas en que escucho a tal dj y después encuentro otro… pero creo que Jamie Jones es el que más influencia tiene porque no solamente tiene una música increíble, el tipo está todo el año viajando el mundo y siempre está sonriendo, no sé cómo lo hace. Lo busco mucho por YouTube e Instagram, veo los videos y siempre está pasándola súper bien; lleva como más de veinte años como dj. También su energía, su vibra positiva, se nota que le encanta la música electrónica. Además, corre su propio label que se llama Hot Creations, que tiene mucha influencia en la música dance. Los Martínez Brothers son un dúo de hermanos Nuyoricans que llevan djing desde jóvenes. Su historia es que en los setenta y ochenta su papá estaba bien involucrado en la escena del disco en Nueva York, coleccionaba discos y conocía a todos los djs; se movía en ese mundo. Así que cuando los nenes eran adolescentes entraron a ese mundo a través de su papá. A ellos también se les nota que viven para la música. Al igual que Jamie están todo el año viajando, tocando y siempre sonriendo, y eso es difícil, pero hay que hacerlo. You have to deliver, perform and make the vibe for the people that come to see you. GDE: Sé que eres autodidacta, que aprendiste a hacer música mirando y tomando cursos independientes de YouTube, y que siempre te mantienes en ese proceso de aprendizaje, ¿qué aprendes en la actualidad? RP: Fíjate, aprendo de finanzas. Últimamente me intereso más en desarrollar mi estudio pues lo hice un negocio oficial desde donde corro lo que hago fuera de dj: postproducción, composición, diseño de sonido… Así que estoy aprendiendo de finanzas, impuestos… porque por ser músico y freelancer hay ciertas cosas que uno mismo tiene que buscar y hacer. Tengo una contable, así que tengo ayuda y orientación dentro de este mundo, pero de todos modos hay cosas que no entiendo, es súper cuesta arriba. Pero voy aprendiendo y entendiendo, y estoy estableciendo unas metas para seguir creciendo y ayudar a otros músicos y a otros djs. Algo que veo y que experimento es que muchos músicos se quedan en este limbo que no los deja crecer. Estoy llegando a la conclusión de que tiene que ver con las finanzas. Quiero ayudar a la gente porque sé que es duro, pero si buscas ayuda, a una persona de confianza que te diga: necesitas tu registro de comerciante, tienes que hacer un recibo de pago, tienes que tener tus gastos, estos documentos, etc., entonces puedes ver crecimiento. He participado en meetups de la industria, pero siempre salgo muy frustrada porque se enfocan mucho en mercadeo, copyright, publishing… que es importante, pero eso viene después, cuando ya estás establecido, tienes música hecha y lista para lanzarte al mercado. Hay unos pasos que van antes y con los que hay que ayudar a la gente. GDE: ¿Tienes una idea de cómo harías esto? RP: Creo que el primer paso serán unos talleres o clases para las que me voy a ofrecer como consultora. Quiero reunirme con otros músicos y preguntarles cuáles son sus problemas, qué pueden mejorar, qué necesitan, porque he identificado problemas, pero no sé si son los mismos de todo el mundo, si hay cosas que no veo porque no las he vivido. No lo sé todo, pero puedo ayudar. Entonces recopilar esa información y tomar acción seria para hacer meetups, algo más estructurado. Hace falta un community hub y esa es mi visión, encaminarme para hacerlo. Reunir a otros contactos como Symphonic Distribution, la Puerto Rico Independent Musicians & Artists (PRIMA), Sonic Arts For All, que ofrecen educación de tecnología de la música para niños… con todos esos networks pienso que podemos organizarnos y empezar de cero. GDE: ¿Cómo ves la escena de la música electrónica en Puerto Rico? RP: Creo que es una escena bastante cool en el sentido de que traen buenos djs internacionales y a través de eso fue que tuve mucha influencia, viendo djs de otros países aquí en Puerto Rico, disfrutando de su música y descubriendo cosas nuevas. Lo que sí he visto es que últimamente… y quizás soy yo porque no salgo lo suficiente, es que it’s not exciting anymore, pero creo que es algo personal. De hecho, otro proyecto que quiero hacer es producir eventos de música y traer artistas que no solamente sean djs, pero que también sean artistas de música electrónica, que usan tecnología, pero cantan o hacen cosas en vivo. Me gustaría ver más que los eventos sean experiencias… people coming together to have this experience with good music. Y los sistemas de sonido… sé que es difícil tener un buen sistema de sonido, pero, por ejemplo, hay discotecas en otros países en que hay una persona designada para el sistema de sonido. Esa persona trae los diferentes componentes y los une, los cura según el espacio. Es algo que nunca he visto aquí, que hagan como una curaduría del sistema basado en el espacio; así es que suena bien. GDE: ¿En qué evento o con qué dj te gustaría tocar? RP: Jamie Jones, The Martínez Brothers, y esta muchacha que se llama Peggy Gou de Corea del Sur, es súper cool y stylish, viene del mundo de la moda. Me encanta ella porque es súper bella pero extremadamente humilde. Me encantaría hacer una fiesta en la que ella sea la headliner. GDE: ¿Qué te inspira a la hora de crear música? RP: Probablemente el amor, que suena súper cliché, pero me di cuenta de que la mayoría de mis canciones tienen que ver con amor. Cuando empecé a componer hacía música que era como mi diario, porque era lo que estaba dentro de mí, y en ese momento era desamor. Después fui desarrollando algo más alegre cuando salí de ese momento de mi vida. O sea que mi música depende de cómo me sienta o de lo que viva. GDE: ¿En qué proyectos trabajas? ¿Qué podemos esperar para este año? RP: Trabajo con un estudio de animación local que se llama Gladius. Estuvimos como un año haciendo el piloto y los conceptos para desarrollar doce episodios de una serie animada para niños. Hice la música original y el diseño de sonido. La serie se llama Fantomvilley el protagonista es un muchacho boricua que es parte de la diáspora puertorriqueña, que vive con su tía en los Estados Unidos. El protagonista se hace pana de los chamaquitos del vecindario donde en una calle hay una casa abandonada, embrujada, donde vive un fantasma amistoso; ellos se hacen amigos del fantasma. Básicamente, la trama de la serie se basa en que en cada episodio ellos ayudan a un fantasma que está atrapado en esa casa. Los fantasmas tienen asuntos que no han resuelto y en cada episodio los niños ayudan a un fantasma a encontrar paz y pasar al “otro lado”. El tráiler de la serie ya ganó un Suncoast Emmy por arte gráfico. Ahora mismo queremos venderla para financiar los doce episodios. GDE: ¿Cómo las personas pueden escuchar tu música? RP: Pues esa es una historia muy interesante. En el 2017 lancé mi álbum por SoundCloud. Quería que mi música estuviera en iTunes y Spotify, pero no tenía suficiente información, no entendía qué era un distribuidor, por qué se necesitaba y cómo conseguir uno. Estaba perdida hasta que entendí que hace falta un distribuidor que es a quien tú le das tu música y ellos la suben a todas las plataformas: iTunes, Spotify, Pandora… y a otro tipo de plataformas a nivel mundial. Eventualmente, una amiga me conectó con Symphonic Distribution, que están basados en Florida. Empecé a escribirles emails, pero todo fue bien lento porque no estaba segura del proceso. Hace un tiempo los de Symphonic vinieron a Puerto Rico y los conocí, tuvimos una reunión y les pedí que me explicaran el proceso. En verdad es bastante fácil, pero necesitaba que me lo explicaran. Pagué la cuota, que son como veinte dólares para subir un disco. Pero tenía mis dudas porque era música random, como dije, mi diario, sabía que no iba a vender mucho. Pero eventualmente vi que valió la pena porque la gente me pedía escuchar mi música por Spotify y no la tenía ahí. Este pasado diciembre subí toda mi música a todas las plataformas. La Ñapita: Descríbete con una palabra: curiosa ¿Qué te gustaría mejorar de ti? Organización Lugar del mundo: Barcelona Frase: “Fo' shizzle mah nizzle" Te gustaría conocer a: DJ Jamie Jones Un libro o disco favorito: Mi libro favorito creo que es The Digital Musician de Andrew Hugill, que habla de lo que es ser un músico en estos tiempos, es como un manifiesto, un libro filosófico y comparto muchos de los pensamientos del autor. ¿Cómo se llamaría la película de tu vida? “Rosamalia” De no ser dj, serías: Aún estaría en la música… rockstar; quería ser “rockera” y así fue como empecé, después fue que entré en lo de dj. Quisieras aprender a: manejar transmisión manual ¿Cómo te relajas? Cenando fuera o viendo Netflix, pero el momento en que más relajada estoy es cuando busco música para dj. ¿Qué te da esperanza? Saber que las cosas pueden mejorar. Me da esperanza saber que es posible tener una industria saludable y que esté en crecimiento constante porque se ha hecho en otros países, en otras ciudades. Es sólo tomar el primer paso. Eso me da esperanza, que hay posibilidad de mejoramiento, crecimiento y cambio positivo. Quisieras que te recordaran por: ser una music lady Sigue a DJ Rosamalia en las redes sociales: Facebook: Rosamalia Instagram: @rosamalia Cuando Jacobo Morales habla, se debe escuchar con detenimiento porque entre palabras suele regalar sabios consejos que develan la armonía que reside su manera de vivir y la pasión y dedicación que deposita en su trabajo. Mencionar a Jacobo equivale a recordar obras, poemas y películas con las que hemos reído y llorado. A los 14 años comenzó a trabajar en la radio y en el teatro, y en la televisión, el mismo año de su llegada a la isla, 1954. Participó en más de 30 obras, algunas que escribió y dirigió, y en los ‘70s, tuvo la oportunidad de trabajar en Hollywood en la producción “Bananas” de Woody Allen, así como en “Up the Sandbox” junto a Barbara Streisand. En 1990, su tercera película “Lo que le pasó a Santiago” recibió una nominación a los Premios Oscar por mejor película de idioma extranjero. Son muchos los éxitos y logros de este poeta, dramaturgo, actor, director, escritor y baluarte de nuestra cultura. A sus 84 años y por que así lo prefiere, su agenda lo mantiene ocupado. Divide su tiempo entre ofrecer charlas a estudiantes, escribir y revisar guiones, y sacarle carcajadas a la fiel fanaticada de Los Rayos Gamma, cuya vigencia permanece intacta tras casi sesenta años. Sin embargo, al hablar con Jacobo queda claro que sus principales logros incluyen vivir de acuerdo con lo valores inculcados por sus padres; escoger a Blanca Silvia como esposa, amiga, colega y confidente, y hacer de su pasión, su oficio. A continuación, la entrevista que le hicimos a Jacobo en su versión editada y condensada. GDE: ¿Cuál entiendes fue el mayor legado que te dejaron tus padres? JM: Muchas cosas buenas. Me dejaron sentido de hogar, ambiente de hogar, pero basado en el cariño, disciplina, amor y dedicación. A mami la relaciono con la actividad, la organización, la alegría, y el buen humor. Papi también tenía mucho sentido del humor y además era muy sabio. Me transmitió los valores, el sentido de observación, influyó mucho en mí porque además de contador público era escritor y un buen escritor, no porque sea mi papá. En esa época la parte económica siempre fue un factor que había que vigilar mucho, pero eran muy organizaditos. Siempre estudié en escuela pública y lo que recuerdo es eso, ese ambiente de hogar donde se mezclaba el amor con la disciplina, con estar muy pendientes de mis acciones e inquietudes; sentía que ellos estaban muy integrados a mi vida. Nací en Lajas y como a los dos años y medio nos trasladamos a San Germán. Allí vivimos como tres o cuatro años, y luego en Mayagüez. Al tiempo, mi papá vino a trabajar a un bufete de contadores en San Juan y vivimos unos cuantos meses en la urbanización El Hipódromo en la parada 20. Después nos trasladamos a la Calle Luna, esquina San Justo del Viejo San Juan, donde me crié. Estudié en la Escuela Elemental Abraham Lincoln de donde me gradué de sexto grado. Luego estudié intermedia y superior en la Escuela Baldorioty de Castro. Antes ponían a uno más tempranito en la escuela y pues ya a los 15 para 16 estábamos en cuarto año. Empecé en la radio como actor en el ‘49, a los 14 años, y en aquella época los programas de radio eran en vivo, pero por un sistema de interlocking, de horarios especiales en las escuelas, los horarios de la Baldorioty confligían con los de los programas de radio. Entonces pedí una transferencia para la Escuela Superior Central y en el año ’50 o ’51 empecé a estudiar allí y al primer salón donde me asignaron fue a la clase de español. Ahí estaba Blanca Silvia y esa es otra historia… GDE: Hablando de Blanca, a tu entender ¿cuáles son los elementos para el éxito y duración de su matrimonio? JM: Desde el mismo comienzo teníamos muchos intereses en común. Blanca tenía una gran sensibilidad y buen gusto. Le gustaba dibujar y tenía una gran afición por el cine, el teatro y la lectura, pero las artes escénicas no la atraían como participante. Como yo empecé tan tempranito en esto, cuando la conocí ya trabajaba en la radio y en el teatro. Blanca se integró por completo a mi oficio y a todos los aspectos y etapas de mi vida. Siempre ha estado presente como consejera y como crítica… una crítica implacable. También como productora, tanto de mis recitales de poesía como de mis obras de teatro, películas, siempre es la productora, y en todos los aspectos estamos integrados. Además, nos tenemos mucho respeto, admiración, y lo que dio comienzo a todo que fue que sentimos amor y cariño el uno hacia el otro; eso no ha cambiado nunca. GDE: ¿Tuviste mentores a lo largo de tu carrera? JM: Más bien personas que influyeron mucho en mí. Creo que mi principal mentor en esta primera etapa de mi vida, entiéndase la temprana adolescencia, fue papi. Cuando me lancé en la radio, teatro, televisión y cine, hubo escritores, factores y situaciones que influyeron. Más que un mentor en particular, aprendí mucho de las distintas circunstancias a las que me enfrenté; una vez pasaban pensaba y reflexionaba. Siempre hago muchas preguntas, que, por cierto, Blanca me dice: Jacobo, ya no me preguntes más, porque desde nene pregunto mucho. Pero, gracias a hacer preguntas, inquirir, rebuscar y tratar de enterarme, es que he adquirido la mayor parte de mi conocimiento. Lo académico es incluido lógicamente, pero mis estudios formales no pasan del teatro. Nunca estudié formalmente cinematografía; estudié humanidades y teatro en la UPR. Personas que han influido mucho en mí, te puedo nombrar bastantes, pero mentor en particular fuera de papi, no me viene a la mente. GDE: ¿Cuáles son algunos de los proyectos de los que estás más orgulloso? JM: Bueno, me hace sentir muy satisfecho el efecto que tuvieron mis poemas que eran de contenido social y combinaban algo que me atrae desde el comienzo: la sencillez y el contenido. Hacer algo sencillo con temas cotidianos pero que a la vez tenga contenido, eso me hace sentir orgulloso. La publicación de mis poemas, la aceptación que tuvieron, la aceptación que tuvieron mis obras de teatro, eso también me hace sentir muy orgulloso. Las películas también, lo que pasa es que no tengo hijo favorito en ese aspecto. Ahora, el libro de poemas lo repaso y me siento realmente orgulloso. Igualmente me pasa con las obras cuando las releo o las vuelvo a presentar. Cuando veo las películas invariablemente me pasa algo, y es que, si bien puedo aceptar los logros que hemos tenido y algunos aspectos de la película que siempre me satisfacen, siempre hay algún detallito que pienso que me hubiera gustado mejorar y eso no ha variado ni variará. Claro, por otro lado te digo: esto se logró, pero aquí, Dios mío este detallito, ¿por qué la música tan alta? ¿Por qué no corté antes? Incluso en la escritura digo: caramba, pero aquí perdió cadencia porque la oración está muy larga, y así por el estilo. Creía que eso iba a finalizar en algún momento, pero no. Hoy precisamente di una charlita en la Escuela Superior Central donde Blanca y yo nos conocimos. Fuimos al mismo salón donde nos conocimos y me pareció reproducir la escena… Una de las cosas que le comenté a los muchachos es que uno de los encantos que tiene este oficio es que uno nunca se gradúa, en todas las artes se es estudiante a perpetuidad. He tenido la oportunidad de desempeñarme en distintas facetas del arte y te digo, hago un resumen de todo eso y creo que he sido un privilegiado porque desde el comienzo hice lo que realmente he querido hacer; empezamos a los 14 años y ya cumplimos 84. GDE: ¿Cuáles son aquellas destrezas que te equiparon para tus logros? JM: Mi sentido de observación. Por ejemplo, si me sitúo estrictamente en la actuación, aunque esto es aplicable a las demás ramas en que me desempeñado, es que trataba de que hubiera verdad en lo que hacía. Desde el comienzo capté la diferencia que había entre representar e interpretar. En la época en que empecé, el estilo prevaleciente era la representación más dramática. Yo decía: pero es que la gente no habla así. Entonces a veces me decían: Jacobo, pero dale ánimo a eso, estás mongo. Es que trataba de buscar la naturalidad y eso lo asocio, que lo dije también esta mañana a los muchachos, con una frase que me dijo un gran actor nuestro, Juano Hernández, que fue muy famoso en el cine y en el teatro estadounidense en los ’50, me dijo algo que se me grabó para siempre: cuando actúes en cine, ten en cuenta que la cámara te retrata el alma. O sea que cuando hay verdad eso lo va a captar la cámara, pero tiene que haber verdad. Y lo que trato es de que haya verdad en el personaje que desarrollo, en la trama, aunque ralle en lo absurdo, pero que sea verdad… como pasa en la vida misma, que puede traspasar lo absurdo también. Siempre trato de que haya verdad en la escritura, actuación y dirección. También influye mucho que vengo del teatro con el director que era como un domador de látigo y los actores eran como sus marionetas. Venía con este autoritarismo a sacarte la emoción a grito limpio. Yo decía: eso no puede ser, ese tipo de director me cierra, Dios mío. Entonces hubo dos personas y dos situaciones clave que me ayudaron grandemente. Me doy en el teatro con Beco Zayas que dirigió la segunda versión de “La Carreta” en la que hice de Luis con Lucy Boscana, Norma Candal… entonces Beco venía de una escuela más renovadora, buscando más la naturalidad y me hizo sentir de maravilla. Igualmente, creo que algún tiempo después se me presentó la oportunidad de trabajar en “Bananas” con Woody Allen. Y Woody era tranquilo y riguroso, sí, pero sabía lo que quería y además te hacía sentir cómodo, escuchaba tus opiniones y creaba un ambiente general muy placentero. Ese trabajo con él también influyó mucho para desarrollar destrezas, actitudes y estilos futuros en el campo cinematográfico. GDE: ¿Y Los Gamma? ¿Se acabaron por ahora? JM: Eso es lo que yo me vengo creyendo hace tiempo. No, yo creo que no. Ahora hay un crucero pendiente para el 5 de enero de 2020. No sé que pueda surgir porque Silverio tenía la idea de que también hiciéramos una versión más sencilla para ir a varias ciudades de Estados Unidos. También lo consideraría. Por otro lado, pues tengo también que acomodar mis planes de repasar guiones; también tengo una nueva obra de teatro. GDE: Sí, háblame de los proyectos en que trabajas. JM: Tenemos varios guiones que han estado engavetados hace tiempito, o porque no se consigue el presupuesto o porque hay proyectos más inmediatos. Tengo varios que quiero repasar, corregir, que Blanca Silvia también me de su opinión y que se pueda sumergir en ellos ininterrumpidamente por varios días. También tengo una nueva obra de teatro que es una comedia satírica con elemento dramático que se llama “Reality Show”. Ya la escribí y estoy en una tercera revisión. Ahora quiero que Blanca le dé una lectura final y yo también haré lo mismo. GDE: ¿Cuánto tiempo tardas en escribir una pieza como esa? JM: Escribo rapidito. Te puedo escribir un guion en un mes, mes y medio. Lo mismo una obra si cuento con el tiempo, porque también por disciplina me asigno una cantidad de horas diarias; no espero por las musas. Pero por otro lado también tiene que haber un momento propicio, pero para la disciplina. Entonces una obra de teatro, un guion, no recuerdo que haya tardado más de mes y medio en el primer borrador. Después hay que quitármelo de encima. No subestimo los pequeños detalles; todo detalle cuenta. GDE: ¿Qué consejos compartes a aquellos jóvenes que desean incursionar en el mundo del cine y del teatro? JM: Que tengan como punto de partida que no puedes prefabricar un éxito, pero que lo más que te pone en la dirección correcta es hacer lo que tú sinceramente deseas hacer. También, si bien este oficio deslumbra mucho porque se asocia con el reconocimiento, el aplauso, la alfombra roja, los premios, y eso es chévere, todo eso es una parte de, pero la disciplina es lo fundamental. También hay que tener un carácter que a veces tiene que ser bien templado, porque hay unos vaivenes y unas sorpresas que te pueden decepcionar o deprimir. Pero si hay disciplina, consistencia, planificación y mucha honestidad con uno mismo… esas son cualidades o actitudes indispensables para ir adelante en este oficio. Se puede porque yo empecé a los 14 años y no he hecho otra cosa en mi vida. La Ñapita: Descríbete con tres palabras: fiebrú, sincero e idealista Un libro o disco que te haya influenciado: no me acuerdo del título, pero los cuentos de José Luis González me cautivaron cuando era adolescente. Lo mismo que Llorens Torres… “Cuando salí de Collores fue en una jaquita baya…” porque eran sencillitos y a la vez tenían contenido; los entendí de primera intención. Una frase o cita, tuya o de otra persona, que te gusta mucho: “La felicidad es la capacidad de vivir con alegría, aunque esa alegría pueda confundirse a veces con la locura.” Eso lo puse en labios de mi personaje en “Lo que le pasó a Santiago”. ¿Cuál es un hábito poco usual o manía que tienes? Ver que todo esté bien cerrado y apagado cuando me voy a acostar. En años recientes, ¿qué nueva creencia, comportamiento o práctica mejoró considerablemente tu vida? Lo que ha ocurrido más bien es una reafirmación en que si bien esta es una vida de competitividad, velocidad y productividad entre comillas, sigo insistiendo en que para poder avanzar hay que ir despacio. En estos últimos tiempos me he reafirmado en ese convencimiento y he entendido que no me agrada eso de la competitividad, sigo creyendo más como idealista al fin, en la confraternidad. ¿Cómo se llamaría la película de tu vida? “Eso que llaman vida” Un puertorriqueñ@ que admires: oh varios, que admiro y que les tengo cariño… recuerdo que Raulito Juliá hacía una obra en Broadway y yo terminaba de hacer la postproducción de “Dios los cría”. Lo llamé a ver si podía ir a una muestra de la película, pero tenía matiné y función en la noche, y en ese espacio entre matiné y noche es que yo iba a proyectar la película. Raulito sacrificó su descanso para acompañarme, jamás lo olvidaré. ¿Qué es una de las cosas más gratificantes que has hecho? Parecerá un poco “romanticón” pero juntarme con Blanca. Si hubieras podido cambiar un aspecto de tu niñez, ¿qué alterarías? Reclamar más tiempo en casa para que me dejaran jugar pelota porque me gustaba mucho, pero me lo condicionaban mucho porque uno podía darse un golpe y demás. Jugaba también en pequeñas ligas que en aquella época se llamaba futuras estrellas, nada más que jugué una temporada, hubiera querido jugar más. ¿Cual es una de las mejores inversiones que hiciste? Hacerme de la casita que tengo hace 57 años. Pancho tenía tres semanas cuando llegó aquí. ¿Cómo te relajas? Respiro diafragmáticamente. Cuando estoy medio “ajoraito” me gusta mirar el espacio, los árboles… me ayuda mucho que hay muchas tortolitas cerca con un canto que me agrada. Entonces me cuestiono y me vigilo mucho, en el sentido de que: Jacobo, lo que tú piensas y de lo que te has convencido, practícalo. Si crees que la relajación es lo que te da la energía… porque siempre he creído que hay una diferencia en lo que es tensión y lo que es intensidad. Para que haya intensidad tiene que haber relajación, la tensión te cierra todas las puertas. Pues Jacobo, ponlo en práctica, vigila la tensión para que haya intensidad en tu pensamiento, en tu quehacer, pero sin tensión. Me paso vigilante de eso. ¿Qué te inspira? La vida, las cosas mínimas, la sonrisa de un nene, una carcajada, un saludo… alguien así meditabundo que me obsequia una sonrisa. Además, me inspira mucho el aspecto espontáneo que me pueden brindar en la calle, en el colmado, la farmacia, eso me motiva, me llena de orgullo; para mí es un honor. Quisieras que te recordaran por: pues porque fui útil en algo. La mayor satisfacción que puede sentir un ser humano es sentirse útil. Sigue a Jacobo y a Los Rayos Gamma en las redes sociales: Facebook: Los Rayos Gamma; Jacobo Morales |
Categorías
Todo
Entrevistas
Diciembre 2020
|