Mientras se criaba entre los pueblos de Mayagüez y Añasco, Henry Cole entendió desde pequeño que la música formaba parte de su esencia. Hoy día, a Henry se le considera internacionalmente como uno de los bateristas más importantes de su generación, debido a su indiscutible talento, dedicación y empuje. Por su capacidad de adaptarse a las distintas vertientes musicales, Henry ha compartido estudios de grabación y escenarios alrededor del mundo con artistas de renombre como: David Sánchez; Quincy Jone’s Global Gumbo; Giovanni Hidalgo; Bobby Valentín; Paoli Mejías; Chambao; Residente, y Draco Rosa, entre otros. En el 2012 lanzó su primer disco Roots Before Branches junto a su agrupación, que en aquel entonces llevaba por nombre Afrobeat Collective. Ese mismo año figuró en el disco de Calle 13 que ganó un Grammy por mejor disco de rap urbano; también colaboró en el disco Alma adentro del saxofonista Miguel Zenón, que recibió una nominación al Grammy por mejor disco de jazz. A sus cuarenta años, Henry tiene en sus manos una importante misión, tal vez la más importante de su carrera. Junto a su clan que bautizó como Villa Locura, Henry se propone transmitir y promover un estilo musical que refleje la fusión de los ritmos africanos, indígenas y europeos que nos definen como puertorriqueños: la música mestiza. A continuación, la entrevista que le hicimos a Henry en su versión editada y condensada. GDE: Remontándonos a lo que podemos llamar tus inicios como músico, cuando tenías como nueve años y tomaste las primeras clases de percusión en la Escuela Libre de Música de Mayagüez, ¿qué de la percusión fue lo que te apasionó y que aún te acompaña? HC: Empecé a tocar el piano a los cuatro años en casa de mi abuela, pero un día en casa de mi tía había un disco, el soundtrack de la película Rocky. Escuché el tema “Eye of the tiger” y automáticamente me enamoré de la intensidad del ritmo de la batería. Entonces se lo llevé a mi vecina en Añasco y le dije: escucha este disco, qué ritmo, me gusta la batería. Ella me dijo: Si te gusta eso, escucha esto. Era el disco To hell with the devil de Stryper y dije: no, ahora sí que esto está a otro nivel. Automáticamente empecé a tocar con unos bolígrafos que tenía en su cuarto hasta que los rompí. En ese momento dije: quiero entrar a la Escuela Libre de Música y coger clases de batería. Empecé en la escuela a los nueve. Lo irónico fue que mis clases no eran con batería, eran en un tamborcito de plástico y leyendo música. No fue lo que pensé pero continué estudiando y aprendiendo a leer música hasta que a los quince años me regalaron mi primera batería y empecé a tocar con una banda de ska del área oeste; por ahí comencé. Creo que siempre quise ser un buen baterista… me gustaba tocar, la energía de la batería, practicar… Pero creo que hubo un momento decisivo cuando vi un video del grupo de Eddie Palmieri en el que Giovanni Hidalgo y Anthony Carrillo tocaban juntos. Ahí fue que dije: esto es serio, y por este camino es que me voy a inclinar, a buscar esa excelencia como baterista y como músico. Hasta el sol de hoy creo que son mis ídolos principales, por lo que representan con relación a nuestra cultura, a nuestro país, a la parte técnica, musical y folklórica. GDE: A fines de diciembre iniciaste tu proyecto “Escuelas en Ritmo” que incluyó la entrega de instrumentos de percusión, charlas y demostraciones de solos de batería, a tres escuelas de música en los pueblos de Mayagüez, Añasco y Yauco, ¿qué te trajo esa experiencia y cuál es la próxima fase del proyecto? HC: El proyecto es una iniciativa que empezó cuando me cansé de esperar que algo pasara. Dije: voy a ir por mi cuenta. Voy a llevar un montón de palitos de baterías que tengo en el closet y empezamos por ahí a ver qué pasa. Mi intención principal era hablarle a los chamaquitos, decirles lo mismo que estamos hablando ahora, para que ellos lleguen más preparados a lugares donde estuve y que vi lo que me hacía falta. Entonces una de las compañías que auspicio vio este esfuerzo y me dijo: Henry, ¿y si te damos instrumentos para las escuelas? Los instrumentos me facilitaron el camino para llegar a los niños. Visitamos estas tres escuelas y fue súper bonito. Como siempre, encontré un montón de talento, que en Puerto Rico nunca falta. Las cosas materiales, es relativo, a veces la falta de lo material da unas cosas que no da el tenerlo todo. De lo que sí me percaté fue que lo que hay que mejorar es la filosofía, lo que se enseña. Pero ese fue el mensaje: cómo los estudiantes pueden sacarle provecho a las siete horas que tienen desde que salen de la escuela hasta que se acuestan a dormir; cuáles son los sacrificios que hay que hacer; la importancia de la rutina, de la disciplina, de la lectura, de sacarle provecho a las cosas gratis que tienes en su pueblo. Cómo pueden maximizar lo que tienen alrededor antes de decir: me voy de aquí porque no hay nada. Compartí esa filosofía con los muchachos y fue súper especial. El Instituto de Cultura después abrió una convocatoria para propuesta nuevas. Sometí una para darle seguimiento a estas escuelas, para hacer tres visitas adicionales a cada una. No la aprobaron. Varios maestros me escribieron para que visite otras escuelas y les digo que sí a muchos pero se me hace difícil decirle que sí a todo el mundo aunque quisiera. Quizás la próxima fase sea hacerlo por mi cuenta… GDE: ¿Qué músicos te inspiran hoy día? HC: Pues más allá de músicos… hace unos años empecé a buscar inspiración en otras personas que no necesariamente son músicos. He leído mucho acerca de la vida de muchos individuos porque me di cuenta de que hay un camino universal hacia la excelencia, independientemente de que tu disciplina y la mía sean distintas. Creo que los procesos son bien parecidos. Yo creo que si juntas en una mesa a Albert Einstein, Bruce Lee, Walt Disney, Picasso y a otros, aunque hagan cosas muy diferentes, siempre van a estar de acuerdo en unas leyes, en unos pasos y en unos valores principales. Entonces empecé a buscar inspiración. Nunca me he considerado rasta, pero lo que representa para mi la figura de Bob Marley… un individuo que creó un estilo de música basado en su folclor e isla. Luego usó la industria de Inglaterra y la norteamericana como puente para transmitir su música, que al final es religiosa y folklórica de Jamaica. Creó su producto, una empresa, un estudio donde hizo todo y lo exportó desde Jamaica a nivel mundial. Otra figura que me inspira desde ese aspecto es Fela Kuti, que pudo incluir en un mismo marco todas esas influencias con las que se topó como rock and roll, folclor y jazz; las unió todas y lo hizo desde Nigeria. La figura de Pablo Picasso es bien importante porque siempre estaba bien atado al folclor flamenco, a los gitanos. Para mí el folclor es bien importante, la parte étnica, los rumberos, los pleneros, los gitanos… son quienes tienen el contenido social y natural. Eso se mezcla después con la academia y de ahí salen cosas más grandes; la academia sin el folclor es muy vacía. También los atletas me inspiran mucho, pero quizás la persona que siempre está presente es la de Bruce Lee por lo que logró, cómo unió todas estas influencias y creó su propia voz. Me parece que es lo que trato de hacer en la música, unificar y crear, romper un poco las barreras de los géneros y estilos y lograr tener una visión más universal de las cosas. Hay músicos que me inspiran en la parte de la música pero para mí la parte física es importante también. Entonces Bruce Lee está en la parte filosófica, espiritual… pero también tiene la parte física que lo completa. Mezcló todas las artes marciales que estudió y encontró las similitudes para crear su propio género que básicamente no tiene estilo; es cómo reaccionar y responder a todo dependiendo de las circunstancias. GDE: Tengo entendido que eres una persona espiritual, ¿tienes alguna práctica espiritual que forme parte de tu rutina? HC: La parte espiritual es sumamente importante para mí. He aprendido un poco de muchas religiones, pero no puedo decir que me defino en una sola área; no puedo decir que soy budista, o católico… De todas las religiones hay cosas que me llaman la atención y con las que estoy de acuerdo. Lo que funciona para mí es agarrar un poco de todas y adaptarlo a mi realidad. La religión taoísta me parece increíble, es a la que más me acerco. Esta idea y filosofía que te hace responsable de tu realidad es muy interesante para mí. No hay que ser una víctima de las circunstancias sino crear nuestras propias circunstancias. Hace poco perdí mi apartamento por un fuego y aprendí que uno siempre le pide a la vida, pero entonces se desanima mucho porque le pidió unas cosas… uno tiene que negociar y encontrar un punto medio, un tipo de armonía. Así que hago eso más. También trato de ir al gimnasio todos los días y cuando no estoy de gira a veces voy dos veces al día. Creo mucho en que uno vibra en diferentes frecuencias y en estas frecuencias encuentras diferentes oportunidades y gente. Entonces cuando estás en una frecuencia más alta, estás más pendiente a detalles; no hay ideas grandes, hay detalles pequeños que la gente ve y que luego se convierten en ideas grandes. Muchas de estas ideas se me ocurren en el gimnasio mientras entreno. Es un espacio que es casi como una extensión de cuando practico la batería pero más intenso en el músculo. También pienso que es un buen punto de referencia, de saber dónde tú estás, porque el ejercicio no te miente, o puedes o no. GDE: En el 2003 te mudaste a Nueva York para ingresar en la Manhattan School of Music con una beca para estudiar con el baterista y compositor John Riley. Además de la exposición y oportunidad de tocar con músicos reconocidos a nivel internacional, ¿que más trajo a tu vida esa partida a la Gran Manzana? HC: A diferencia de otras personas, cuando me mudé ya había explotado todas las posibilidades y oportunidades que tenía a mi alrededor. No me fui pensando en que aquí no hay nada, que lo veo mucho, cuando me fui ya tocaba con todos los artistas mil veces, todos los géneros, y el círculo se repetía. Me fui a Nueva York porque para mí era el próximo paso. La decisión inicial fue estudiar con John Riley, pero no tenía dinero ni familia en Nueva York y quería vivir allá, que podía ser muy complicado. Entonces dije: ¿cómo llego a Nueva York sin dinero y tener un lugar para vivir? Pues tengo que audicionar en una universidad que me de una beca, me pague el room and board y me dinero para vivir en Nueva York. Así mismo lo pensé, así mismo lo hice. Me preparé para que esta universidad en la que enseñaba John Riley, con quien quería estudiar, me diera una beca. Me la dieron casi completa, incluía room and board y unos préstamos estudiantiles; con eso llegué a Nueva York. El primer año empecé a tocar con figuras como David Sánchez y a viajar y generar dinero. Nunca terminé la escuela porque en un momento todo se volvió muy complejo. Ahora soy el profesor sustituto cuando Riley se va de viaje, pero emocionalmente fue duro. Estuve una semana llorando sin parar por todo el cambio, por el esfuerzo; me ponía mucha presión. Entonces dije: voy a viajar, quedarme en las giras y quitarle presión a mi vida. Empecé otra vez poco a poco. Nueva York está en movimiento todo el tiempo y es para la gente que busca crecer, que quiere hacer más de la cuenta. Yo soy así, siempre busco la manera de hacer más y mejorar como persona. En esa ciudad tienes esa energía. Empecé a viajar desde 2003 y no he parado, gracias a Dios, tocando por todo el mundo, conociendo gente, diferentes culturas, viendo qué es lo que me hace falta. Después de quince años en Nueva York, ahora en vez de mil bateristas hay cinco, son las mismas caras. Entonces ya todo el mundo tiene talento, no hay nada que probar. Es bien interesante porque en este punto te preguntas qué es lo que nos diferencia a unos de otros y lo que vi que en realidad es el escalón para subir, es una cuestión de grupo, de cómo se ayudan entre ellos: los israelitas se ayudan entre ellos, los europeos, los afroamericanos, ese tipo de ayuda. Entonces dije: perfecto, déjame buscar mi grupo. Pero no lo encontré o más bien lo encontré separado. Ahí es donde estoy ahora, en cómo lograr eso. En ese nivel bien alto, lo que diferencia un contrato de veinte mil dólares de uno de once mil es que en el de veinte mil las personas funcionan en grupo y en el de once mil estás tú solo, que es bueno porque tienes el talento, estás preparado, pero necesitas el clan. GDE: Una persona como tú, que toca con tanta gente ¿hay alguien con quien no hayas tocado y con quien te gustaría compartir el escenario? HC: Buenísima pregunta, me la hice muchas veces. ¿Sabes qué? Quizás puedo mencionar algunos nombres por decir alguien, pero si te soy bien honesto, lo que quisiera ahora mismo es llevar mi proyecto a los mismos escenarios donde ya toqué con otras personas, tener mi representación con mi grupo en ese nivel. He tocado con mucha gente, pero ahora lo que quiero es que me llamen del mismo festival en que están ellos, y te lo digo con todo mi corazón para que te llegue, eso es lo que me hace falta y por eso es por lo que lucho tanto. Quiero estar ahí mismo, quiero ser parte de eso, pero con mi voz y con mi clan. GDE Háblame de tu clan Villa Locura, ¿quiénes son y qué mensaje quieren llevar con su música? HC: Villa Locura empezó como el Afrobeat Collective, que fue el primer disco que hice con el grupo hace unos años cuando empecé a escribir música original. Le puse ese nombre porque para mí afrobeat es un término de los beats de África, pero en el mercado afrobeat funciona como una marca; eso lo descubrí después. Para un festival de jazz decidí cambiarle el nombre a Villa Locura para alejarme del afrobeat. Dije: este grupo, somos doce, se va a llamar Villa Locura, como el barrio de Añasco de donde soy. Villa Locura busca transmitir la experiencia de la música puertorriqueña que es una música mestiza, que es nuestra verdadera identidad, nuestra voz. La música del segundo disco Simple que terminé hace poco es una experiencia del músico puertorriqueño que toca todos los géneros para vivir. En Puerto Rico nadie es una sola cosa, que no es lo que sucede cuando vas al mercado internacional que siempre hay cosas bien específicas: el mejor baterista de rock, el mejor de jazz… Nosotros somos mestizos y como único podemos sobrevivir es navegando por todos los géneros y para eso hay que encontrar cómo es que se unen en lugar de cómo se separan. Vemos el ejemplo de Ricky Martin, que pudo cruzar porque tenía una mezcla de música anglosajona, latina, rock and roll, una sopa. Entonces ese asopao es el mismo que después hizo Calle 13, que mezcla a Café Tacuba con Los Fabulosos Cadillacs, con reggaetón… La música de Miguel Zenón es mestiza, tiene un poco de acá y de allá, también la música de David Sánchez y la de Jerry González. Esa mezcla mestiza es un sancocho que solamente se hace aquí. Pero quizás no hemos visto que ese es nuestro súper poder. Trato de impulsar este proyecto por mi cuenta y sí, me llaman para festivales de Milán, de España… porque los productores me conocen, me han visto tocar y por eso me invitan. Pero el próximo nivel está en que una agencia de booking nos firme pues son los que te venden y te ponen a tocar por todo el mundo. Mi propuesta no llama la atención porque no saben cómo verla. Prefieren los proyectos de Cuba porque ya tiene esa marca de lo Yoruba, lo exótico de Cuba. Nosotros no tenemos una marca para la música mestiza, para que las agencias de booking prefieran el proyecto de Puerto Rico versus el de Cuba. Para que en los Grammys haya un premio para el mejor disco de música mestiza. Definir nuestra voz es bien complicado. Me inspiro mucho en grupos como Plena Libre que ha logrado mantener sus giras y vender su música puertorriqueña desde Puerto Rico. También es muy admirable lo que hicieron los artistas de reggaetón porque crearon su propio andamiaje y voz, y se ayudan entre ellos. Por eso vivo de la música en Nueva York, porque la gente busca un baterista que pueda traer diferentes influencias con el filtro del jazz. Pero Villa Locura busca cruzar esa línea, desarrollar ese andamiaje. No quiero echar para atrás ni perder las energías pero es bien challenging, verlo tan claro y darte cuenta de lo que hace falta. Necesitamos que la industria nos apoye y en eso estamos. Es un esfuerzo grande, bien ambicioso. Para darte un ejemplo, fui al estudio de Jimi Hendrix en Nueva York porque iba a grabar el disco nuevo de Residente. El día antes fui para ver qué batería tenían. Entré al espacio y dije: este es el lugar para grabar mi segundo disco. Sólo tenía como quinientos dólares en mi cuenta de banco. Pero conseguí al ingeniero que le mezcla discos a Coldplay y a John Mayer; al ingeniero de mastering que mezcló discos de David Bowie, todo eso por mi cuenta, con el talento como carta principal y sobre todo con la honestidad para abrir esas puertas y defender esto. Quería ver cómo funciona cuando traes el talento a estas herramientas que usualmente tienen los presupuestos más altos y en los cuales la gente graba por separado. Grabamos en tres días con todos los músicos en vivo. Entonces fue un intento de unir esas dos cosas: gente que toca en vivo todo el tiempo en un disco con todas estas herramientas. GDE: El 2018 fue un año muy importante para ti: lanzaste varios sencillos de tu segundo disco, filmaste el documental “If We Are Related We Shall Meet” en La Habana… ¿qué podemos esperar de Henry Cole y Villa Locura para este año? HC: Espero que el nuevo disco Simple salga para mayo. Tengo buena visión con el proyecto y quizás convertirlo en una instalación para que la gente vaya y lo escuche, más arte que otra cosa. Me enamora vivir en Puerto Rico. Ahora mismo tengo una casa acá y un estudio donde practico, aunque es un poco retador emocionalmente; aquí es duro. Quizás puedo hacer un híbrido y seguir entre Nueva York y estar más acá… y como lo hizo Bob, que para mí eso es bien importante y me inspira, poder crear un estilo de música que refleje nuestra cultura mestiza, que los discos se hagan aquí y todo se exporte desde acá a nivel internacional. Ojalá se diera eso, es mi sueño… La Ñapita: Descríbete con una palabra: guerrero ¿Qué te gustaría mejorar de ti? Más disciplina Lugar del mundo: varía en tu experiencia personal Frase: “If we are related we shall meet” Alguna obsesión o manía: siempre siento que puedo dar más ¿Te gustaría conocer a? Kelly Slater Un libro o disco favorito: El libro se llama La puerta del dragón de Ana Alonso y Javier Pelegrín; el disco: Duke Ellington & Joe Coltrane. ¿Cómo se llamaría la película de tu vida? “Caminante no hay camino,” una cosa así De no ser baterista, serías: político, aunque no creo que sobreviviría en la política de hoy día, pero haría proyectos para unificar masas Un puertorriqueñ@ que admires: Alejandro Tapia y Rivera Quisieras aprender: administración de empresas ¿Cómo te relajas? Una hora después de lograr algo en lo que trabajo con toda mi fuerza me relajo una o dos horas y soy la persona más feliz del mundo; después sigo con lo próximo. ¿Qué te da esperanza? Que siempre me acuerdo de que esta es una oportunidad que tenemos de vivir. Quisieras que te recordaran por: una persona que unifica, que busca las similitudes de todas las cosas que nos rodean Sigue a Henry Cole en las redes sociales: henrycolemusic.com; villalocura.com Instagram: @villalocura
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Sergio Yamil Morales, a quien muchos llaman por su segundo nombre, es ebanista de profesión y el genio detrás de SMaderas Custom, su compañía de creación de cajones. Oriundo de Aguadilla donde también tiene su taller, sus exquisitas piezas llegan a lugares como México, Alemania, República Dominicana y los Estados Unidos. A sus 33 años y al sol de hoy, Yamil ha entregado 1,123 piezas firmadas de una calidad inigualable y con la capacidad de producir un sonido que previamente existía sólo en su cabeza. Conversamos un rato con el maestro ebanista; a continuación la entrevista editada y condensada.
GDE: Hola Yamil, gracias por este un ratito. ¿Cómo nació tu afinidad por la música? YM: ¡Saludos! Pues, creo que desde las cacerolas de mi mamá porque literalmente cuando se hacía café con colador, yo jugaba con esas cacerolas y escuchaba un tono, un sonido como lo que es el bongó. Pero eso fue por cosas de la vida, no fue que alguien me enseñó, me gustaba el sonido cuando le daba cantazos a las latas. A los doce años trabajaba en un taller de serigrafías y mi papá me regaló un bongó; decidí venderlo para comprarme una guitarra. Pero antes, pasaba por una casita y en el zafacón había muchos pedazos de madera, los recolectaba y los llevaba a casa para inventar. No sabía lo que hacía en ese momento. Me gustaba montarlos, ensamblarlos, como darle Legos a un niño. Cuando salí a vender el bongó, quien era mi jefe me dijo: tengo una persona que te lo va a comprar. Resulta que llegó una pickup de donde iba a recoger la madera y no sabía que él era músico, percusionista. Se llama William Pérez Cruz y ese fue mi papá adoptivo en el sentido de lo que es trabajo. Luego de esa venta del bongó, me ofreció trabajo porque cuando llegué a su taller me sentí en Disney. Empecé a ver máquinas, muchos pedazos de madera, gabinetes, algo que no sabía que me iba a llamar tanto la atención porque era la primera vez que lo veía. Él vio mi cara y me preguntó: ¿quieres aprender a trabajar la madera? Le dije que sí y preparó un pedazo de madera y me enseñó lo que significaba una pulgada. Me dijo: tienes que aprenderte esto para comenzar a trabajar. Por un año sólo estuve lijando y luego entendí el procedimiento de la lija. Estuve ocho años con él y gracias a él logré mi taller de ebanistería. Mi mamá me regaló parte de las máquinas y a mis 19 años hacía cocinas solo. Aprendí con una persona muy diestra, fue mi escuela y graduación; ahí fue que vi las piezas de percusión y todo cambió. GDE: ¿Dónde y cuándo escuchaste un cajón por primera vez? Describe ese momento. YM: En el 2002 o 2003 escuché un cajón peruano que no utiliza cuerdas y no me llamaba tanto la atención el sonido. Llegó esta persona que se llama Freddy Santiago, mi amigo y un maestro de la percusión en Puerto Rico a nivel mundial y que levantó una escuela de percusión en Alemania, con un cajón alemán. Cuando le metió la palmada a ese cajón dejé lo que hacía; ese sonido me mató. Ahí fue que miré lo que era, de lejos, no podía decirle quiero hacer uno por respeto de ebanista, de jefe a empleado. Esperé cuatro años. En el 2004 me enseñó a hacer uno pero no me dijo qué madera usar. Me tocó a mí la asimilación, elaborar mi estilo y conseguir el sonido que tenía en mente. Entonces le dije: me encantaría desarrollar esto para vivir de esto. Y me dijo: tú eres ebanista, con el arte que tienes te puedes ganar el dinero así. Ya había salido del taller y él llegó una vez a casa y vio como unas 40 piezas que había montado y me dice: muchacho, te volviste loco. Le dije: ¿te acuerdas que te dije que quiero vivir de esto? Voy a echar pa’lante. Él me miraba y miraba las piezas y decía: este tipo no estaba relajando. Entonces empecé a elaborar, a darle las piezas a músicos, a hacer investigación como por dos años, buscando la tapa del cajón pues aún no me sonaba. Eran piezas que hacía y se perdían. Entonces le mostré la pieza a unos amigos músicos, Obed Sepúlveda que ha tocado con Wisín y Yandel, y Antonio Alonso, el baterista de Kany García, personas que me iban a decir si servía o no. Cuando me dijeron: éste está bien cerca, eliminé todo lo que no servía y comencé nuevamente con ese. Y no me arriesgué a escuchar otras piezas porque yo tenía el sonido en mi oído y si escuchaba otras piezas puede que se mezclara con lo que sentía que quería en el cajón. Cuando conseguí la tapa que era, dije: este es el sonido que tengo dentro de mí, que quiero expresarle a la gente. Cuando conseguí el que estaba en un 98, 99 por ciento, se lo volví a dar a mis panas y abrieron los ojos bien grandes y me dijeron: esto suena bien bravo. GDE: SMaderas Custom Woods comenzó operaciones oficialmente en el 2006, ¿cómo les va? YM: En el 2006, 2007 fue que realicé algunas ventas y desarrollé el look de la pieza. Puedo hacer un cajón que suene brutal pero si no tiene estilo no lo puedo vender. Ahora, si hago una presentación que lo quiera comprar hasta el aficionado más grande para dejarlo en una esquina de la casa y no tocarlo, eso es un logro porque entonces pude llamar la atención de él que cuando lo tocó dijo: wow. Pero no sé si Ricky Martin es su pana y va a su casa y pregunta quién lo hizo… Nosotros no tiramos algo a lo loco porque no sé de qué mano en mano puede correr la pieza. Hasta esta fecha llevamos 1,123 piezas firmadas en el mercado. Al mes pueden salir de tres a cuatro piezas, pero cada año que pasa se sigue doblando la cantidad y eso es positivo. Ahora es nuestra temporada por la Navidad. Es la época en que más se escucha la música puertorriqueña, la típica. Ahora los niños se identifican cada vez más con la música y el cajón. Cada año que pasa me encuentro con 10 a 12 niños que quieren un cajón para Navidad. Para mí eso es un honor porque en vez de querer una consola digital para jugar sus juegos quieren un instrumento. Esa es mi debilidad, los niños. GDE: Aproximadamente, ¿cuánto tiempo tardas en hacer un cajón? YM: Hago medias docenas porque a un panel de cuatro por ocho puedo sacarle 56 piezas. Entonces, para que el cliente tenga un buen precio tengo que empezar a hacer medias docenas o docenas. En una semana puedo sacar entre 20 a 25 piezas terminadas, con un empleado extra y trabajando de ocho a nueve horas diarias. Pienso que cuando te apasiona algo, mueves el mundo. GDE: ¿Cómo escoges los materiales? YM: Compramos madera de Paraguay que es el plywood. Si voy a exportar a Estados Unidos, muchas de las maderas de Puerto Rico en Estados Unidos se pueden dañar por el cambio de clima; se pueden expandir o encoger. Cuando hablamos de maderas nativas, escojo la caoba que me da mayor resonancia y algunos colores de otra calidad de madera que solo uso para adornar. El cuerpo tiene que ser un 80 por ciento caoba porque estoy seguro de que no le va a pasar nada. El majó me da un poco de problema si el lugar es medio húmedo, así que lo utilizo para diseño. GDE: ¿Cómo describes tus piezas? YM: Son piezas boutique. Tenemos varios precios, por ejemplo: una pieza de plywood en cedro regular con su tapa de birch comienza en $150 a $160. Tenemos piezas de $110 para estudiantes que vengan con su ID; se las doy casi al costo. Tengo un range de $480 a $560 que depende del arte. Tengo que ponerme en los zapatos del que lo va a comprar. Soy bien juicioso porque no quiero fallar y si pasara algo pido la pieza de vuelta y hago una nueva. Por ejemplo, si te vendo una pieza y te encantó, vas a buscar 30 músicos y decirles: no, tú no vas a comprar eso, tienes que ir a casa de fulano de tal en Aguadilla. GDE: ¿En cuántas tiendas tienes tus cajones? YM: En tres: Carlos Weber Music Center en Mayagüez; GJM Sound en Aguada, y Guitars Boutique en Guaynabo. GDE: ¿Algún percusionista que admires? YM: Tengo muchos, pero tengo que decir Freddy Santiago, que fue de quien aprendí. Después de aquel momento dejé de verlo por un tiempo. Su hija, que era mi amiga hace años, me consiguió por Facebook. Cuando vio SMaderas Custom por poco se muere. Me dijo: necesito que papi vea esto. Ella vino primero y estuvimos como cuatro horas en el taller hablando de lo que había pasado gracias a su papá. Entonces cuando vino Freddy me echó los brazos. Freddy Santiago es uno de esos percusionistas reconocidos mundialmente pero no tanto eso, es una persona bien natural, bien dada. GDE: ¿Algún famoso que te gustaría tuviera uno de tus cajones? YM: Hice un acercamiento a una persona que admiro mucho y que tiene una carrera muy interesante y es el percusionista de Calle 13, Daniel Díaz. GDE: ¿En qué trabajas actualmente? YM: En el 2018 incluí lo que es el full print, full color en la tapa. Eso significa que me envías una fotografía en el formato que necesito y vas a tener en tus manos el cajón con la impresión de la fotografía. Así es que ahora puedo trabajar full color en la tapa porque al cuerpo van sólo cinco colores. Cada vez que me llama un cliente para un cajón es una alegría, una satisfacción porque lo primero que me dice es: me siento honrado en tu trabajo, y te dicen tantos halagos que no sabes qué hacer. Se siente bonito, el truco es el servicio. Si digo el cajón está el lunes, el cajón está el lunes. Si se le rompió una cuerda, vamos a resolverlo. Ese es el éxito de mi trabajo. GDE: ¿Qué proyectos futuros tienes? ¿Qué quisieras lograr con tu empresa? YM: Quiero exportar mayores cantidades. Quiero ir al NAMM Show (una de las exhibiciones más grandes de productos musicales en el mundo que se celebra cada enero en Anaheim, CA), primero a conocer cómo se mueve. Como mi trabajo es boutique, es un trabajo único y custom porque un 70 por ciento de lo que vendo es custom, trabajo un proyecto en la web para que la gente pueda diseñar digitalmente el cajón con el color, diseño, y logo, y enviármelo. Me llega la orden, la persona paga y le doy de siete a 12 días de entrega; esa es una de las metas para el 2019. La Ñapita: Descríbete con tres palabras: apasionado, atrevido y llevadero Lugar del mundo: quiero ir a España, allí son muchos los artesanos de cajones Frase: “Ser perseverante” Coleccionas… Volkys Alguna obsesión o manía: con el café Una aplicación que uses con frecuencia: Instagram, me ayuda a estar más cerca de las personas. Te gustaría conocer a: John Mayer y a The Edge, de hecho voy a hacer una pieza en homenaje a U2 porque aprendí música con ellos. ¿Qué lees o escuchas al momento? Escucho la emisora radial Magic. ¿Qué te inspira? La naturaleza y mis dos niños. Algo placentero para ti es: la pesca y el surfing ¿Cómo se llamaría la película de tu vida? “Al ritmo de un café” Un puertorriqueñ@ que admires: Draco Rosa Quisieras aprender a: cantar y más de mercadeo ¿Cómo te relajas? Al mirar el mar con una taza de café y una buena plática Quisieras que te recordaran: como esa persona que nunca dijo que no. Sigue a SMaderas Custom Woods en las redes sociales: Facebook: SMaderas Custom Woods Instagram: SMaderascustom Pablo Parra pensó que iba a ser maestro de educación física elemental. Pero mientras cursaba su segundo año en la Universidad Metropolitana, para eso de 2005, conoció la capoeira a través de una amiga. La suerte estaba echada.
Lo que inicialmente le atrajo de este arte marcial afro-brasileño fue el aspecto instrumental, espiritual e histórico. “La capoeira me trajo ese conocimiento, ese trasfondo de la historia de las rebeliones de los africanos en Brasil. A pesar de que no soy brasilero, ni puertorriqueño (Pablo nació en Santiago de los Caballeros en la República Dominicana) soy afro-descendiente y la historia fue muy similar en el Caribe. Sí, está la parte del ejercicio y movimientos, pero lo más que me llamó la atención fue esa parte cultural, las canciones y percusión, pues es un arte más holístico en comparación con los deportes que practicaba,” comparte Pablo. Uno de los rituales de la capoeira es bautizar a quienes la practican con un nombre. El mestre (maestro) escoge un nombre único que identifique al practicante. Puede provenir de un atributo físico o hasta de un momento jocoso. Por su altura de 6’1 y el gran alcance de su patada, a Pablo lo bautizaron “Pernalonga” que significa piernas largas en portugués. Brasil Para sumergirse de lleno a la cultura y práctica de la capoeira, Pablo viajó tres veces a Brasil. Su último viaje fue a Salvador de Bahía en el 2014 y según él le cambió la vida. “Esos viajes fueron para buscar información en la meca, para beber agua de la fuente en el lugar que es. Si alguien va a aprender de bomba pues viene a Puerto Rico. Sí, hay bomba en Chicago, en Nueva York, pero aquí es que es; lo mismo con la capoeira.” Capoeira orgánica Desde el 2014 Pablo ofrece clases de capoeira orgánica, para la cual entrelaza la tradición Angola y la metodología Senzala con la que aprendió. “Va más dirigida al movimiento orgánico, a tener más conciencia con tu cuerpo, a ir paso a paso.” Pionero en la Isla en capoeira infantil, diseña sus clases al combinar la metodología de la capoeira con la educación física tradicional. Entre los beneficios que trae el arte a los niños se encuentra el desarrollo de las destrezas motoras, así como la canalización del sueño y agresividad. “La música también es componente clave, siempre traigo mis panderos pues la instrumentación es bien importante, además que los niños se exponen a otro idioma pues las canciones son en portugués.” Pablo ya realizó dos graduaciones de capoeira infantil. Según Pablo, la capoeira también trae innumerables beneficios a los adultos, como una mayor conciencia con el cuerpo y un enfoque más positivo de la vida. “…mejora la autoestima y al ser un proyecto social, trae un apoyo colectivo.” Pablo ofrece clases de capoeira orgánica los sábados a las 11:00 a.m. en El Bastión del Viejo San Juan para niños de seis a 11 años. Para adultos, las clases son los lunes a las 6:30 p.m. en el área de la laguna de Condado. También ofrece talleres en campamentos de verano y clases privadas. Oferenda Significa ofrenda en portugués y es un proyecto social de música creado hace dos años por Pablo. Los integrantes, mayormente percusionistas, ofrecen música afro-brasileña, específicamente en el genero de afoxé, o música afro-mágica de Brasil. Durante el día ofrecen talleres de movimiento con técnicas de sound healing y West African Dance, entre otras. También participan de talleres de yoga con meditación guiada, los cuales acompañan con instrumentos mágicos como gones y campanas. Por las noches, el proyecto se transforma en una agrupación musical que ofrece música bailable con instrumentos afro-mágicos como el berimbau, atabaque, batá y percusión contemporánea de cajón y rebolo; también incluyen un sintetizador para el elemento electrónico. Se presentan en lugares de la escena local como El Boricua en Río Piedras y El Local en Santurce. “Lo que llevamos con nuestro sonido es una experiencia. De repente tocamos una samba afro, nos movemos a un samba reggae, luego a temas instrumentales, la gente baila y se identifica con los coros. Es muy poderoso.” El grupo espera lanzar su primer disco el próximo año. La Ñapita: Descríbete con tres palabras: positivo, curioso y enérgico Lugar del mundo: Salvador de Bahía, Brasil Frase: “Alegría total” Coleccionas: plantas e instrumentos Alguna obsesión o manía: tocar en cualquier superficie para hacer ritmos Una aplicación que usas con frecuencia: Instagram y el calendario ¿Qué lees o escuchas al momento? Música africana ¿Qué te inspira? La vida, el sol, el calor, el mar, la música, las personas que más allá de sudar quieran transformarse y ser capaces de crear algo Algo placentero para ti es: una taza de café, tocar música con mis amistades ¿Como se llamaría la película de tu vida? “La superación de un inmigrante” Si existen las vidas pasadas, ¿que fuiste en otra vida? Una planta o un tambor Un puertorriqueñ@ que admires: Ismael Rivera Quisieras aprender a: cultivar la tierra ¿Cómo te relajas? Respirando ¿Qué te da esperanza? Que voy a ser padre Quisieras que te recordaran por: contribuir a la cultura ya sea con la música o con la capoeira Sigue a Pablo en las redes sociales: Facebook: Capoeira Orgánica Puerto Rico Instagram: @oferendapr Email: capoeiraorgánica@gmail.com |
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Diciembre 2020
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