Cuando Jacobo Morales habla, se debe escuchar con detenimiento porque entre palabras suele regalar sabios consejos que develan la armonía que reside su manera de vivir y la pasión y dedicación que deposita en su trabajo. Mencionar a Jacobo equivale a recordar obras, poemas y películas con las que hemos reído y llorado. A los 14 años comenzó a trabajar en la radio y en el teatro, y en la televisión, el mismo año de su llegada a la isla, 1954. Participó en más de 30 obras, algunas que escribió y dirigió, y en los ‘70s, tuvo la oportunidad de trabajar en Hollywood en la producción “Bananas” de Woody Allen, así como en “Up the Sandbox” junto a Barbara Streisand. En 1990, su tercera película “Lo que le pasó a Santiago” recibió una nominación a los Premios Oscar por mejor película de idioma extranjero. Son muchos los éxitos y logros de este poeta, dramaturgo, actor, director, escritor y baluarte de nuestra cultura. A sus 84 años y por que así lo prefiere, su agenda lo mantiene ocupado. Divide su tiempo entre ofrecer charlas a estudiantes, escribir y revisar guiones, y sacarle carcajadas a la fiel fanaticada de Los Rayos Gamma, cuya vigencia permanece intacta tras casi sesenta años. Sin embargo, al hablar con Jacobo queda claro que sus principales logros incluyen vivir de acuerdo con lo valores inculcados por sus padres; escoger a Blanca Silvia como esposa, amiga, colega y confidente, y hacer de su pasión, su oficio. A continuación, la entrevista que le hicimos a Jacobo en su versión editada y condensada. GDE: ¿Cuál entiendes fue el mayor legado que te dejaron tus padres? JM: Muchas cosas buenas. Me dejaron sentido de hogar, ambiente de hogar, pero basado en el cariño, disciplina, amor y dedicación. A mami la relaciono con la actividad, la organización, la alegría, y el buen humor. Papi también tenía mucho sentido del humor y además era muy sabio. Me transmitió los valores, el sentido de observación, influyó mucho en mí porque además de contador público era escritor y un buen escritor, no porque sea mi papá. En esa época la parte económica siempre fue un factor que había que vigilar mucho, pero eran muy organizaditos. Siempre estudié en escuela pública y lo que recuerdo es eso, ese ambiente de hogar donde se mezclaba el amor con la disciplina, con estar muy pendientes de mis acciones e inquietudes; sentía que ellos estaban muy integrados a mi vida. Nací en Lajas y como a los dos años y medio nos trasladamos a San Germán. Allí vivimos como tres o cuatro años, y luego en Mayagüez. Al tiempo, mi papá vino a trabajar a un bufete de contadores en San Juan y vivimos unos cuantos meses en la urbanización El Hipódromo en la parada 20. Después nos trasladamos a la Calle Luna, esquina San Justo del Viejo San Juan, donde me crié. Estudié en la Escuela Elemental Abraham Lincoln de donde me gradué de sexto grado. Luego estudié intermedia y superior en la Escuela Baldorioty de Castro. Antes ponían a uno más tempranito en la escuela y pues ya a los 15 para 16 estábamos en cuarto año. Empecé en la radio como actor en el ‘49, a los 14 años, y en aquella época los programas de radio eran en vivo, pero por un sistema de interlocking, de horarios especiales en las escuelas, los horarios de la Baldorioty confligían con los de los programas de radio. Entonces pedí una transferencia para la Escuela Superior Central y en el año ’50 o ’51 empecé a estudiar allí y al primer salón donde me asignaron fue a la clase de español. Ahí estaba Blanca Silvia y esa es otra historia… GDE: Hablando de Blanca, a tu entender ¿cuáles son los elementos para el éxito y duración de su matrimonio? JM: Desde el mismo comienzo teníamos muchos intereses en común. Blanca tenía una gran sensibilidad y buen gusto. Le gustaba dibujar y tenía una gran afición por el cine, el teatro y la lectura, pero las artes escénicas no la atraían como participante. Como yo empecé tan tempranito en esto, cuando la conocí ya trabajaba en la radio y en el teatro. Blanca se integró por completo a mi oficio y a todos los aspectos y etapas de mi vida. Siempre ha estado presente como consejera y como crítica… una crítica implacable. También como productora, tanto de mis recitales de poesía como de mis obras de teatro, películas, siempre es la productora, y en todos los aspectos estamos integrados. Además, nos tenemos mucho respeto, admiración, y lo que dio comienzo a todo que fue que sentimos amor y cariño el uno hacia el otro; eso no ha cambiado nunca. GDE: ¿Tuviste mentores a lo largo de tu carrera? JM: Más bien personas que influyeron mucho en mí. Creo que mi principal mentor en esta primera etapa de mi vida, entiéndase la temprana adolescencia, fue papi. Cuando me lancé en la radio, teatro, televisión y cine, hubo escritores, factores y situaciones que influyeron. Más que un mentor en particular, aprendí mucho de las distintas circunstancias a las que me enfrenté; una vez pasaban pensaba y reflexionaba. Siempre hago muchas preguntas, que, por cierto, Blanca me dice: Jacobo, ya no me preguntes más, porque desde nene pregunto mucho. Pero, gracias a hacer preguntas, inquirir, rebuscar y tratar de enterarme, es que he adquirido la mayor parte de mi conocimiento. Lo académico es incluido lógicamente, pero mis estudios formales no pasan del teatro. Nunca estudié formalmente cinematografía; estudié humanidades y teatro en la UPR. Personas que han influido mucho en mí, te puedo nombrar bastantes, pero mentor en particular fuera de papi, no me viene a la mente. GDE: ¿Cuáles son algunos de los proyectos de los que estás más orgulloso? JM: Bueno, me hace sentir muy satisfecho el efecto que tuvieron mis poemas que eran de contenido social y combinaban algo que me atrae desde el comienzo: la sencillez y el contenido. Hacer algo sencillo con temas cotidianos pero que a la vez tenga contenido, eso me hace sentir orgulloso. La publicación de mis poemas, la aceptación que tuvieron, la aceptación que tuvieron mis obras de teatro, eso también me hace sentir muy orgulloso. Las películas también, lo que pasa es que no tengo hijo favorito en ese aspecto. Ahora, el libro de poemas lo repaso y me siento realmente orgulloso. Igualmente me pasa con las obras cuando las releo o las vuelvo a presentar. Cuando veo las películas invariablemente me pasa algo, y es que, si bien puedo aceptar los logros que hemos tenido y algunos aspectos de la película que siempre me satisfacen, siempre hay algún detallito que pienso que me hubiera gustado mejorar y eso no ha variado ni variará. Claro, por otro lado te digo: esto se logró, pero aquí, Dios mío este detallito, ¿por qué la música tan alta? ¿Por qué no corté antes? Incluso en la escritura digo: caramba, pero aquí perdió cadencia porque la oración está muy larga, y así por el estilo. Creía que eso iba a finalizar en algún momento, pero no. Hoy precisamente di una charlita en la Escuela Superior Central donde Blanca y yo nos conocimos. Fuimos al mismo salón donde nos conocimos y me pareció reproducir la escena… Una de las cosas que le comenté a los muchachos es que uno de los encantos que tiene este oficio es que uno nunca se gradúa, en todas las artes se es estudiante a perpetuidad. He tenido la oportunidad de desempeñarme en distintas facetas del arte y te digo, hago un resumen de todo eso y creo que he sido un privilegiado porque desde el comienzo hice lo que realmente he querido hacer; empezamos a los 14 años y ya cumplimos 84. GDE: ¿Cuáles son aquellas destrezas que te equiparon para tus logros? JM: Mi sentido de observación. Por ejemplo, si me sitúo estrictamente en la actuación, aunque esto es aplicable a las demás ramas en que me desempeñado, es que trataba de que hubiera verdad en lo que hacía. Desde el comienzo capté la diferencia que había entre representar e interpretar. En la época en que empecé, el estilo prevaleciente era la representación más dramática. Yo decía: pero es que la gente no habla así. Entonces a veces me decían: Jacobo, pero dale ánimo a eso, estás mongo. Es que trataba de buscar la naturalidad y eso lo asocio, que lo dije también esta mañana a los muchachos, con una frase que me dijo un gran actor nuestro, Juano Hernández, que fue muy famoso en el cine y en el teatro estadounidense en los ’50, me dijo algo que se me grabó para siempre: cuando actúes en cine, ten en cuenta que la cámara te retrata el alma. O sea que cuando hay verdad eso lo va a captar la cámara, pero tiene que haber verdad. Y lo que trato es de que haya verdad en el personaje que desarrollo, en la trama, aunque ralle en lo absurdo, pero que sea verdad… como pasa en la vida misma, que puede traspasar lo absurdo también. Siempre trato de que haya verdad en la escritura, actuación y dirección. También influye mucho que vengo del teatro con el director que era como un domador de látigo y los actores eran como sus marionetas. Venía con este autoritarismo a sacarte la emoción a grito limpio. Yo decía: eso no puede ser, ese tipo de director me cierra, Dios mío. Entonces hubo dos personas y dos situaciones clave que me ayudaron grandemente. Me doy en el teatro con Beco Zayas que dirigió la segunda versión de “La Carreta” en la que hice de Luis con Lucy Boscana, Norma Candal… entonces Beco venía de una escuela más renovadora, buscando más la naturalidad y me hizo sentir de maravilla. Igualmente, creo que algún tiempo después se me presentó la oportunidad de trabajar en “Bananas” con Woody Allen. Y Woody era tranquilo y riguroso, sí, pero sabía lo que quería y además te hacía sentir cómodo, escuchaba tus opiniones y creaba un ambiente general muy placentero. Ese trabajo con él también influyó mucho para desarrollar destrezas, actitudes y estilos futuros en el campo cinematográfico. GDE: ¿Y Los Gamma? ¿Se acabaron por ahora? JM: Eso es lo que yo me vengo creyendo hace tiempo. No, yo creo que no. Ahora hay un crucero pendiente para el 5 de enero de 2020. No sé que pueda surgir porque Silverio tenía la idea de que también hiciéramos una versión más sencilla para ir a varias ciudades de Estados Unidos. También lo consideraría. Por otro lado, pues tengo también que acomodar mis planes de repasar guiones; también tengo una nueva obra de teatro. GDE: Sí, háblame de los proyectos en que trabajas. JM: Tenemos varios guiones que han estado engavetados hace tiempito, o porque no se consigue el presupuesto o porque hay proyectos más inmediatos. Tengo varios que quiero repasar, corregir, que Blanca Silvia también me de su opinión y que se pueda sumergir en ellos ininterrumpidamente por varios días. También tengo una nueva obra de teatro que es una comedia satírica con elemento dramático que se llama “Reality Show”. Ya la escribí y estoy en una tercera revisión. Ahora quiero que Blanca le dé una lectura final y yo también haré lo mismo. GDE: ¿Cuánto tiempo tardas en escribir una pieza como esa? JM: Escribo rapidito. Te puedo escribir un guion en un mes, mes y medio. Lo mismo una obra si cuento con el tiempo, porque también por disciplina me asigno una cantidad de horas diarias; no espero por las musas. Pero por otro lado también tiene que haber un momento propicio, pero para la disciplina. Entonces una obra de teatro, un guion, no recuerdo que haya tardado más de mes y medio en el primer borrador. Después hay que quitármelo de encima. No subestimo los pequeños detalles; todo detalle cuenta. GDE: ¿Qué consejos compartes a aquellos jóvenes que desean incursionar en el mundo del cine y del teatro? JM: Que tengan como punto de partida que no puedes prefabricar un éxito, pero que lo más que te pone en la dirección correcta es hacer lo que tú sinceramente deseas hacer. También, si bien este oficio deslumbra mucho porque se asocia con el reconocimiento, el aplauso, la alfombra roja, los premios, y eso es chévere, todo eso es una parte de, pero la disciplina es lo fundamental. También hay que tener un carácter que a veces tiene que ser bien templado, porque hay unos vaivenes y unas sorpresas que te pueden decepcionar o deprimir. Pero si hay disciplina, consistencia, planificación y mucha honestidad con uno mismo… esas son cualidades o actitudes indispensables para ir adelante en este oficio. Se puede porque yo empecé a los 14 años y no he hecho otra cosa en mi vida. La Ñapita: Descríbete con tres palabras: fiebrú, sincero e idealista Un libro o disco que te haya influenciado: no me acuerdo del título, pero los cuentos de José Luis González me cautivaron cuando era adolescente. Lo mismo que Llorens Torres… “Cuando salí de Collores fue en una jaquita baya…” porque eran sencillitos y a la vez tenían contenido; los entendí de primera intención. Una frase o cita, tuya o de otra persona, que te gusta mucho: “La felicidad es la capacidad de vivir con alegría, aunque esa alegría pueda confundirse a veces con la locura.” Eso lo puse en labios de mi personaje en “Lo que le pasó a Santiago”. ¿Cuál es un hábito poco usual o manía que tienes? Ver que todo esté bien cerrado y apagado cuando me voy a acostar. En años recientes, ¿qué nueva creencia, comportamiento o práctica mejoró considerablemente tu vida? Lo que ha ocurrido más bien es una reafirmación en que si bien esta es una vida de competitividad, velocidad y productividad entre comillas, sigo insistiendo en que para poder avanzar hay que ir despacio. En estos últimos tiempos me he reafirmado en ese convencimiento y he entendido que no me agrada eso de la competitividad, sigo creyendo más como idealista al fin, en la confraternidad. ¿Cómo se llamaría la película de tu vida? “Eso que llaman vida” Un puertorriqueñ@ que admires: oh varios, que admiro y que les tengo cariño… recuerdo que Raulito Juliá hacía una obra en Broadway y yo terminaba de hacer la postproducción de “Dios los cría”. Lo llamé a ver si podía ir a una muestra de la película, pero tenía matiné y función en la noche, y en ese espacio entre matiné y noche es que yo iba a proyectar la película. Raulito sacrificó su descanso para acompañarme, jamás lo olvidaré. ¿Qué es una de las cosas más gratificantes que has hecho? Parecerá un poco “romanticón” pero juntarme con Blanca. Si hubieras podido cambiar un aspecto de tu niñez, ¿qué alterarías? Reclamar más tiempo en casa para que me dejaran jugar pelota porque me gustaba mucho, pero me lo condicionaban mucho porque uno podía darse un golpe y demás. Jugaba también en pequeñas ligas que en aquella época se llamaba futuras estrellas, nada más que jugué una temporada, hubiera querido jugar más. ¿Cual es una de las mejores inversiones que hiciste? Hacerme de la casita que tengo hace 57 años. Pancho tenía tres semanas cuando llegó aquí. ¿Cómo te relajas? Respiro diafragmáticamente. Cuando estoy medio “ajoraito” me gusta mirar el espacio, los árboles… me ayuda mucho que hay muchas tortolitas cerca con un canto que me agrada. Entonces me cuestiono y me vigilo mucho, en el sentido de que: Jacobo, lo que tú piensas y de lo que te has convencido, practícalo. Si crees que la relajación es lo que te da la energía… porque siempre he creído que hay una diferencia en lo que es tensión y lo que es intensidad. Para que haya intensidad tiene que haber relajación, la tensión te cierra todas las puertas. Pues Jacobo, ponlo en práctica, vigila la tensión para que haya intensidad en tu pensamiento, en tu quehacer, pero sin tensión. Me paso vigilante de eso. ¿Qué te inspira? La vida, las cosas mínimas, la sonrisa de un nene, una carcajada, un saludo… alguien así meditabundo que me obsequia una sonrisa. Además, me inspira mucho el aspecto espontáneo que me pueden brindar en la calle, en el colmado, la farmacia, eso me motiva, me llena de orgullo; para mí es un honor. Quisieras que te recordaran por: pues porque fui útil en algo. La mayor satisfacción que puede sentir un ser humano es sentirse útil. Sigue a Jacobo y a Los Rayos Gamma en las redes sociales: Facebook: Los Rayos Gamma; Jacobo Morales
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Diciembre 2020
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