Mencionar a Mayra Santos Febres es nombrar a una de las escritoras más importantes de nuestros tiempos. Oriunda de Carolina, su pasión por temas de raza, misticismo, feminismo, deseo y poder son palpables en sus escritos que siempre dejan a sus lectores con ganas de más. Su trabajo le ha dado la vuelta al mundo y sus poemas se publican en numerosas revistas internacionales como Casa de las Américas (Cuba), Página Doce (Argentina), Revue Noire (France), y Review: Latin American Literature and Arts (Nueva York). Son numerosos los galardones recibidos por la escritora. Entre los más prestigiosos se encuentran: el Premio Letras de Oro (1994) por su colección de cuentos cortos “Pez de vidrio” y el Galardón Radio Sarandí del concurso Juan Rulfo Internacional de Cuento (1996) por su cuento corto “Oso Blanco”. Recordemos que su primera novela “Sirena Selena vestida de pena” (2000) fue finalista del premio Rómulo Gallegos en 2001 y ganó el premio por mejor novela del PEN Club de Puerto Rico; la primera edición de su segunda novela “Cualquier miércoles soy tuya” (2002) se agotó en un mes, y su tercera novela “Nuestra Señora de la noche” (2006) ganó el Premio Nacional de Literatura de Puerto Rico. Al criarse entre educadores, la también creadora y directora ejecutiva del Festival de la Palabra lleva en la sangre el arte de la formación. Desde hace un tiempo funge como catedrática en la Universidad de Puerto Rico donde ofrece taller de Escritura Creativa y clases graduadas de Políticas Culturales y Literatura Caribeña, y Género y Raza en la Literatura. También fue profesora residente en varias universidades de los Estados Unidos, Latinoamérica y Europa. Según Santos Febres, una de las cosas que mejor saber hacer es ayudar en la formación de nuevos escritores y afirma que las nuevas cepas la llenan de esperanza. Hoy, dedica parte de su tiempo a lo que será un escrito acerca de la vida de Julia de Burgos. A continuación, la entrevista que le hicimos a Mayra en su versión editada y condensada.
GDE: ¿Qué lees actualmente? ¿Cómo escoges los próximos libros que leerás? MSF: Ahora mismo leo las cartas de Nelson Mandela. Leo cuando puedo pues parte del tiempo lloro. Recién terminé de leer las cartas, los textos, todo lo de Julia de Burgos porque estoy escribiendo. Siempre escojo libros, primero por intuición, segundo por obsesión y tercero por lo que estoy escribiendo, lo que me hace falta. Entonces lo que me hace falta casi siempre es literatura que tiene que ver con raza y género. GDE: ¿Puedes hablar un poco de lo que escribes acerca de Julia de Burgos? MSF: Estoy terminando un primer manuscrito que fue escogido para que lo trabajara en una residencia de un mes en la Rockefeller Foundation en Bellagio, Italia y que se titula “La otra Julia”. Es un texto de ficción y no ficción basado en la corta y maravillosa vida de Julia de Burgos. Creo que la termino en diciembre. Además, acabo de terminar un texto que está en espera de publicación y se titula “Cuando llegue la luz”, acerca de María, las 4,654 muertes y cómo la pasamos acá; una mezcla de ficción y no ficción. GDE: De alguna manera todos tenemos rituales, unos más sencillos, otros mas complejos, ¿cuáles son tus rituales? MSF: Wow, tengo tantos. Me levanto por la mañana y siempre tengo el mismo ritual: me tomo un café, le echo agua a las plantas, le doy comida a mis animales y luego a mis dos animalitos que parí y después me tiro las cartas; soy de oráculos. Después de eso hago un poquito de journaling, es decir que practico escritura automática para saber hacia dónde voy y ahí es que empiezo a desarrollar proyectos. GDE: ¿Desde cuando los oráculos forman parte de tu vida? MSF: Desde hace como 10 años. GDE: ¿Cómo es tu proceso creativo antes y una vez te sientas a escribir? MSF: Es bien específico, casi nunca cambia. Como me entrené como investigadora, siempre empiezo por ese proceso de investigación que incluye un tiempo de lectura que no es de contenido ni tampoco de ocio, sino que es más bien de estructura. Leo estructuras narrativas, eso me interesa mucho. Entonces luego que hago eso trabajo bastante con la propuesta, con la organización del libro. Después, corto en pedacitos porque para uno lograr algo en este mundo hay que cortarlo en pedacitos; así es como trabajo. GDE: ¿Más o menos cuánto tiempo te toma escribir una novela? MSF: Una novela me puede tomar como tres o cuatro semanas. El problema es que eso no es la escritura, esa es la exploración de la escritura. Después de eso es que de verdad empieza la escritura que toma de seis a ocho meses y que es escribir y reescribir y reescribir; ese proceso es mucho más complejo. Dentro del proceso creativo siempre entra el otro proceso que es el de la magia, conectarme con esas voces que no son del todo racionales y que hablan desde los ancestros, desde todos esos espacios, para poder trabajar lo otro que es la poesía, eso que no está nombrado todavía. GDE: Hablando un poco de tu labor en la Universidad de Puerto Rico, ¿cómo ves esta nueva generación de futuros escritores? MSF: Una de las cosas que mejor sé hacer además de escribir, criar y bailar salsa es entrenar nuevos escritores y me gusta mucho lo que veo. Creo que los nuevos escritores puertorriqueños, y hablo de los novicios, es gente que trabaja cosas muy interesantes. Se entrenan con una estética que salió con el huracán y que le llamo el neo jíbaro remix, gente que está redescubriendo y revalorando el campo, esos espacios de la ruralía urbana boricua que es tan rara porque nuestros campos son campos de verdad donde hay analfabetismo y peleas a machetazos, pero con un Marshalls y un centro comercial justo al lado. Unas cosas muy extrañas, que es necesario verlas y echarles un vistazo desde esta nueva realidad. También hay un surgimiento impresionante de nuevas identidades que no son la nacional y que los estudios feministas llaman la interseccionalidad de la identidad, que es género, que es raza, pero mezclado con identidades sexuales múltiples como la comunidad LGBT, que fue tan fundamental en la reconstrucción de Puerto Rico porque fueron de los más afectados. Ellos trabajan algo nuevo que se está viendo en la literatura, pero más en la poesía, en el performance, en los cuentos y en publicaciones digitales. Todavía no llega a los libros, pero eso tiene un antecedente inmediato que está ahí y es mi generación y la generación intermedia, los que tenemos entre cincuenta y pico, cuarenta y pico, treinta y pico de años. Los más viejos podríamos ser Rafael Acevedo y yo, y los más jóvenes gente como Sergio Gutiérrez que escribió “Dicen que los dormidos”, o Alexandra Pagan, Nicole Delgado, Xavier Valcárcel, y un montón de gente que tienen treinta y pocos y que empiezan a trabajar otro tipo de discurso. Así que esa camada viene bien buena porque es múltiple. Hay muchas cosas que antes no estaban en la literatura puertorriqueña: hombres negros, nuevas masculinidades, mujeres poliamorosas, feministas duras y muchos proyectos editoriales a la misma vez. Proyectos que son pequeñitos, bien pequeñitos que eso los hace invisibles, pero a la misma vez porque son pequeñitos son bien ágiles. GDE: A un futuro escritor, ¿qué consejo le ofreces acerca del oficio y los procesos? MSF: Bueno, no soy muy buena dando consejos, pero sí ofreciendo soluciones sistemáticas. Una de las cosas es que tienen que hacer taller. Soy hija de un pelotero y de una maestra de español. Mi experiencia es que es bien difícil tratar de hacer cualquier cosa en esta vida si uno no doma el ego. High ego, low impact, low ego, high impact. Hay que domar el ego y para domarlo se hace lo que sea, pero lo más importante es aprender a trabajar en equipo, en alianza, para poder crecer de una manera orgánica. Es decir, aprender a recibir crítica, a reescribir, a que haya espacios y que puedan negociarse sin hacer tanto esfuerzo que tu voz se apague. Negociar es necesario para abrir los canales. El taller y los proyectos en conjunto son fundamentales para aprender, porque eso no lo aprendes en un infomercial de YouTube; esto no es información, es formación. Entonces para formarte tienes que pasar por una experiencia que integre la información con la práctica y por lo tanto hay que hacer práctica. Además, trabajamos con los sistemas de apoyo. Los sistemas de apoyo en el proyecto de escribir una obra, los sistemas de apoyo en el proyecto de presentar una obra según los circuitos que haya, no los que debe haber, y los circuitos en Puerto Rico son bien buenos y saludables si los ves descolonizadamente. Podemos vender muchos libros en las escuelas en conjunto con las maestras que buscan material vinculatorio para crear lectores y si escribes cosas que tienen que ver con tu país, de repente tienes un montón de lectores. Si lo que quieres es que se te aplauda por parecer lo más europeo o lo más gringo posible, te vas a quedar sin lectores, que es el problema que pasa con la literatura puertorriqueña de la isla. Está bien colonizada y lo digo porque me pasó. Gracias al cielo que soy negra, mujer y cafre y eso no me permitía una colonización completa. Pero me di cuenta porque la neurona se despertó y me dijo: “no sigas pensando que eres víctima de una colonización en la que participas.” Entonces ahí me di cuenta y creé el Festival de la Palabra. Empecé un proceso de mirar cómo es que este sistema funciona desde los grand slams y los micrófonos abiertos, pasando por las escuelas. Por qué las librerías no funcionan y no funcionan porque las librerías en Puerto Rico y en muchas partes del mundo se ocupan de vender importaciones. Puedes ir a una a comprar un libro de Raymond Carter, que es uno de mis escritores favoritos, pero es bien difícil que en la misma librería puedas comprar el trabajo de escritores puertorriqueños. Sin embargo, en las escuelas sí pues están bien interesadas en saber qué es lo que se está publicando. Otra cosa bien importante es que necesitamos reforzar la diáspora, las conexiones entre la isla y la diáspora, desde un entendimiento saludable. Es decir, ni la diáspora nos puede decir cómo hacer las cosas bien porque el bien está en donde tú estás, ni Puerto Rico puede seguir desconfiando de su diáspora porque cuánto más va a hacer la diáspora para explicar que está ahí para que no te mueras. Entonces ahí hay un diálogo que hay que reforzar para llegar a unos entendimientos y creo que eso se puede hacer a través de conexiones, viajes de inmersión de un lado y de otro, proyectos conjuntos, proyectos bilingües, un montón de cosas que tenemos que aprender a desarrollar. Yo enseño ese sistema, que no es tan solo escribir un libro; ser escritor en nuestros países y comunidades es también ser un poco gestor cultural de tu propio proyecto. GDE: ¿Este interés por parte de las escuelas siempre estuvo presente o entiendes que ahora está más marcado que antes? MSF: Siempre estuvo. Te lo digo yo que soy hija y sobrina de educadores. Eran seis tías y siete tíos maestros que ahora tienen 80 años. Puerto Rico se mueve desde la base de los maestros. ¿Quieres hacer un impacto cultural importante en nuestro país? Tienes que contar con esa fuerza subvalorada que mueve municipios completos o los detiene, que son los maestros, porque con ellos están los niños y sus familias. El Departamento de Educación es el departamento más grande y con más recursos que tiene Puerto Rico. Primero se hizo para la modernidad, para sacar a los pobres jíbaros del oscurantismo colonial y racial y llevarlos hasta el siglo 20. Ahí empezó la colonización estadounidense, pero después que eso se logró no había un plan de desarrollo y se estancó y se convirtió en un espacio de corrupción. Pero la educación en Puerto Rico desde siempre es garantía de desarrollo y supervivencia para las generaciones puertorriqueñas. En una sola generación mi mamá fue de ser casi esclava, de una niña restavek, que es una niña a la que le daban casa y comida por trabajo en una casa, a llegar a Carolina a estudiar, a ser enfermera, a ser maestra y de ahí maestra enlace, y a tener una maestría en estudios literarios; lo logró solita. Luego tuvo dos hijos: mi hermano, que se lo llevó la droga por razones de violencia, raza y género, y otra que terminó siendo Mayra Santos. La cantidad de ingenieros que se lleva la NASA, la cantidad de personas que hace investigaciones en la Universidad de Puerto Rico Recinto de Ciencias Médicas… La cantidad de estudios que hay aquí, que se los llevan, es impresionante, pero hay que ponerlos a trabajar para Puerto Rico. Esa fuga de cerebros no puede seguir. Es buena e importante y nos ayudó a consolidar este país interesantísimo que tenemos, que es un país sin estado porque es ingobernable. Eso me fascina y es de lo más orgullosa que estoy sobre la faz de la tierra, de ser boricua en estos momentos históricos. Pero tenemos que empezar a mirar el valor en vez del exterminio y el genocidio por el que estamos pasando, que no somos los únicos. Mira lo que sucede en la frontera de Estados Unidos con las poblaciones indígenas, con las mujeres y el me too y la criminalización de todo. Los hombres blancos, los white supremacists, se quieren quedar con el mundo otra vez. Pendejos si los dejamos porque la verdad es que el poder que tenían antes no lo tienen ahora. La pregunta es cómo lo hacemos y creo que desde Puerto Rico es sencillo: educación y diáspora. GDE: ¿Algún otro proyecto en el que estés trabajando? MSF: A través de mi página, www.mayrasantosfebres.com, empezaré un proyecto en diciembre de talleres en línea. La Ñapita: Descríbete con tres palabras: soy una madre ejecutiva cimarrona Algún libro que te haya influenciado grandemente: puedo pensar en el primero: “El mar y tú” de Julia de Burgos. Una frase o cita, tuya o de otra persona, que te gusta mucho: es un hashtag: #somosmasynotenemosmiedo En años recientes, ¿qué nueva creencia, comportamiento o práctica mejoró considerablemente tu vida? La espiritualidad afrocaribeña mezclada con meditación. Cuando sientes que pierdes el enfoque o la inspiración temporeramente, ¿qué haces? Escribo Un puertorriqueñ@ que admires: Ana Judith Román, una mujer negra que fundó la escuela de neurobiología de la Universidad de Puerto Rico y Celestina Cordero, la hermana de Rafael Cordero y fundadora de la primera escuela para mujeres en Puerto Rico. Quisieras aprender a: volar ¿Qué es una de las cosas más gratificantes que has hecho? Parir ¿Qué te inspira? Amar Quisieras que te recordaran por: hay una frase que me gusta mucho y que me encantaría que fuera un epitafio; quiero que en algún lugar diga: “no la vieron venir.” Sigue a Mayra Santos Febres en las redes sociales: Facebook: Mayra Santos Febres www.mayrasantosfebres.com
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Diciembre 2020
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