Al echar un vistazo a su pasado, Beto Torrens recuerda que durante su niñez nunca faltó la música. Los instrumentos musicales, el baile y el canto fueron elementos clave en su crianza y la base para su posterior carrera como percusionista y cantante. Su trayectoria musical podría describirse como intensa, en la que siempre se suscitan grandes oportunidades y personajes folclóricos, muchos de los cuales se han convertido en mentores. Los primeros pasos de su carrera los dio con Batucada Baobá junto a uno de sus maestros, Fernando "Freddie" Díaz. Esa oportunidad dio paso a Bayanga, grupo que cofundó con Eduardo Cabra (Visitante). Posteriormente y por el afán que depositó en perfeccionarse como percusionista, Beto ha tenido la dicha de colaborar con importantes artistas como: Puya; Cultura Profética; Gomba Jahbari; Jerry Medina; Batacumbele; Brazuca Matraca (Barcelona); Ricky Martin; Tráfico Pesado, y La Descarga Urbana de Medina Carrión. Sus contribuciones también forman parte de significativas grabaciones como “Urbano” de Elvis Crespo, nominada al premio Grammy. Beto es miembro de las bandas: Sie7e; Lado Ve; Grupo Carabalí; Desde Cero; Los Majaderos de Cachete Maldonado y Villa Locura de Henry Cole. A lo largo de su carrera y por sus incesantes deseos de explorar distintos géneros, ha fundado y cofundado varios conjuntos como: La Quilombera; The Rican Rebels, e IFÉ, cuyo primer álbum debutó en 2017 con excelentes críticas. También dirige las agrupaciones folclóricas Bloco Afro Oxalá y La Liga Rumbera. Como si fuera poco, también funge como educador. Beto Torrens es uno de los percusionistas más importantes de esta generación. Aunque prefiere no identificarse con un solo género, queda claro que su intención es crear música que nos una como pueblo y que, al prestarle la debida atención, nos sirva como bálsamo para sanar cuerpo y espíritu. A continuación, la entrevista que le hicimos a Beto en su versión editada y condensada. GDE: Beto, ¿cuándo comenzó tu interés por la música y luego por la percusión? BT: Por la música desde que nací porque en mi casa nunca faltó. Mi crianza fue bien clásica. Mi padre es cantante retirado de ópera y zarzuela y mi mamá tocaba piano clásico. Entonces, de niño bailé con Ballet de San Juan y estudié violín en el Conservatorio de Música, entre otras cosas. Mi playground, en vez de ser el parque de pelota, fue el Teatro Tapia. Luego el Centro de Bellas Artes se convirtió en mi otro playground cuando abrió en el ’81. Pero siempre tuve esta cuestión con la africanía. Fue lo menos que me enseñaron en la escuela, pero era lo más que me hacía sentido en cuanto a la vida y al Caribe y siempre me encantó el tambor. Mi prima bailó con Areyto Ballet Folklórico en los setenta y principios de los ochenta y ese fue mi primer acercamiento a la bomba. Antes, para ver bomba tenías que ir a donde los Ayala, los Cepeda, a los sitios donde aún existía porque estaba a punto de desaparecer. Fast forward al ‘89 cuando me fui a estudiar fuera de Puerto Rico. Me llevé un pequeño bongó como de juguete pues era lo que tenía y era mi conexión a Puerto Rico. Hice un bachillerato en Artes Visuales con una concentración en Pintura y precisamente, a través de esa conexión con el arte fue que me encontré con el tambor. Vivir en Estados Unidos, lejos de mi cultura, me acercó a buscar más de lo mío. Empecé a hacer unas investigaciones precisamente en Loíza y junto con la que fue mi noviecita en esa época, que estudiaba producción, trabajé un documental acerca de las Fiestas de Santiago Apóstol en Loíza. Allí fue que conocí a los Ayala y a toda esa gente. Por primera vez vi el batey y me acerqué a esa onda que me interesó mucho. GDE: ¿Quiénes fueron tus mentores y maestros? BT: Mi primer maestro se llama Eduardo Cortés, un pana de la niñez que sabía bastante y me enseñó mis primeros pasos. Entonces empecé a estudiar formalmente en el centro cultural llamado Centro ABC, que fue de mi mentor y maestro y quién me abrió las puertas, Fernando “Freddie” Díaz, un gran percusionista que murió hace unos cuantos años. En la escuela de Freddie, además de estudiar con él, estudié con gente como Anthony Carrillo y Héctor Calderón; tuve muchos buenos maestros. Luego llegaron otras personas que fueron claves en mi formación. El maestro Ricky Soler de Añasco fue un gran maestro en mi desarrollo como rumbero. Además, fue un ser humano increíble y dejó un legado en todo lo que hizo como compositor, cantante, artesano… Por supuesto, el maestro que tengo la dicha de tener vivo, Totin Agosto “Arará”, un gran maestro de los trovadores de la calle. Es mi papá en la rumba y el de muchos otros rumberos que trabajamos ese tipo de folclor aquí en Puerto Rico. Es un ser humano muy especial que me abrió un portal, a poder vivir una realidad que es a lo que le dedico mi vida. Lo conocí en el 2000. Estaba en mi kiosquito de arte en las Fiestas de la Calle San Sebastián y tenía una rumba hippie con mis panas; el tamborcito, flautas... Llegaron dos personajes y uno dijo: “mira, dame una vuelta ahí con esos tambores”, y se pusieron a tocar. Uno era Totin y el otro Bobby Trinidad, un gran percusionista puertorriqueño que lamentablemente falleció luego de una larga lucha contra el cáncer. De repente llegaron estos jedis y se pusieron a tocar rumba afro-cubana de verdad y nosotros nos quedamos en una pieza. Entonces Totin nos preguntó si conocíamos el grupo Yoruba Andabo de Cuba y nosotros ni idea. Pues a todos nos pidió nuestra dirección y una semana más tarde nos llegó un cassette grabado de Cajones Bullangueros. Ahí fue cuando se convirtió en mi maestro. GDE: ¿Recuerdas la primera vez que tocaste profesionalmente ante un público? BT: O sea, ¿que me pagaron? (se ríe) El primer grupo con quién toqué y me pagaron fue con Batucada Baobá, el grupo de mi maestro Freddie Díaz; con él empezó todo. Yo era un “fiebrú”, en cualquier fiesta me ponía a cantar y a tocar aunque no supiera tres carajos. Un día recibí una llamada de un individuo “¿Beto Torrens?” Yo: “sí”. “A mí me dicen que tú tocas y cantas”. Y yo: “wow, bueno, me zumbo”. “Para que pases por el Centro ABC”. Ese fue Freddie y así fue como entré a este mundo. De hecho, en mi primera visita al centro estaba el gran maestro Angel “Cachete” Maldonado dando una clínica y me quedé starstruck. Él terminó su taller y entró Freddie y me dijo: “vamos a tocar”. Me sentaron en unas tumbadoras, en las congas, y sentado al frente mío y al otro lado del cuarto estaba Cachete Maldonado con su estudiante Edgar Lebrón, que eventualmente se convirtió en un gran hermano de la vida y del tambor. Los dos me miraban como: ¿y este blanquito qué c***** va a hacer? Freddy arrancó, hizo una llamada que nunca había escuchado en mi vida, todo el mundo arrancó y me quedé mirando como: ok, ¿y ahora? Luego de coger varias clases, Freddie me llamó para decirme que me necesitaba para un guiso en el restaurante Parrot Club del Viejo San Juan. Esto fue como para el ‘97 y fue mi primer guiso profesional como quien dice, sin aún saber bien lo que hacía. Con ese grupo tuve la oportunidad en el 1998 de tocar en las presentaciones de la gira “Vuelve” de Ricky Martin. De repente toqué frente a 30,000 personas, una experiencia increíble. Grabamos el videoclip de “La copa de la vida” que fue una demencia porque ese año estuve en Francia y allí me vi en la televisión. El tipo de la barra me miraba como que no, ese no eres tú. Entonces la música me ha dado muchas cosas así desde el principio. GDE: Has tocado con muchos y diversos artistas, ¿cómo entiendes influyeron sus estilos musicales en el tuyo? BT: Creo que hace perfecto sentido. Todo el que el que me conoce sabe que nunca me he encajonado en ningún género. Mucha gente me conoce como rumbero porque de alma soy bastante rumbero, me encanta ese lenguaje en particular, pero he hecho muchas cosas como en la época de Bayanga, donde nos inventábamos toda esta “mescolanza”. Siempre he estado envuelto en proyectos, o bien folclóricos arraigados al fundamento, o bien de combinar todas esas cosas e ideas. También me dediqué a estudiar y trabajar otros tipos de percusión que me dieran más trabajo. Durante el tiempo que estudié con Anthony Carrillo, él me dijo: estudia la timba porque ahí está todo, pero continúa lo que haces de tocar otro tipo de percusión porque así siempre tendrás trabajo. En efecto, es lo que ha marcado mi carrera. No me llaman tanto para tocar tumbadoras, me llaman más para tocar otras cosas. Hoy día es diferente también porque la juventud tiene otra perspectiva y otras herramientas a la mano. Ahora vas al Conservatorio de Música y estudias percusión con maestros como Andrew Lázaro, que es un sabio y te va a enseñar de todo. Pero siempre le digo a los estudiantes formales del Conservatorio de Música que también tienen que tirarse a la calle a aprender de gente como Luis Lagarto Figueroa; si tienen ambas cosas estarán mejor. GDE: ¿Algún músico con quién te gustaría colaborar que aún no lo has hecho? BT: Hay un músico que es uno de mis cantantes favoritos del mundo, el senegalés Baaba Maal. Hace música fulana pues es parte de la etnia Fulani; lo que es un “fulano de tal” era un esclavo fulano de alguien. De la manera en que él utiliza su voz es “parapelos”, y además es un gran guitarrista y compositor. Él sería una persona con quien me gustaría colaborar y sé que es posible porque ya tengo una conexión. Hace un tiempito mi gran hermano y uno de los grandes bajistas de Puerto Rico, Ricky Rodríguez, tocó con él en Nueva York y le dije: “¡ay, ese es mi sueño, hazlo por mí!” Algo que también está en el tintero es trabajar con Seun Kuti, el hijo de Fela Kuti. En un viaje al festival WOMAD de Inglaterra con la banda IFÉ, ellos estaban tocando con la banda original de Fela y cuando llegamos al backstage estaban allí. Fue hermoso porque nosotros practicamos la religión de los Orishas y él también y fue como un enlace. Nos cantaron canciones, una cosa bellísima, y compartimos un rato bien chévere. Le dije que quería trabajar con él y me dijo que sí, que va a pasar. Es posible que sea para mi primer disco como solista que trabajaré este año con el proyecto Beto Torrens AGRANDADO. GDE: Háblame de las clases que ofreces en tu taller y cómo es esa dinámica. BT: Llevo unos cuantos años dando diferentes clases en mi Taller Yemayá en Puerto Nuevo, pero también he dado talleres y clases en lugares como: el Conservatorio de Música, el Liceo de Arte y Tecnología y la Universidad Interamericana. Durante viajes con IFÉ he ofrecido talleres en ciudades como Chicago, Barcelona, París, pero definitivamente todo empezó aquí y fue algo que surgió como usualmente pasa en mi vida, por la necesidad de los estudiantes, ni siquiera fue mi idea. Este chico me empezó a escribir por Facebook: “yo quiero aprender, estoy haciendo esto, oye lo que grabé, ¿cuándo hay clases?” Hasta que un día dije: “dale, voy a hacer una clase”; así empezó esto. Ese chico se llama Xander Ramírez y como quien dice es mi protégé. Las primeras clases que di fueron de música afro-brasileña, en particular música de Salvador de Bahía en Brasil. Luego di unos cursos de shekere, de la manera tradicional de los toques de güiro dentro de nuestras ceremonias religiosas, que obviamente tienen una musicalidad que se presta para muchas cosas. Ahora mismo doy una clase de rumba afro-cubana todos los jueves, pero pienso hacer como antes que daba clases todos los días. También trabajo con la compañía Across Caribe, que ofrece turismo alterno en Puerto Rico y dentro de sus ofrecimientos se encuentra coger una clase de percusión afro-puertorriqueña conmigo. Es una experiencia súper enriquecedora porque llega gente de todas partes del mundo. Tuve gente de Nueva Zelanda, Egipto, Canadá y Estados Unidos, entre otros. Una vez tuve 15 estudiantes chinos de escuela superior. Fue increíble ver a esos chamaquitos chinos cantando bomba. Es una clase de dos horas; la primera es para historia y concepto, y en la segunda tocamos los ritmos dependiendo del nivel de las personas. Algo constante en todas mis clases de percusión es que hablo mucho de la historia, porque de esa manera la gente tiene un acercamiento mayor a lo que hacen y lo entienden mejor. Además, hace tres años que doy talleres de percusión afro-puertorriqueña y afro-cubana en Arizona. Ya establecí un grupo de bomba allá que se llama Grupo BombAZo. GDE: ¿Qué proyectos nuevos tienes para este año? BT: Después de década y media de carrera empecé un proyecto como solista que empezó como un trío, que evolucionó a un cuarteto, que evolucionó a un quinteto, y que hoy día se llama el Beto Torrens AGRANDADO. Es un concepto que siempre quise hacer desde el tiempo de Bayanga. Obviamente todo se da en el momento que es y es música influenciada por todas las vertientes musicales en mi vida. En este caso no hay batería, la batería está compuesta por el barril de bomba y percusión menor como maracas, shekere y campanitas. También es un acercamiento al afrobeat pero más compacto. Tengo un bajista, Héctor “El Negro” Reyes, mi mano derecha en el proyecto y un gran bajista de reggae. Precisamente, el reggae es una de las influencias más grandes de mi vida musical y lo que más escucho. También tengo a la tremendísima saxofonista Janice Maisonet. En la guitarra tuve muchos músicos increíbles, pero en algún momento siempre me los llevan. Ahora tengo a Javi Pérez, un tremendo maestro que toca con otros grupos como Villa Locura de Henry Cole. En los coros tengo a mi estudiante Xander, y a Axel Rodríguez y Tito Rodríguez de los Pleneros de la R. Cuando no está Tito, está Luis Sanabria, una de las voces privilegiadas de la música tropical y tremendo plenero. Ahora me traje a Rafa Maya porque ese es mi hermano y como no hay batería, al tener dos barriles se siente más potente la ecuación. Con ese grupo ya hice muchas cosas locales como Ventana al Jazz y varios conciertos en lugares como La Respuesta y El Boricua. Pronto me voy a sentar con mi compadre, Henry Cole, para que sea el coproductor, lo vea desde otro punto de vista y me ayude a arreglar cositas antes de grabar. Aparte de eso, precisamente con Villa Locura grabamos hace casi tres años el disco “Simple” que está en remojo para que salga en cualquier momento. Posiblemente fue una de las experiencias más increíbles que tuve dentro de un estudio, pues fue en el Electric Lady Studios de Jimi Hendrix. Durante esa grabación estuvieron todos los ancestros con nosotros; Jimi Hendrix estaba allí sentado, tocando guitarra. Éramos 15 músicos y grabamos el disco todo el mundo a la vez. Cuando se acabó el último tema, que era precisamente de cantarle a los ancestros, hubo un silencio que pareció como de media hora. Sentía esa energía con los ojos cerrados, que normalmente no los cierro para tocar. Cuando los abrí, todo el mundo estaba igual, mirándose sin decir nada. Inmediatamente empecé a llorar incontrolablemente por 10 minutos. Espero que el disco salga pronto para que todo el mundo sienta esas emociones. Eso es lo bueno de grabar con todo el mundo en vivo. Este año acabo de producirle un disco a mi maestro Totin, algo que no pude hacer con mis maestros previos. Con Ricky Soler empezamos el proyecto, pero en ese momento tuve unos cambios de vida y se engavetó. En eso Ricky se enfermó y falleció en el 2013, y me quedé con eso. El año pasado Totin me dijo que tenía cáncer. ¿Se van a morir todos mis maestros? Me dijo que ya tenía experiencia con eso, con la quimioterapia, y era algo que no quería experimentar de nuevo; dijo: “olvídate, ya yo viví, que se joda”. Le dije que había alternativas, que le íbamos a hacer un disco. Entonces, hice una disquera junto con mi socio Rafael Maya que se llama EGBE Records, y producimos y acabamos de lanzar el disco “Orgánico y Medicinal” que está hermoso. Además de lo que causó, no sólo en la comunidad musical, pero en la salud de Totin; es la medicina. Este es el último proyecto que fue bien importante para mí. El lanzamiento oficial fue el 18 de mayo y recientemente salió al mundo cibernético. A la disquera EGBE Records ahora se unen dos personas: Charlie Rivas del grupo Zona de Bomba y Omar Vivoni de 181 Studios. Nuestra idea es empezar a producir más de esta música que nos gusta, tanto la folclórica como todas esas mezclas, y a todos esos grupos que hacen cosas interesantes, pero no tienen el break de sacarlas. Uno de los discos que tenemos en el tintero es el segundo disco del grupo de bomba Desde Cero de Rafael Maya, al que también pertenezco. El otro proyecto grande que tengo es IFÉ, del cual soy miembro fundador. Sacamos dos sencillos del próximo disco que saldrá pronto. Con IFÉ hicimos la primera mitad de una gira en Estados Unidos y Canadá y pronto regresaremos a Canadá a participar por segunda vez del Festival Internacional de Jazz de Montreal. Luego tenemos presentaciones en varias ciudades de los Estados Unidos y luego en el Festival Roskilde de Dinamarca, el festival de música más grande de Europa. Trabajamos fuerte para mejorar como grupo y que el show sea cada vez mejor. A la misma vez trabajo música nueva para el próximo disco. Por último, mis estudiantes de música afro-brasileña revivieron un proyecto que fundé con ellos y que tenía guardado, el Bloco Afro Oxalá, que es la formación de música de carnaval de Salvador de Bahía de Brasil. Los blocos son comunidades completas: está el que hace música, el que hace los trajes, y todo el mundo participa. Recientemente, tuvimos una presentación en El Boricua y estuvo bien buena. Así que pienso revivir el proyecto porque es bonito. No se trata del músico sino de la música. Como ves, ahora mismo estoy en un momento bien rico y sabroso. Estoy en modo creativo. La Ñapita: Descríbete con tres palabras: genuino, honesto y alegre Un libro o disco que te haya influenciado: el disco “Natty Dread” de Bob Marley & The Wailers; descubro cosas nuevas cada vez que lo escucho. Una frase o cita, tuya o de otra persona, que te gusta mucho: como decimos siempre: “África es la raíz”; eso es Totin Agosto “Arará” En años recientes, ¿qué nueva creencia, comportamiento o práctica mejoró considerablemente tu vida? Soy practicante de Ifá y en este último año establecimos un tipo de templo en mi casa que ayuda a fortalecer muchas cosas en nuestra comunidad y a mí como persona. Cuando sientes que pierdes el enfoque o la inspiración temporeramente, ¿qué haces? Coger el celular y grabar cualquier cosa. ¿Cómo se llamaría la película de tu vida? “Cambios” Un puertorriqueñ@ que admires: Gisela Rosario “Macha Colón”; es una “mujerota” Quisieras aprender a: tocar piano. Estoy brutal, un día fui a coger clases de piano, me dieron una asignación y nunca regresé porque no la hice… ¿Qué es una de las cosas más gratificantes que has hecho? Definitivamente este proyecto de “Orgánico y Medicinal” para Totin, pues me sanó una herida gigantesca. Entregarle ese regalo fue una de las cosas más hermosas que he vivido. ¿Cuál es una de las mejores inversiones recientes que has hecho? Invertí en un viajecito a la graduación de mi sobrina; se fueron de Puerto Rico después del huracán María. Se graduó con altos honores, beca presidencial y toda la vaina. Fui de sorpresa y definitivamente fue una cosa bien sabrosa. Invertir en el amor y sobre todo en el amor a la familia porque al final, no importa lo que pase, la familia es familia. Al final esa es la única gente que de verdad está ahí. ¿Cómo te relajas? Fumo cannabis, pongo música y agarro algún libro de historia del Caribe, la africanía o de cualquier cosa interesante e investigo. Quisieras que te recordaran por: Traer alegría, porque al final ese es nuestro trabajo. Esto de la música, como te dije, es la medicina para Totin que me lo dijo el otro día: “Beto, la energía del tambor y todo esto del disco son mi medicina”. Recientemente tuvimos visita en casa y yo estaba de disc jockey y puse el disco de un grupo que conocí en uno de mis viajes a Chicago que se llama Sierra Leone’s Refugee All Stars, un grupo de refugiados de la guerra civil en Sierra Leone. Surgió cuando cientos de miles de refugiados empezaron a emigrar después de las atrocidades que vivían por la guerrilla y comenzaron a establecerse en campamentos. Un reportero francés fue para allá a reportar lo que sucedía y se dio cuenta de que todas las noches había un party en una de las carpas. Una noche fue para allá y en efecto, estaban todos estos músicos con instrumentos homemade. Él los grabó y ahora esta gente viaja el mundo y son estrellas. Las letras son de todo lo que sufrieron, pero la música es súper alegre. Entonces ese era el bálsamo que tenía la comunidad de refugiados: “estamos bien jodidos, pero vamos para el party que ahí nos van a sanar”. Nosotros lo vivimos después de María. Obviamente yo no tenía trabajo, no había dónde tocar. Además de que tenías que estar metido en tu casa a las seis de la tarde. Después de no recuerdo cuánto tiempo, pero pasó mucho tiempo, estaba por el techo y dije: “no, tenemos que ir a la calle y hacer música” y empezamos a tocar por ahí. De hecho, para mi cumpleaños no había luz, ni nada. Cité a todos los rumberos a las cuatro de la tarde en el Watusi. Llegué puntual esperando que, como siempre, la gente iba a llegar a las seis; a las cuatro ya había llegado todo el mundo. Entonces esa es la medicina, está comprobado. Sigue a Beto en las redes sociales: Facebook: Beto Torrens Instagram: @betorumba
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Rosamalia Pérez siempre estuvo rodeada de música desde que aprendió a tocar el piano a los cinco años en casa de su abuela. Durante sus años de adolescencia descubrió a DJ Tiësto y con éste, el mundo de la música electrónica. Fue entonces cuando quedó convencida de que quería estudiar y aprender lo más posible de este género musical. Al graduarse de escuela superior y ver que no había programas de música electrónica en Puerto Rico, ingresó al Conservatorio de Música de Puerto Rico donde estudió Jazz con una concentración en interpretación de piano. Sin embargo, la música electrónica la atraía como un imán y así fue como mirando, preguntando y estudiando por su cuenta la cultura de los djs, se convirtió en DJ Rosamalia, una de las djs más populares de música electrónica en la isla. A sus 27 años ha compartido tarima con djs de renombre como David Guetta, y tocado para exclusivas marcas como Yves Saint Laurent, Maybeline y L'Oreal, así como para pasarelas de importantes diseñadores locales. La también empresaria, es propietaria de Dungeon Jams, estudio y casa productora donde produce música para cortometrajes, anuncios, series de TV, y animaciones, entre otros. Sus dos discos, Sexified e Improvs, los cuales describe como su diario de música desde 2013 hasta el presente, pueden escucharse en todas las plataformas digitales de música. A continuación, la entrevista que le hicimos a Rosamalia en su versión editada y condensada
GDE: ¿Desde que eras una niña estás inmersa en el mundo de la música, ¿qué fue lo que te enamoró de la música electrónica? RP: A los cinco años me interesé en el piano porque mi abuela tenía uno en su casa. Ella me cuidaba y la escuchaba cogiendo clases, entonces así empecé a curiosear con el piano. Se lo dije a mi mamá y empecé a coger clases. Cuando tenía entre trece y catorce años fue que me empezó a gustar DJ Tiësto, porque en ese momento estaba súper “pegao”. ¿Te acuerdas cuando había una tienda Borders en Plaza? Pues allí me pasaba en el área de música, que tenía best sellers de música por género y… no recuerdo exactamente cómo fue que me empezó a gustar la música electrónica… creo que fue por soundtracks de películas. Descubrí una banda que se llama Goldfrapp que toca instrumentos tradicionales como guitarra y teclados, pero también usan sonidos electrónicos y creo que ahí fue que me empezó a gustar. También empecé a buscar música de Tiësto… de hecho, mi papá me llevó a verlo aquí. GDE: Cuéntame de esa experiencia. RP: Pues lo que recuerdo… fue cool porque mi papá es súper cool; se llama Roberto Pérez y también es artista. Estudió dibujo y en los noventa trabajó en animación, en un estudio que se llama Animación Boricua. No recuerdo cómo pasó, pero me imagino que le dije que quería ir… y pues me llevó y la pasé súper bien. No me acuerdo en detalle, pero fue el primer party en ese ambiente de gente bailando, “partyciando”… No fue hasta los dieciocho años que entré a la escena underground… and that’s when I got really hooked on electronic music… tenía mucha curiosidad, de los equipos que usaban los djs, quería saber cómo se hacía. Y preguntaba un poco tímida a otros djs que conocía y me decían cosas generales, nada muy específico, así que todavía estaba medio perdida. GDE: ¿Quiénes han sido tus mayores influencias durante tu carrera como dj? RP: Te diría que DJ Jaime Jones, The Martínez Brothers… pero más que nadie Jamie Jones. A través de los años he escuchado a varios djs que me gustaron y tengo etapas en que escucho a tal dj y después encuentro otro… pero creo que Jamie Jones es el que más influencia tiene porque no solamente tiene una música increíble, el tipo está todo el año viajando el mundo y siempre está sonriendo, no sé cómo lo hace. Lo busco mucho por YouTube e Instagram, veo los videos y siempre está pasándola súper bien; lleva como más de veinte años como dj. También su energía, su vibra positiva, se nota que le encanta la música electrónica. Además, corre su propio label que se llama Hot Creations, que tiene mucha influencia en la música dance. Los Martínez Brothers son un dúo de hermanos Nuyoricans que llevan djing desde jóvenes. Su historia es que en los setenta y ochenta su papá estaba bien involucrado en la escena del disco en Nueva York, coleccionaba discos y conocía a todos los djs; se movía en ese mundo. Así que cuando los nenes eran adolescentes entraron a ese mundo a través de su papá. A ellos también se les nota que viven para la música. Al igual que Jamie están todo el año viajando, tocando y siempre sonriendo, y eso es difícil, pero hay que hacerlo. You have to deliver, perform and make the vibe for the people that come to see you. GDE: Sé que eres autodidacta, que aprendiste a hacer música mirando y tomando cursos independientes de YouTube, y que siempre te mantienes en ese proceso de aprendizaje, ¿qué aprendes en la actualidad? RP: Fíjate, aprendo de finanzas. Últimamente me intereso más en desarrollar mi estudio pues lo hice un negocio oficial desde donde corro lo que hago fuera de dj: postproducción, composición, diseño de sonido… Así que estoy aprendiendo de finanzas, impuestos… porque por ser músico y freelancer hay ciertas cosas que uno mismo tiene que buscar y hacer. Tengo una contable, así que tengo ayuda y orientación dentro de este mundo, pero de todos modos hay cosas que no entiendo, es súper cuesta arriba. Pero voy aprendiendo y entendiendo, y estoy estableciendo unas metas para seguir creciendo y ayudar a otros músicos y a otros djs. Algo que veo y que experimento es que muchos músicos se quedan en este limbo que no los deja crecer. Estoy llegando a la conclusión de que tiene que ver con las finanzas. Quiero ayudar a la gente porque sé que es duro, pero si buscas ayuda, a una persona de confianza que te diga: necesitas tu registro de comerciante, tienes que hacer un recibo de pago, tienes que tener tus gastos, estos documentos, etc., entonces puedes ver crecimiento. He participado en meetups de la industria, pero siempre salgo muy frustrada porque se enfocan mucho en mercadeo, copyright, publishing… que es importante, pero eso viene después, cuando ya estás establecido, tienes música hecha y lista para lanzarte al mercado. Hay unos pasos que van antes y con los que hay que ayudar a la gente. GDE: ¿Tienes una idea de cómo harías esto? RP: Creo que el primer paso serán unos talleres o clases para las que me voy a ofrecer como consultora. Quiero reunirme con otros músicos y preguntarles cuáles son sus problemas, qué pueden mejorar, qué necesitan, porque he identificado problemas, pero no sé si son los mismos de todo el mundo, si hay cosas que no veo porque no las he vivido. No lo sé todo, pero puedo ayudar. Entonces recopilar esa información y tomar acción seria para hacer meetups, algo más estructurado. Hace falta un community hub y esa es mi visión, encaminarme para hacerlo. Reunir a otros contactos como Symphonic Distribution, la Puerto Rico Independent Musicians & Artists (PRIMA), Sonic Arts For All, que ofrecen educación de tecnología de la música para niños… con todos esos networks pienso que podemos organizarnos y empezar de cero. GDE: ¿Cómo ves la escena de la música electrónica en Puerto Rico? RP: Creo que es una escena bastante cool en el sentido de que traen buenos djs internacionales y a través de eso fue que tuve mucha influencia, viendo djs de otros países aquí en Puerto Rico, disfrutando de su música y descubriendo cosas nuevas. Lo que sí he visto es que últimamente… y quizás soy yo porque no salgo lo suficiente, es que it’s not exciting anymore, pero creo que es algo personal. De hecho, otro proyecto que quiero hacer es producir eventos de música y traer artistas que no solamente sean djs, pero que también sean artistas de música electrónica, que usan tecnología, pero cantan o hacen cosas en vivo. Me gustaría ver más que los eventos sean experiencias… people coming together to have this experience with good music. Y los sistemas de sonido… sé que es difícil tener un buen sistema de sonido, pero, por ejemplo, hay discotecas en otros países en que hay una persona designada para el sistema de sonido. Esa persona trae los diferentes componentes y los une, los cura según el espacio. Es algo que nunca he visto aquí, que hagan como una curaduría del sistema basado en el espacio; así es que suena bien. GDE: ¿En qué evento o con qué dj te gustaría tocar? RP: Jamie Jones, The Martínez Brothers, y esta muchacha que se llama Peggy Gou de Corea del Sur, es súper cool y stylish, viene del mundo de la moda. Me encanta ella porque es súper bella pero extremadamente humilde. Me encantaría hacer una fiesta en la que ella sea la headliner. GDE: ¿Qué te inspira a la hora de crear música? RP: Probablemente el amor, que suena súper cliché, pero me di cuenta de que la mayoría de mis canciones tienen que ver con amor. Cuando empecé a componer hacía música que era como mi diario, porque era lo que estaba dentro de mí, y en ese momento era desamor. Después fui desarrollando algo más alegre cuando salí de ese momento de mi vida. O sea que mi música depende de cómo me sienta o de lo que viva. GDE: ¿En qué proyectos trabajas? ¿Qué podemos esperar para este año? RP: Trabajo con un estudio de animación local que se llama Gladius. Estuvimos como un año haciendo el piloto y los conceptos para desarrollar doce episodios de una serie animada para niños. Hice la música original y el diseño de sonido. La serie se llama Fantomvilley el protagonista es un muchacho boricua que es parte de la diáspora puertorriqueña, que vive con su tía en los Estados Unidos. El protagonista se hace pana de los chamaquitos del vecindario donde en una calle hay una casa abandonada, embrujada, donde vive un fantasma amistoso; ellos se hacen amigos del fantasma. Básicamente, la trama de la serie se basa en que en cada episodio ellos ayudan a un fantasma que está atrapado en esa casa. Los fantasmas tienen asuntos que no han resuelto y en cada episodio los niños ayudan a un fantasma a encontrar paz y pasar al “otro lado”. El tráiler de la serie ya ganó un Suncoast Emmy por arte gráfico. Ahora mismo queremos venderla para financiar los doce episodios. GDE: ¿Cómo las personas pueden escuchar tu música? RP: Pues esa es una historia muy interesante. En el 2017 lancé mi álbum por SoundCloud. Quería que mi música estuviera en iTunes y Spotify, pero no tenía suficiente información, no entendía qué era un distribuidor, por qué se necesitaba y cómo conseguir uno. Estaba perdida hasta que entendí que hace falta un distribuidor que es a quien tú le das tu música y ellos la suben a todas las plataformas: iTunes, Spotify, Pandora… y a otro tipo de plataformas a nivel mundial. Eventualmente, una amiga me conectó con Symphonic Distribution, que están basados en Florida. Empecé a escribirles emails, pero todo fue bien lento porque no estaba segura del proceso. Hace un tiempo los de Symphonic vinieron a Puerto Rico y los conocí, tuvimos una reunión y les pedí que me explicaran el proceso. En verdad es bastante fácil, pero necesitaba que me lo explicaran. Pagué la cuota, que son como veinte dólares para subir un disco. Pero tenía mis dudas porque era música random, como dije, mi diario, sabía que no iba a vender mucho. Pero eventualmente vi que valió la pena porque la gente me pedía escuchar mi música por Spotify y no la tenía ahí. Este pasado diciembre subí toda mi música a todas las plataformas. La Ñapita: Descríbete con una palabra: curiosa ¿Qué te gustaría mejorar de ti? Organización Lugar del mundo: Barcelona Frase: “Fo' shizzle mah nizzle" Te gustaría conocer a: DJ Jamie Jones Un libro o disco favorito: Mi libro favorito creo que es The Digital Musician de Andrew Hugill, que habla de lo que es ser un músico en estos tiempos, es como un manifiesto, un libro filosófico y comparto muchos de los pensamientos del autor. ¿Cómo se llamaría la película de tu vida? “Rosamalia” De no ser dj, serías: Aún estaría en la música… rockstar; quería ser “rockera” y así fue como empecé, después fue que entré en lo de dj. Quisieras aprender a: manejar transmisión manual ¿Cómo te relajas? Cenando fuera o viendo Netflix, pero el momento en que más relajada estoy es cuando busco música para dj. ¿Qué te da esperanza? Saber que las cosas pueden mejorar. Me da esperanza saber que es posible tener una industria saludable y que esté en crecimiento constante porque se ha hecho en otros países, en otras ciudades. Es sólo tomar el primer paso. Eso me da esperanza, que hay posibilidad de mejoramiento, crecimiento y cambio positivo. Quisieras que te recordaran por: ser una music lady Sigue a DJ Rosamalia en las redes sociales: Facebook: Rosamalia Instagram: @rosamalia A los cinco años ingresó en el Conservatorio de Música de Puerto Rico para tomar clases de piano clásico hasta que conoció el género de la bomba mientras estudiaba en la Universidad de Puerto Rico. Fue amor a primer oído. Hoy, Amarilys Ríos, mejor conocida como Ama, vive de la música afrocaribeña, destacándose como percusionista en el cuarteto Émina del cual es cofundadora. La agrupación, compuesta por Ama en la percusión y voz principal; Aniela Batrés en el vibráfono y coros; Angélica Kolsan en el bajo y coros, y Janice Maisonet en el saxofón, efectos y coros, intenta llenar un espacio en el ambiente de la música independiente local con sus ritmos folclóricos salpicados de música electrónica. Ama también se destaca como la directora musical de la banda de Tego Calderón, y como corista del dúo de reguetón Plan B. Además, ofrece clases de percusión de bomba en la escuela de baile Taller Tambuyé. A continuación, la entrevista que le hicimos a Ama en su versión editada y condensada. GDE: ¿Cómo estás Ama? AR: Bien, ¿y tú? Gusto en conocerte finalmente. GDE: Igualmente. Primero que todo, entiendo que estás en Seattle de trabajo. AR: Sí, estoy en la Universidad de Washington en Seattle donde trabajaré como hasta mediados de marzo, pues me ofrecieron una residencia bajo su programa Ethnomusicology Visiting Artist. Aquí doy clases de bomba a los estudiantes y preparo un curso requisito para ellos y que también estará disponible como curso electivo para aquellos estudiantes que quieran aprender algún tipo de música afrocaribeña. El 14 de marzo es el concierto de los estudiantes y el 15 hay un “bombazo”, una fiesta con todo el corillo. Además, la universidad tiene un evento el 16 que se llama “Women who Rock” que este año me lo van a dedicar. GDE: Cuéntame de tus comienzos en el mundo de la música, ¿qué fue lo que te motivó a estudiarla? AR: Empecé a los cuatro años tocando piano. Tengo un hermano que en su niñez trabajó en esos programas de WAPA-TV que estaban bien pegaos en ese momento, como Carmelo y Punto. Él se inclinó por las artes y se compró un piano. Con ese piano nunca dio pie con bola, pero yo jugando le saqué bastante música. Empecé a coger clases de piano clásico a los cinco años en el Conservatorio de Música de Puerto Rico, hasta los catorce. Luego le di un descanso a la música para estudiar teatro en la Universidad de Puerto Rico, pero nunca terminé el programa. En la universidad conocí la bomba a través de un estudiante que trabajaba con el folclor. Me presentó la bomba y me enamoré y empecé a tocarla. Luego ingresé al Conservatorio donde terminé el bachillerato en Jazz y Música Afrocaribeña con concentración en Percusión Latina. GDE: ¿Qué músicos te inspiraron durante tu preparación y desempeño como percusionista? AR: En el área de la música, del folclor, mi profesor inicial fue Jerry Ferrao y terminé tomando clases con Víctor “Vitito” Emanuelli, quien es mi maestro hasta el día de hoy. Fuera de eso, Paoli Mejías, que también fue mi maestro y Andrew Lázaro, el coordinador del Departamento de Jazz y Música Caribeña del Conservatorio. Para mí estas personas son el elemento clave para ser quien soy hoy día. GDE: También das clases de música, ¿cómo te iniciaste como maestra? AR: Mi primer trabajo como educadora fue hace como dos años cuando empecé a dar clases de música en general en un programa dirigido a niños de residenciales públicos que se llamaba Danza, Música y Teatro, bajo el Departamento de Recreación y Deportes. Me asignaron el Residencial Yukiyú en Loíza y fue allí donde empecé a trabajar con niños y me gustó. Era un programa muy bueno, pero lamentablemente el gobierno lo eliminó al recortar fondos. Luego entré al Taller Tambuyé en Río Piedras, una escuela de baile que dirige Marién Torres y donde se dan clases de danza aérea, yoga, salsa, rumba, plena… Entré como maestra de percusión de bomba; la primera vez que le doy clases a adultos, que es una dinámica totalmente diferente. GDE: Háblame del Émina. AR: La mayoría de las chicas de Émina, con la excepción de una, estudiamos juntas en el Conservatorio de Música donde participamos en conciertos para los que teníamos que trabajar juntas. En el mundo de la música tienes que tener el cuero duro para sobrevivir el ambiente y poder llevarte bien con tus compañeros. Es un ambiente bastante fuerte y competitivo. Entonces siempre me gustaba la vibra que había entre nosotras. Con ellas se podía improvisar en tarima y sentirte cómoda al irte hacia cualquier dirección dentro del tema pues respondían muy bien. Entonces las convoqué a una reunión y les dije: a mí me gusta trabajar con ustedes y quiero hacer un grupo, pero no quiero que sea de nenas, vamos a empezar por ahí. Nos van a llamar un grupo de mujeres y no quiero que sea un grupo de mujeres. GDE: ¿Por qué? AR: Para empezar, el propósito de un grupo musical no debe estar atado a su sexo, debe ser que todo el mundo haga buena música. Tener un grupo de mujeres te limita a que si necesitas un bajista y a lo mejor tienes un varón que haga un mejor trabajo que una mujer, tienes que escoger a una mujer porque es un grupo de mujeres. Tampoco me gustaría escuchar que El Gran Combo es un grupo de varones porque no lo es, que yo sepa no es un requisito ser varón. Así que no me gusta la idea, siento que nos estaríamos limitando y se perdería el enfoque principal de hacer un grupo, que es relacionarte con gente con la que tengas buena química y que juntos hagan un buen trabajo. Pues convoqué esa reunión inicial y después comenzó un colectivo, todas aportamos por igual. A veces, unas estamos más al mando que otras, en específico Janice y yo, que corremos el grupo pues somos las originales desde el principio. Por ejemplo, ahora mismo estoy en Seattle y en estos últimos meses Janice es la cabeza del grupo porque consigue muchos contactos y trabajo. A ella le encanta ser la relacionista pública del grupo y lo hace muy bien. Poco a poco nos hemos amoldado a nuestras tareas; ahora mismo trabajo más en la parte creativa que en la administrativa. GDE: ¿Cuál es la historia detrás del nombre? AR: Émina es Fémina, pero sin la “F”. Para no hacer un grupo “F”emenino le quitamos la letra y ¡listo! GDE: ¿Qué pretenden con su música? AR: Ahora mismo representamos parte de lo que es la música independiente en Puerto Rico. El público pide cosas nuevas y está abierto a escuchar diferentes tipos de música. Nosotras queremos resaltar de una manera u otra el folclor de Puerto Rico, pero también nos gustan mucho los elementos electrónicos y cada una se los integra a nuestra música. Tanto la bajista Angélica Kolsan como Aniela Batrés, que vino como estudiante internacional de México al Conservatorio y que toca el vibráfono MIDI, o sea que le puede poner sonidos de violines, piano, de cualquier cosa y visualmente se ve espectacular porque lo toca con cuatro palos. El sonido es súper cool y no he visto a mucha gente haciendo eso en Puerto Rico. También Janice, que tiene su saxofón tenor y una pedalera de guitarra para cambiarle los sonidos, y yo, que toco percusión en vivo, pero la mezclo con percusión original que ya tengo creada y trabajada. GDE: ¿Qué planes tienen para este año? AR: Ahora mismo estamos de sencillo en sencillo porque estamos a “pulmón records” y se nos hace un poquito más económico trabajar un tema la vez. Ya tenemos tres sencillos en las redes sociales. El último que se llama “Kingky”, solamente está en YouTube, pero pronto estará en las plataformas digitales. Este año queremos terminar un EP o un disco. Aprovechamos estos tres meses que estuve fuera de Puerto Rico para trabajar fuerte con la preproducción y tratar de solicitar espacios en los festivales internacionales para ver si empezamos a salir más de Puerto Rico. Ya viajamos a Nueva York, pero queremos explorar otras áreas. La Ñapita: Descríbete con una palabra: fajona ¿Qué te gustaría mejorar de ti? La dieta (se ríe) Lugar del mundo: Puerto Rico Frase: “El futuro no es hacia delante, es 360” Un libro o disco favorito: mi disco favorito de toda la vida es Ré de Café Tacuba; lo puedo comprar cuarenta veces, se me guaya y vuelvo y lo compro. Ahora mismo tengo pegao el disco de Los Pleneros de la R que me gustó mucho. ¿Cómo se llamaría la película de tu vida? “Un día a la vez” De no ser percusionista, serías: veterinaria Un puertorriqueñ@ que admires: Esmeralda Santiago porque ella es del barrio Macún de Toa Baja igual que yo, y enterarme que había una escritora del barrio en que me crié para mí fue y sigue siendo algo grande. Quisieras aprender a: tocar trompeta ¿Cómo te relajas? Con música ¿Qué te da esperanza? Mis estudiantes Quisieras que te recordaran por: lo que aprendieron de mi, por lo que pude dejar de legado. Sigue a Émina en las redes sociales: eminamusicpr.com Facebook: Éminamusicpr Twitter: @eminamusicpr Instagram: @eminamusicpr |
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Diciembre 2020
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