Comenzó como un juego mientras veía a otros niños más grandes que él disfrutar del deporte que poco a poco se impregnó en su cuerpo y alma hasta que vivir lejos del mar le pareció imposible. Hoy día, Rubén “Babby” Quiñones es uno de los bodyboarders profesionales más importantes de Puerto Rico; su aptitud en el deporte le ha permitido representar a la isla en competencias locales e internacionales. Aunque aún se mantiene activo en el surfing, hoy mira el océano desde otro punto de vista, a través del lente de su cámara. Babby lleva más de una década filmando vídeos y captando imágenes de surfing, pero hace alrededor de cinco años convirtió uno de sus pasatiempos en su profesión. Actualmente se dedica a fotografiar imágenes de olas y del familiar entorno que lo vio crecer, de manera que sus días comienzan y terminan en el mar en busca del tiro, la luz y el momento perfecto. Recientemente, Babby tuvo la oportunidad de participar de la exposición de fotografía SALITR3, realizada en La Respuesta. Al conversar con él, queda claro que su trayectoria como surfer lo trajo a un lugar de paz en el que vive apasionado por lo que hace, cosa que se refleja en cada una de sus fotos. A continuación, la entrevista que le hicimos a Babby en su versión editada y condensada. GDE: Babby, ¿cómo inició tu interés por el surfing? BQ: Esa primera experiencia fue gracias al lugar donde vivía en ese momento que era el condominio Mundo Feliz en Isla Verde. Empecé como a los seis años pues de todos los panitas yo era de los más chiquitos. Entonces ellos iban al agua y cuando regresaban tiraban los boogies y las tablas a la piscina para limpiarlas. Yo las cogía prestadas y me tiraba desde el borde de la piscina por vacilar. En aquel tiempo, como en el ochenta y pico, había una casa detrás de la piscina que no pertenecía al condominio. Era una casa de playa que tenía todos los juguetitos en el garaje. Allí había una tabla tirada y siempre brincaba la verja, la cogía prestada y luego la devolvía. GDE: ¿Qué de este deporte es lo más que te satisface? BQ: Primero que todo, ninguna ola se repite. Todos los días tienen un patrón y unas pueden ser similares a otras, pero ninguna se repite. Esa adrenalina de esperar por esa ola del día, que empiezas a imaginar, a saborear antes de tiempo, esa expectativa… me encanta ese feeling. GDE: ¿Qué playas, dentro o fuera de Puerto Rico, son tus favoritas para surfear? BQ: He tenido la oportunidad de practicar en un sinnúmero de lugares, pero sin duda alguna el lugar que más me encanta es Puerto Escondido. También me gusta la ola “Pipeline” en Hawaii y surfear en Islas Canarias. GDE: ¿Cómo llegaste a la fotografía? BQ: Cuando mi hermana tuvo su primer hijo mi mamá me decía: cuando tu sobrino empiece a crecer y a preguntar y le empieces a contar de todos esos lugares donde estuviste, no te va a creer porque no tienes tanta evidencia; te voy a regalar una camarita. Pero desde mucho antes ella me compraba unas camaritas desechables y a prueba de agua marca Kodak. Usaba una para tirarle fotos al pana y el pana usaba una para tirarme a mi y siempre nos intercambiábamos las fotos. Con ese relajito teníamos algo de conocimiento del timing, de dónde teníamos que estar en la ola pues con aquellas cámaras solo tenías un tiro de la ola. Después mami me regaló esa camarita que me la disfruté un montón. GDE: ¿Tomaste alguna clase de fotografía? BQ: No, todo he sido yo. Tengo amigos que me ayudan a arreglar las fotos para que se vean más lindas para la fotografía artística, que es lo que vendo. GDE: ¿Cuándo comenzaste a tomar fotos más profesionales? BQ: En realidad empecé con el vídeo. Antes de tirar fotos hacía películas de surfing. Uno de los vídeos se llama “My point of view”. Literalmente creé una pieza para montar la cámara en la tabla y filmar desde mi punto de vista. La podía meter dentro del tubo y la gente podía ver exactamente lo que veía. GDE: Que ahora todo el mundo lo hace con las GoPro. BQ: Creé la pieza antes de que existieran las GoPro. Recuerdo la primera de esas cámaras que me pusieron en las manos, se llamaba Hero. Le dije al que iba a ser el futuro distribuidor: si a esta cámara la hacen fisheye esta gente se va a hacer millonaria en segundos; literalmente pasó como lo dije. Le pusieron el lente fisheye porque no hacía sentido tener una camarita tan pequeña en las manos y apuntar como si fuera tu punto de vista, pero en realidad era como si fuera casi una 35mm. Yo decía: esta cámara de este tamaño y poder ponerla donde te dé la gana… puedes hacer algo increíble, y pasó. Pues le fui a dar un upgrade a la cámara y cuando tiré las primeras dos fotos me “jukié” al instante; poco a poco dejé de filmar. Desde que me compré la cámara llevo haciendo lo mismo por los últimos cinco años. Me adapté al océano y a las diferentes olas y a entender que, así como hay olas que se pueden surfear mejor con un equipo específico, una tabla, un longboard, un boogie, las olas también necesitan ciertos lentes para que se vean mejor. GDE: ¿Cómo te preparas para tomar las mejores fotos? BQ: No es tan difícil. Es lo mismo que hago para ir a surfear, que ya llevo más de treinta años surfeando. Mucha gente se levanta y quiere tomarse un café y leer el periódico. Yo me levanto y miro las páginas de las olas, el tamaño, el viento, las mareas, la luna, miro todo. Es un procedimiento al que estoy acostumbrado. Dependiendo de eso me dirijo al sitio. Hay olas que no necesariamente se ponen buenas para surfear, pero se ponen más interesantes para la fotografía. GDE: ¿Combinas las dos cosas? BQ: Sí, muchas veces hago las dos y muchas veces me “tilteo”, no sé cuál hacer primero. Lo que intento es llegar lo más temprano posible, de noche, cosa que hacía desde chiquito. Lo que más me gustaba era llegar y sentir la naturaleza pura, ser el primero en el agua. Hoy tengo más conocimiento y pienso que probablemente fui irresponsable, al estar solo en el océano con olas de 10, 15, 20 pies; si no te sale bien puedes pagar bien caro. Hoy la gente trata de surfear olas más grandes y los riesgos son mucho más altos. Ahora soy muy cauteloso. GDE: ¿Qué pretendes con tu fotografía? BQ: Es bien fácil tirar fotos todos los días. Una de las cosas más difíciles para mí es escoger qué mostrar en una exhibición, eso me ocupa mucho tiempo porque me gustan todas las fotos. Entonces lo que intento es llamarles la atención a las personas. Algo que trato de hacer en mis exposiciones es tener mucha variedad de colores, obviamente de los colores reales del día, de la mañana, del atardecer, del mediodía, debajo del agua, un poco de cada cosa. Eso es lo más que me llena, poder capturar esos colores. GDE: ¿Cómo las personas pueden ver y obtener tus fotos? BQ: En mi página: www.babbyq.com. También, en mi página de Instagram porque subo mucho contenido. Hay que ofrecer mucho: el mar movido, el mar picado, el mar “glaseado”, que es cuando no hay viento y parece como aceite o cristal, dentro del pasillo del tubo; eso es mucho de lo que muestro. GDE: Hace poco documentaste la increíble hazaña del ultra nadador Joel Matos que nadó de Jost Van Dyke a Fajardo para una causa benéfica. Cuéntame de tu experiencia. BQ: Eso fue increíble, fue suerte. Primero, durante el huracán Sandy conocí a una persona en el océano que estaba tirando fotos en un section en el que yo estaba. Nos mantuvimos en comunicación y un día me llama y me dice: brother, no sé lo que estás haciendo ahora mismo, pero yo tú arranco para la piscina del Caparra. Me eché a reír y le dije: ¿qué hay allí? Y me dijo: un chamaco que va a nadar por 24 horas y a ti te encanta eso. Dejé lo que hacía y arranqué para allá. Antes de conocer a Joel lo sorprendí porque estaba nadando y yo simplemente me arrimé a una esquinita y me lancé al agua. Cuando fue a pasar se asustó. Ya era de noche y ver a una persona en el fondo del agua con una cámara no es algo muy normal. Pero al final de las 24 horas logró su hazaña y yo la mía, los dos pudimos ayudar, que en ese entonces fue a beneficio de Puerto Rico Special Olympics. Nos presentamos, nos dimos las gracias mutuamente y me dijo que se comunicaba pronto pues tenían una hazaña bien demente que probablemente llamaría mi atención y me la ofreció. Dije que sí y no me arrepiento, a lo mejor es lo más entregado que he hecho en toda mi vida. Terminó siendo más grande de lo que todos pensábamos pues se presentó la posibilidad de un récord Guinness. Él tenía que nadar sin parar desde dónde empezó hasta Fajardo. Me llevé dos housings, tres cámaras grandes y dos GoPro para no tener que cambiar de batería. Monté a dos personas en la aventura para que me asistieran pues se necesitó mucha ayuda, las tuercas, sacar la cámara, chequear que el primer pietaje estuviera bien porque la travesía empezó en un atardecer. Yo agarraba una cámara y cuando me pasaba un tiro por la mente, trataba de lograrlo de acuerdo con la cámara que estuviese usando. Por ejemplo, si tenía una GoPro me iba con un longboard y un pole que creé, y me arrimaba como hasta tres pies de distancia para no molestarlo y que no se sintiera interrumpido en el océano. Ahora, en lo que chequeaba si el pietaje estaba bien, él iba por ahí a las millas, prácticamente volando. En realidad, lo demás dejo que te lo cuente Joel… GDE: ¿Qué proyectos futuros tienes? BQ: Uno de los dos más grandes que tuve recientemente fue la exposición “SALITR3” en La Respuesta, que fue todo un éxito. Estoy sumamente agradecido por la invitación que me hicieron Manny Gonzo y Salvi Colom. El otro fue lo de Joel que no estaba en agenda y fue algo increíble. Estoy tan contento y tengo un resultado… las imágenes… ya pronto verán. Ahora mismo lo que hago todos los días es documentar la naturaleza y disfrutarme lo que hago; el océano siempre tiene algo diferente que ofrecer. La Ñapita: Descríbete con tres palabras: apasionado por tres Una frase o cita, tuya o de otra persona, que te gusta mucho: siento que es mía pero ahora existe un restaurante con el nombre, “de la vida”, que es cuando coges la mejor ola del día y dices: esa era la de la vida. En años recientes, ¿qué nueva creencia, comportamiento o práctica mejoró considerablemente tu vida? Mi pareja me cambió la vida. Llevo con ella casi ocho años y definitivamente me enfoco muchísimo más. Lo que hago es totalmente lo que me gusta. Me gusta poder hacer algo relacionado con el océano que es lo que llevo viendo toda mi vida para surfearlo, pero en este caso hay muchas cosas que siempre veía y decía: wow, eso está increíble. Esa emoción de ver una ola, el amanecer, los rayos del sol atravesando el agua… y poder mostrarlo, que es lo más que amo, nunca pensé que iba a suceder. Me llena poder adornarle la vida a la gente, porque cuando me compran una pieza de una ola, de un amanecer… esa es mi vida, es lo que viví y ahora ellos lo tienen. Tengo muchos amigos que no viven en Puerto Rico y quieren tener un pedacito de la isla en sus casas y me llaman para pedirme una pieza. Para mí eso es gigante; no hay ni palabras para describirlo. Cuando sientes que pierdes el enfoque o la inspiración temporeramente, ¿qué haces? No te voy a mentir, no pierdo el enfoque. ¿Cómo se llamaría la película de tu vida? Wow, hay muchos títulos, “Lo hice todo para poder seguir surfeando”. Me quedé solo en Puerto Rico a los 15 años. En el deporte no aparecían muchos sponsors, pero sí aparecía mucha gente que me quería. Desde chiquito, más que sponsors, siempre me ayudó gente a lo largo de mi carrera. Por un tiempo trabajé en un restaurante y esa gente me veía y preguntaba cuándo era la próxima competencia. Les decía que lo más seguro no podía ir porque me faltaba algo y me decían: pasa por la oficina para que recojas un cheque y vayas a competir. Hoy día, esas mismas personas disfrutan de mis imágenes y saben que sigo en el océano, en mi pasión; eso está súper nítido. Un puertorriqueñ@ que admires: Tito Trinidad, que a veces dibujé su guante en mi tabla. Increíblemente llegué a Indonesia en el 2000, 2002, y allá la gente veía el dibujo, abrían los ojos bien grandes y decían: ese es el más duro del mundo. De verdad lo respetaban al otro lado del mundo. El otro es Joel Matos, la hazaña que hizo en Puerto Rico… y haberla vivido con él, eso es gigante. Quisieras aprender a: tirarme de un avión en paracaídas. Lo hice, pero obviamente con la persona que te asiste, pero estaría cool hacerlo solo. Fue uno de los feelings más grandes porque se sintió como surfear en el cielo. ¿Qué es una de las cosas más gratificantes que has hecho? Representar a Puerto Rico. Ganarme mi primer carro y con ese carro echar pa’lante… se sintió increíble. ¿Cuál es una de las mejores inversiones que has hecho? Mi equipo de trabajo, todo lo que utilizo para hacer imágenes nuevas y frescas. ¿Cómo te relajas? Pensando en el océano. Tengo mucha paz dentro de mí. Mi esposa se molesta cuando me quedo dormido fácilmente; me mira y me dice que no puede dormir y cuando vuelve a mirar ya estoy roncando. Quisieras que te recordaran por: mi pasión por el deporte. Sigue a Babby en las redes sociales: www.babbyq.com Facebook: Babby Quiñones Instagram: @babillas
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Diciembre 2020
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