Al pensar en posibles profesiones, Erika Rodríguez no consideró inicialmente la fotografía como un medio para ganarse la vida. Sin embargo, su vocación la llamaba y poco a poco fue familiarizándose con la idea. No fue hasta que comenzó a estudiar periodismo visual en California que se entusiasmó al ver cómo las imágenes son capaces de contar las historias de una sociedad. Así fue como de forma orgánica se convirtió en fotógrafa y descubrió su sujeto favorito: Puerto Rico. Desde documentar la isla después del paso del huracán María, Erika alterna entre captar imágenes de la gente y los espacios que habitan, a la vez que deja ver la estrecha relación entre comunidad e identidad. Hoy día, su trabajo aparece en prestigiosas e importantes publicaciones como: The New York Times; CNN; The Washington Post; Bloomberg; NPR, y Smithsonian Magazine. Algunas de sus pasadas exhibiciones incluyen: [PR: IN/EX] Los Angeles, CA (2019); "La Ruta del Progreso" Santurce, PR (2018); "Photoville Outdoor Exhibit: The Oldest Colony", Brooklyn, NY (2018); "The Lit List: 30 Under-The-Radar Photographers, Authority Collective, Brooklyn, NY (2018), y "Latin American Foto Festival" Bronx Documentary Center, Bronx, NY (2018). La joven fotógrafa ha recibido numerosos premios y reconocimientos como: The Lit List: 30 Under-The-Radar Photographers (2018); Fotógrafa del año por la Asociación de Fotoperiodistas de Puerto Rico (2013), y Mención honorífica del Premio Félix Cordero y Premio Jack Delano de la Asociación de Fotoperiodistas de Puerto Rico (2013). A continuación, la entrevista que le hicimos a Erika en su versión editada y condensada. GDE: ¿Cuándo te diste cuenta de que te atraía la fotografía? Y luego ¿en qué momento te sentiste atraída por la fotografía documental? ER: Creo que la fotografía siempre me atrajo. Mi papá siempre tenía las revistas National Geographic así que siempre las miraba, pero jamás vi la fotografía como algo para decir: esto es lo que voy a hacer o de eso se puede vivir. Era como esta cosa visual muy bonita que me llamaba mucho la atención. Empecé en la Universidad de Puerto Rico de Cayey y entré por ciencias, pero después de mi primer año me di cuenta de que no me gustaba. Estuve en un proceso de buscar qué me gustaba y en una conversación con un amigo para tratar de descifrar qué iba a hacer con mi vida, salió el tema y dije: siempre me ha gustado la fotografía, pero ¿quién vive de eso? no es una carrera. A mí me interesaba ser veterinaria, que era completamente diferente… A partir de ese momento fue que empecé, con una camarita pequeña, pero nunca pensé que iba a retratar gente ni nada periodístico. No leía los periódicos, tampoco era algo en lo que me visualizaba ni me interesaba hacer. Entonces cuando me fui a estudiar al Brooks Institute en California, el programa en el que entré se llamaba Visual Journalism, enfocado en el periodismo. Lo que me atrajo fue el aspecto de las fotos sociales. Realmente me dejé llevar más por lo visual que por pensar que iba a hacer periodismo. Quería hacer fotos que fueran más humanas y que hablaran mucho sobre la problemática social que se vive. Poco a poco fui entrando en ese mundo. Pero al principio no pensaba que quería trabajar para un periódico y contar las historias de la gente; ocurrió bastante orgánico. GDE: ¿Por qué decidiste estudiar en California? ER: Me crié entre San Juan y Cayey y mi familia no podía pagar viajes a ningún otro sitio que no fuera ir a Cabo Rojo. Así que fue una combinación de que nunca salí de Puerto Rico hasta el mismo año en que me mudé. También porque cuando decidí tomar la fotografía como carrera sabía que era algo muy competitivo. Estuve un año estudiando fotografía en una universidad aquí y no me gustó el programa. Entonces dije: creo que lo que quiero hacer no lo voy a lograr aquí. Así que decidí irme y también tenía como esa piquiña de haber estado mis primeros veinte años encerrada aquí en la isla por así decirlo; quería salir y conocer otras cosas. GDE: ¿Quién o quienes son mentores en tu carrera? ER: Tengo varios. Mi primer mentor falleció como tres días antes del huracán María. Se llamaba Anacleto Rapping, era americano y fue fotógrafo del LA Times por muchísimos años. Fue uno de mis profesores y era muy cercana a él; fue uno de mis mentores más fuertes. El huracán María fue bien intenso para mí porque anteriormente fue trabajar el huracán Irma aquí y en las Islas Vírgenes, después la pérdida de alguien cercano y luego vino María y todos sabemos lo que vino después. También trabajé en la galería de la universidad donde estudiaba y el que era mi jefe también fue mi mentor; se llama Jesse Groves. Siempre digo que lo más probable no hubiese empezado a fotografiar a Puerto Rico si no hubiese sido por él. Yo siempre hablaba de Puerto Rico y en el 2012 vine a Puerto Rico a hacer un semestre de práctica en El Nuevo Día. Recuerdo que él me dijo: no puedes volver si no traes fotos de Puerto Rico. Obviamente, fuera del contenido que hacía para el periódico, era retratar a Puerto Rico de una manera más personal. De ahí salió mi proyecto sobre la isla y sobre cómo se ve la colonia en el diario vivir. Así que creo que esos dos hombres fueron personas súper importantes en mi carrera. GDE: ¿Qué es lo más que disfrutas durante tu proceso de captar imágenes? ER: La gente. Conocer personas de todas las diversidades, de todos los trasfondos, clases sociales y experiencias de vida. Siempre que salgo a trabajar aprendo algo: cómo trabajar con la gente, pero también absorbo, escucho y conozco de la gente que me permite hacer mi trabajo. Eso es una de las cosas más bonitas. GDE: ¿Qué es lo más que te gusta fotografiar? ER: Muchas cosas. No solamente gente porque también me parecen muy interesante los objetos y espacios que creamos y en donde hay mucho de nosotros, aunque no esté el cuerpo humano. Eso para mí siempre ha sido súper interesante también. La base siempre es la experiencia humana y la condición humana, pero me gusta retratar otras cosas que van más allá de la gente. GDE: ¿Qué mensaje o reacción intentas conseguir a través de tus imágenes? ER: Realmente la fotografía es igual que todas las artes, lo que buscas es que se cree una reacción emocional entre la imagen y lo que creas. A veces esto no se logra en el periodismo pues es meramente informar y no se consigue este contexto un poco más emotivo de la imagen. Para mí, mi trabajo es motivar a la gente en cualquier ángulo, ya sea que te molestes o te alegres, pero que provoque una reacción porque eso es lo que tú quieres, que el individuo conecte con la persona o situación que presentas en la imagen. Tú humanizas la historia. No es solamente “Pepito el de la esquina, que le pasó algo”, sino, ese también soy yo, o puedo ser yo; que se desarrolle una conexión y una reacción humana a sentirse identificado con la historia. GDE: ¿En qué trabajas actualmente? ER: Año y medio después de huracán María, que para mi fue muchísimo trabajo, estoy bajando revoluciones. Pero tengo mis trabajos regulares que son diferentes historias que me llegan para diferentes publicaciones pues trabajo independiente. Como proyecto personal, llevo como tres años trabajando para hacer un libro que desde el huracán se puso en completa pausa. Quiero retomarlo y sé que es un proceso que me va a tomar tiempo, pero quiero hacer un libro de imágenes sobre Puerto Rico. El working title es The oldest colony, que fue el que empecé en el 2012 y que he continuado pues mucho de mi trabajo periodístico también alimenta este proyecto. Ese es mi proyecto principal, que para mí es todo nuevo, aprendo en el proceso, como una página en blanco que todavía trato de descifrar. Y sí, estoy súper emocionada y a la misma vez es bastante intimidante. Espero poder hacer un libro que sea accesible económicamente para todos los puertorriqueños porque los libros de fotografía son sumamente caros. Crear una documentación de cómo se ve Puerto Rico ahora, cuál es nuestra realidad; no hay fotografía de los últimos treinta, cuarenta años. Creo que parte de mi trabajo y de la decisión de regresar a Puerto Rico después de estar seis años fuera, es que sentía la responsabilidad de crear algo para mi isla, para vernos, conocer nuestras historias y los espacios que son súper cotidianos. La falta de memoria es muy real y sí hay mucha gente batallando en contar nuestras historias con diferentes artes y medios, pero nos falta mucho y quiero tratar de poner mi granito de arena. GDE: ¿Qué consejos tienes para los jóvenes que incursionan en este mundo? ER: Tener un mentor es sumamente importante y cambian con el tiempo. Mostrar su trabajo, aunque estén empezando y que estén abiertos a todo: a lo positivo y negativo de enseñar su trabajo porque las reacciones de la gente son las que los ayudarán a crecer. Nadie está exento de eso. Y si quieren hacer fotografía sin importar de lo que sea, deben ser bien honestos con lo que les importa e interesa y contar esas historias. Creo que hacer retratos del tema que te inspira es sumamente importante, es lo que te va a llevar a dar la milla extra. Obviamente hay un compromiso emocional propio que no tiene nada que ver con los demás, decir: esto es lo que a mí me importa y es lo que voy a hacer y no importa si nadie me escucha ahora, voy a hacer que luego me escuchen. La fotografía es una industria bastante difícil y muy competitiva, pero no es imposible. También es sumamente importante salir del comfort zone y entrar a espacios de incomodidad en los que no sabes qué hacer, si sentarte a llorar o salir corriendo. Eso es lo que te va a llevar a crecer como persona y como artista. Creo que eso para mí siempre ha sido sumamente importante y espero que lo sea hasta el día que me muera. Uno aprende a expandir la visión del mundo, de lo que la gente es y puede ser. Somos muy diversos y más allá de hablar de las diversidades de las que comúnmente se hablan, tenemos que escucharnos y entendernos mejor como país, como mundo, y tener la sensibilidad a otras historias, a otros puntos de vista con los que a lo mejor no estemos de acuerdo; eso para mí es muy importante. La Ñapita: Descríbete con tres palabras: humana, contradictoria y sentimental Un libro o disco que te haya influenciado: “Antes del fin” de Ernesto Sabato Una frase o cita, tuya o de otra persona, que te gusta mucho: “La vida es tan corta y el oficio de vivir tan difícil, que cuando uno empieza a aprenderlo, ya hay que morirse,” de Sabato. Me fascina Sabato, es muy intenso y existencialista… De hecho, su libro “El túnel” fue el primer libro que me terminé de leer en la universidad. No tengo disciplina para terminar un libro y ese fue el primero que empecé a leer y falté a una clase porque dije: no, yo quiero terminar esto ahora. En años recientes, ¿qué nueva creencia, comportamiento o práctica ha mejorado considerablemente tu vida? En los últimos meses, sacar más tiempo para mí, para compartir con otra gente. Cuando sientes que pierdes el enfoque o la inspiración temporeramente, ¿qué haces? Me gusta escuchar música en cualquier chinchorro, sin la cámara, o irme al río. Quisieras aprender a: trabajar con cerámica ¿Cuál ha sido una de las mejores inversiones que has hecho? Regresar a Puerto Rico. ¿Qué te inspira? La simplicidad de la vida. Quisieras que te recordaran por: mi trabajo, que tenga un impacto en el país y en la memoria colectiva, en la gente; olvídate de mí, que sea el trabajo. Sigue a Erika en las redes sociales: Instagram: @erikaprodriguez
0 Comentarios
Deja una respuesta. |
Categorías
Todo
Entrevistas
Diciembre 2020
|